Especial: El Cristo del Otero
Los dos Toribio, los priscilianistas y la pedreaEl cerro del Otero alberga también la ermita de Santo Toribio, que acoge la romería más popular de la capital palentina
Leyenda: «un relato que cuenta hechos, a menudo sobrenaturales o fantásticos, transmitidos de generación en generación dentro de una comunidad. A diferencia de los cuentos, ... las leyendas suelen tener una base histórica o cultural y se presentan como hechos reales, aunque con elementos de fantasía».
Vaya por delante esta sencilla definición de leyenda, porque puede ayudar a entender el trasfondo de una de las más importantes celebraciones de la ciudad de Palencia, la romería de Santo Toribio, en la que los vecinos 'peregrinan' hasta el Otero, en cuya ladera se encuentra la ermita dedicada a este santo y desde la que se arroja sobre la población una lluvia de bolsas rellenas con pan y queso.
Se celebra todos los años, generalmente el domingo más próximo al 16 de abril, festividad de Santo Toribio, y es uno de los días grandes para la ciudad de Palencia, especialmente para el barrio del Cristo, en el que se levanta el cerro del Otero y que programa también en esas fechas sus fiestas patronales.
La leyenda más extendidas de las que se cuentan en Palencia atribuye el origen de la romería a las predicaciones del obispo Toribio de Astorga en la ciudad de Palencia contra la herejía del priscilianismo. Los vecinos descontentos con la presencia del religioso le apedrearon y le obligaron a refugiarse en una cueva del Otero, en donde se levanta ahora la ermita. El santo pidió ayuda divina y una inundación arrasó Palencia, con lo que los palentinos, arrepentidos pronto abandonaron las tesis de Prisciliano y se unieron a la fe católica. La leyenda insiste en que estos hechos llevaron a los vecinos de Palencia a resarcir la memoria del obispo ultrajado con una ofrenda anual de pan y queso que recordase a aquella pedrea que sufrió Toribio.
Pero la nebulosa de la historia, las fabulaciones, la ausencia de fuentes fidedigna y el caos que se vivía en la Hispania de las últimas décadas del imperio romano, no permiten conocer con veracidad cuáles son los orígenes de una celebración que arrastra a toda la ciudad de Palencia hasta los pies del Cristo del Otero y que incluso fue declarada fiesta de interés turístico regional en 2005 y que se encuentra documentada al menos desde el siglo XV.
Se trata de un voto de villa del Cabildo Catedralicio y de la ciudad de Palencia asumido como promesa al santo por haber protegido a los palentinos en una época de catástrofes y epidemias. Y se hace bajo la advocación de Santo Toribio, al que se le atribuye la salvación de la ciudad tras la inundación del siglo V. Con el paso de los siglos esta celebración eminentemente religiosa va permutando hasta transformarse en la actual 'pedrea del pan y el quesillo', que se acompaña de una romería popular, con comidas campestres, puestos de venta de artesanía, atracciones de feria y actuaciones musicales.
Así, las referencias a las celebraciones de Santo Toribio son constantes en la historiografía palentina desde 1553 en una cita de Juan de Arce. En aquellos primeros siglos se celebran misa y procesión, pero no hay reparto de alimentos, que sí queda ya reflejado documentalmente en diferentes fuentes del siglo XVII, con la indicación de que se reparten como limosna a los pobres porciones de pan y queso.
Sin embargo, la pedrea de pan y queso tal y como se concibe en la actualidad no llega hasta mediados del siglo XIX, acomodándose de esta forma la fiesta a las leyendas relacionadas con las predicaciones de Santo Toribio.
Y aunque, como se ha dicho, hay constancia documental de la romería y las celebraciones religiosas desde mediados del siglo XVI, cuando ya se cita a esta fiesta como algo antiguo en Palencia, de lo que no pueden encontrarse fuentes veraces es sobre la propia biografía del protagonista o los protagonistas, porque no son pocos los autores que citan a la confusión de dos religiosos de nombre Toribio. Por un lado, el que fue obispo de Astorga que en torno al año 447 predicó contra la secta de los priscilianistas, y, por otro, el monje Toribio, al que el arzobispo Montano de Toledo dirige una carta en torno al año 527 en la que le pide un esfuerzo para erradicar de las tierras de Palencia la herejía de Prisciliano.
Todas las piezas del suplemento El Cristo del Otero
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- Primeras intervenciones con el foco en un mirador panorámico
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Se trataba de teorías que abogaban por un movimiento ascético, basado en la pobreza y al obediencia estricta al Evangelio, que devino posteriormente en postulados maniqueistas. Perseguido por la Iglesia oficial, Prisciliano fue condenado a muerte en el año 385, lo que radicalizó a sus seguidores, bien asentados en Palencia.
Tanto Toribio de Astorga, como el monje palentino del mismo nombre reciben encargos papales para enfrentarse a los últimos rescoldos del priscilianismo. No hay constancia clara de los hechos que llevaron a crear la leyenda de que estos predicadores, uno, o los dos, fueron apedreados por los herejes priscilianistas. Pero con el paso de los siglos las dos figuras se fundieron en una sola en el imaginario popular, todo ayudado por el hecho de que ambos personajes estuviesen vinculados a la fundación del originario monasterio de Liébana. Supuestamente el monje Toribio como uno de sus fundadores, que recibió posteriormente las reliquias del obispo de Astorga, produciéndose con el paso de los siglos una identificación de ambas figuras.
En la actualidad, la romería popular que se celebra a las faldas delOtero concita año tras año a miles de personas. Las autoridades políticas y religiosas de Palencia ascienden en procesión hasta el cerro para participar posteriormente en la pedrea del pan y el queso desde el balcón de la ermita de Santo Toribio, que se encuentra a la mitad de la ladera. En la última celebración, que se desarrolló el pasado 27 de abril se lanzaron 4.000 bolsas y otras 5.000 se distribuyeron en centros educativos o a través de la peña de Santo Toribio, que se encarga de la organización de los festejos, en el marco de las fiestas patronales del barrio del Cristo.
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