Argüello ante el cónclave: «Que la Iglesia siga siendo una Iglesia en salida y de acogida»

Argüello subraya esa idea del servicio de la Iglesia católica en varios pasajes de su carta pastoral.

Así, insiste en que es necesario continuar un sendero en el que «la Iglesia siga siendo una Iglesia en salida». «Ayúdanos a ser verdaderamente pueblo entre los pueblos, pueblo peregrino, pueblo que camina, sínodo que anima a la participación de todos en la comunicación y misión de la Iglesia».

En esa invocación al Espíritu Santo, recuerda el legado del Papa Francisco. «Ayúdanos a recibir su testimonio hecho de tantos gestos, de tanto espíritu de acogida, de tanta encarnación, de una Iglesia que sale y peregrina y de una Iglesia que acoge para que todos puedan vivir y conocer -un poco, al menos- a Jesucristo y su Evangelio». Y en ese llamamiento a la sociedad, insiste en que la Iglesia se ha de movilizar para «salir y anunciar la misericordia, especialmente a aquellos que más la precisan por su situación de tristeza, de dolor, de injusticia, de exclusión o de pecado».

Argüello anima a que «el corazón de toda la Iglesia sea agradecido a lo que el Señor le ha regalado con el Papa Francisco» y confía en que su labor, junto a «la alegría del Evangelio», «haga fructificar en medio de los jóvenes la noticia de que Cristo vive, que se susciten matrimonios ,que vivan la alegría del amor y que todos vivamos esta vocación a la santidad que nos hace exultar y gozar viviendo a contracorriente para anunciar el Evangelio de la misericordia».

Y a partir de aquí, invoca al Espíritu Santo para que «inspire» a los cardenales reunidos en cónclave. «Inspíralos para que caigan en la cuenta y reconozcan tu paso en este momento de la historia de la Iglesia y de la historia del mundo. Para que, reconocimiento tu paso, puedan interpretar lo que estás queriendo decirles a ellos y a toda la Iglesia para seguir una peregrinación en la que el sucesor de Pedro nos ayude a todos a ser fieles al mandato de Jesús: 'Id y anunciad el Evangelio'».

Y ese mensaje, defiende Argüello, debe alcanzar también a los fieles, para que «selle en nuestros corazones una espiritualidad de comunicación y misionera que nos ayude a llevar el Evangelio a quienes más lo precisen. Por eso, que el Espíritu Santo abra nuestros ojos para reconocer el paso del Señor, reconocerle en las personas con quienes nos encontramos y, especialmente, en aquellos en los que en su cuerpo las marcas de la carne de Cristo se manifiestan de manera especial y, así, elegir la acción apostólica en la que se exprese mejor nuestra vocación.

El presidente de la Conferencia Episcopal concluye su carta pastoral con un mensaje para que «este Pentecostés 2025 y esta nueva etapa en la vida de la Iglesia sea también un impulso a la comunión misionera a la que estamos siempre y de manera renovada llamados».