Valladolid
Los trabajadores de Saeta en huelga vuelven a la calle y amenazan con «elevar el conflicto a Holanda»Los empleados en lucha por la mejora de sus condiciones laborales comienzan a hacer turnos de vigilancia en la fábrica
La lucha de los trabajadores de la fundición vallisoletana Saeta Die Casting por mejorar sus condiciones laborales ha vuelto a salir este jueves a la ... calle. Exigen «dignidad, respeto, valoración y un proyecto de futuro», unas reivindicaciones que, como ya ocurrió el pasado 26 de junio, han hecho visibles con una manifestación a pie que les ha llevado desde la fábrica, en la calle Aluminio del polígono de San Cristóbal, hasta la sede de su matriz, Signify (Philips, la antigua Indal), en el de Argales.
«Nuestra salud no se vende, se defiende». «Beneficios para unos, migajas para otros». «No somos marionetas en manos de Saeta». «No hay otra manera, o con la patronal o con la clase obrera». Y por supuesto los clásicos «si esto no se apaña, caña, caña, caña» y «si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra». Todo eso y más han gritado los participantes en la protesta, que ha reunido a alrededor de un centenar de personas y ha ocasionado grandes atascos de tráfico en la zona sur en plena hora punta, puesto que se ha desarrollado entre las 13.30 y las 15.15.
Ahora bien, las consignas que más han secundado los empleados, que llevan una semana larga en huelga indefinida, han sido las que ponían en la diana a los gestores de la compañía. «Qué perros, menudos jetas, la Dirección de Signify Saeta», coreaban, y sobre todo «Arturo dimisión» y «váyase, señor González», en referencia al gerente. «Durante las últimas reuniones de negociación ha demostrado que no tiene ninguna voluntad real de diálogo», han criticado en el manifiesto final, al que ha puesto voz el secretario del Comité de Producción, David San Modesto.
«Tras recibir la propuesta de la plantilla, en vez de sentarse a negociar, optó directamente por proceder a la amenaza de cierre, comunicarlo a los clientes y dejar claro que no tiene intención alguna de valorar alternativas», ha continuado San Modesto, que ha añadido que «esa no es la actitud de un gerente que quiera resolver. Es la de quien ya ha tomado una decisión y prefiere usar el miedo como herramienta». «Lo demuestra con frases como 'al primero que pase, le regalo Saeta'», ha sentenciado.
Ultimátum y cierre de factorías
De ahí el ultimátum que ha verbalizado el integrante de CGT en nombre del Comité de Huelga: «Esto se resuelve de dos formas. O se sienta a negociar con respeto y voluntad real, o el conflicto se elevará a Holanda. Y allí tendrán que decidir si van a sostener este tipo de dirección... o si están dispuestos a cerrar no una, sino las dos plantas», en alusión a que es en los Países Bajos –en concreto en la ciudad de Eindhoven– donde están las oficinas centrales de Signify, y a que Saeta es proveedor de piezas de la factoría de luminarias de Valladolid.
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Esta última industria se ubica en la confluencia de la avenida de Zamora con Arca Real. Para llegar hasta ese punto sin sufrir un golpe de calor, en las horas centrales de un día sobre el que pesaba una alerta por temperaturas extremas (35 ºC había cuando transitaban por la zona), los trabajadores han tenido que equiparse a fondo. Protegidos con gorras, sombreros, paraguas y sombrillas han hecho el camino desde San Cristóbal, hidratándose de cuando en cuando con las botellas de agua fría que transportaban en neveras. Al son del bombo, los silbatos, las bocinas y los petardos, y escoltados por agentes de la Policía Nacional, han caminado tras la pancarta con el lema 'Saeta ni valora ni respeta'.
Más atrás había otra con la leyenda 'Por la penosidad en Saeta'. Que se reconozca el derecho de la mano de obra del taller a cobrar un plus por este concepto dada la dureza de su labor, que según sus representantes se desarrolla «en condiciones extremas de calor, ruido, humos, polvo y vibraciones», es la principal demanda de los huelguistas. De ahí las medidas de presión que han puesto en marcha, que según ha denunciado el presidente del Comité de Fabricación, Diego Gómez Caballero, está intentando contrarrestar la compañía de forma ilícita.
«Sospechábamos por las estadísticas de las máquinas inyectoras (de aluminio) que gente de estructura estaba fundiendo y por eso hemos empezado a hacer turnos de vigilancia», ha explicado el dirigente sindical, que ha asegurado que fruto de esa labor «hemos podido comprobar que efectivamente se estaba haciendo 'esquirolaje' bajo nuestro punto de vista, bajo el punto de vista de la empresa no». Así las cosas y ante la falta de acuerdo, lo adecuado a su juicio es «que medie una tercera parte y resuelva, por lo que iremos a la Inspección de Trabajo», ha zanjado.
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