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La inspectora de la UFAM declara ante el tribunal del jurado. EFE-Pool
Las fotos rescatadas del móvil de la madre muestran a la niña Sara «demacrada y con una extrema tristeza»

Las fotos rescatadas del móvil de la madre muestran a la niña Sara «demacrada y con una extrema tristeza»

Los agentes de la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional comprobaron que fueron borrados miles de wathsapp de los móviles del principal acusado del crimen de la pequeña, el exnovio de la madre, y de la hija mayor

M. J. Pascual

Valladolid

Miércoles, 8 de mayo 2019, 19:17

Miles de whatsapp y fotografías (muchas de ellas, de contenido pornográfico) del último mes de vida de la niña Sara fueron borrados de los móviles de Roberto Hernández, el principal acusado del crimen de la menor y también fueron eliminados los mensajes del teléfono de la hermana de la pequeña asesinada, la hija mayor de Davinia Muñoz que entonces contaba 12 años, según han corroborado los agentes de la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional (UFAM) que han testificado esta mañana durante la séptima sesión del juicio con jurado en la Audiencia de Valladolid. La hermana de Sara tenía muchas fotos de la pequeña, pero las del último mes fueron borradas, ha constatado la Policía.

El primero de los policías de la unidad en declarar, que intervino en el atestado y el volcado de datos de los celulares, ha especificado a preguntas de la fiscal que en el teléfono del exmilitar había 18.103 imágenes, de las que fueron borradas 2.387. Solo cinco, ha explicado, «se consideraron de interés para la investigación»: tres fotos de la niña Sara, en las que se apreciaba «media cara amoratada» y dos fotos del dormitorio de la niña «completamente desordenado». Estas imágenes tienen como contexto una conversación por Whatsapp mantenida entre Roberto y Davinia cuando, entre las nueve y las diez de la mañana del 28 de julio de 2017, cuatro días antes de la muerte de la pequeña Sara, el exnovio le comunica por un mensaje a la madre, militar -que estaba en su puesto en Capitanía (Palacio Real) desde las 7:40 horas-, que habían encontrado a la niña con un enorme golpe en la sien, «que se había dado con la mesita que está al lado de la cama» y que el dormitorio «estaba tan desordenado que parecía que había pasado un terremoto». Por ello la madre le pidió que le enviara fotos de la pequeña.

Más de 6.000 mensajes y las fotos se han podido recuperar del teléfono móvil de la acusada, Davinia Muñoz, la única que no borró los mensajes. En la comparación de las fotografías realizadas a la niña un mes antes de su muerte con las últimas, los policías que han testificado esta mañana han coincidido en «el deterioro» de la pequeña, a quien se veía «demacrada y con una extrema tristeza».

«Dijo que la había llevado al médico»

El primer agente de la UFAM que fue al Clínico el 2 de agosto de 2017, donde acababan de ingresar a la pequeña, supuestamente víctima de maltrato continuado y abuso sexual, ha relatado que preguntó a Davinia lo que había ocurrido y ella le respondió que la niña se había dado un golpe muy fuerte el 28 de julio. Cuando le pregunté que si la había llevado al médico me dijo que sí, pero cuando le insistí en el nombre del médico y si era hombre o mujer, no me respondió». El autor del atestado ha expresado su extrañeza respecto de la actitud que mantenía la madre de la pequeña en ese momento en el que la niña se encontraba hospitalizada en situación muy crítica. «Me dijo que se iba a casa porque tenía que trabajar al día siguiente. Yo le dije que si era consciente de que su hija estaba en muerte cerebral y estaba pensando en ir a trabajar. Luego, cuando le comunicamos la muerte agachó la cabeza, emitió un ligero sollozo, pero volvió a levantar la cabeza y siguió como si nada». Después se le dijo a la madre que su hija había sido víctima de agresión sexual pero se mostró incrédula». Ella dijo que no, que era imposible, que Roberto no había tocado nunca a las niñas. «Davinia estuvo declarando voluntariamente y sin descanso durante tres horas. Con los resultados médicos en la mano, Roberto pasó de ser testigo a ser interrogado como presunto autor del crimen. Ambos fueron detenidos a las pocas horas del fallecimiento de la niña, el 3 de agosto de 2017. Ahora se enfrentan a la prisión pemanente revisable por asesinato y otras penas por los delitos de lesiones, malos tratos, violación y abandono familiar.

Agresivo

El policía ha revelado también que en el transcurso de la investigación se comunicó con compañeros de Medina del Campo, de donde es natural el acusado, para recabar datos respecto del sospechoso. «Mis compañeros hablaron con los padres de Roberto y me dejaron nota en Comisaría: les dijeron que habían tenido problemas con él porque era agresivo, tenía adicción a la cocaína, rompía muebles cuando tenía ataques de ansiedad y que últimamente iba y venía» del domicilio familiar en ese municipio vallisoletano

La inspectora jefe de la UFAM corroboró también que en la centralita del 091 habían recibido la llamada de Rosana, la hermana de Davinia, en la que les comunicaba ese 28 de julio que esta no les dejaba entrar en su domicilio de la calle Torquemada y que su sobrina tenía un gran golpe en la sien, aunque negaron que fueran «malos tratos» y lo atribuyó más bien a «cierto abandono». También ha puesto de manifiesto las contradicciones de la hermana mayor de Sara en sus sucesivas declaraciones, como cuando manifestó que la única vez que Roberto se había quedado al cuidado de las niñas en el domicilio de la Rondilla fue ese día, cuando ya las había tenido al cargo el 21 y 22 de junio, fechas en las que las recogió del colegio y se quedó con ellas en casa mientras la madre trabajaba

Según los wathsapp, Davinia y Roberto se conocieron en una red social el 9 de mayo de ese año y el 15 quedaron en una cafetería para verse en persona por primera vez. Esa noche no subió a casa porque todavía se encontraba en el domicilio el padre de Sara, Marinel F. El 30 de mayo pasaron juntos la primera noche, después de que Davinia pagara 50 euros a su expareja para que se fuera a dormir a un hostal, ya que no tenía dónde quedarse. Según la Policía, Marinel se encontraba el 3 de agosto, cuando murió su hija Sara, en Rumanía. En la fecha del 11 de julio, cuando por primera vez facultativos del hospital Campo Grande ven lesiones en el cuerpo de Sara y deciden denunciarlo a la Policía, supuestamente se encontraba en Reino Unido o, al menos, así lo declaró Davinia y otros testigos, quienes aseguraron que le dejaron en el autobús el 7 de ese mes

Mañana continuarán las declaraciones con los tres policías que hoy no han llegado a declarar como consecuencia del retraso por la ausencia de un miembro del jurado que contaba con un permiso para una consulta médica. Está programado además que testifique el padre biológico de Sara, que ejerce la acusación particular contra Roberto Hernández, al que atribuye el maltrato, la violación y el asesinato de su hija de 4 años

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