El Papa que animó a los vallisoletanos a seguir adelante

Aquello sucedió el 24 de noviembre de 2021, en la visita que, preparada por el Ayuntamiento de Valladolid, con la colaboración del Arzobispado y la junta de cofradías, llevó hasta la capital romana a un numeroso grupo de autoridades (encabezadas por el alcalde Óscar Puente y la teniente de alcalde Ana Redondo), prelados (el entonces arzobispo de Valladolid y cardenal Ricardo Blázquez, y el obispo natural de Pollos, Aurelio García), representantes de la Junta de Cofradías, cofrades y periodistas vallisoletanos.

El encuentro, que no se ha borrado de la memoria de ninguno de sus protagonistas, se llevó a cabo después de la audiencia general que semanalmente preside el Papa en el Vaticano. Fue un encuentro relativamente corto, pero de tal intensidad que pareció que hubiera durado varias horas.

Valladolid llevó al Papa un libro sobre su Semana Santa, cuyos autores son los periodistas Francisco Cantalapiedra y José, Delfín Val, y dos botellas de Vega Sicilia, que permitieron una broma sobre, dijo Francisco, «cómo a algunos el vino les gusta en exceso».

Fue invitado a visitar la Semana Santa vallisoletana, pero aquel viaje nunca se produjo. Como no se produjeron ninguno de los viajes a los que fue invitado para pisar suelo español. Queda para los enigmas diplomáticos, este que no fue descifrado: tras las palabras de saludo que hizo el alcalde de Valladolid, el hoy ministro Óscar Puente, también le trasladó al Papa un saludo del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, a lo que el Papa contestó con un tan escueto como cortante: «muchas gracias». Y a continuación dijo: «Nos hacemos una foto?». La delegación vallisoletana se hizo una foto con el Papa y sus integrantes recibieron un rosario bendecido por el Pontífice.

En los preparativos de aquel viaje, que estaba previsto que se desarrollara en 2020, pero que tuvo que ser aplazado por las consecuencias de la pandemia, tuvo un papel esencial el entonces cardenal arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez. Las conversaciones entre la Santa Sede y el Ayuntamiento de Valladolid, con la intervención permanente y constante, favorable al encuentro, del Arzobispado de Valladolid, duraron varios meses. Se cuidó hasta el más mínimo detalle y desde luego la cordialidad presidió aquel encuentro. Fue tanta, que un seminarista de Valladolid se dirigió al Papa diciéndole que estaba estudiando para ser sacerdote, a lo que el Papa le contestó jocosamente: «¿Y qué culpa tengo yo?», lo que provocó la carcajada de los presentes. Viendo lo 'cortado' que se había quedado el seminarista, el Papa le dijo: «te doy mi bendición».

Sin duda, esa visita al Papa constituye el hito internacional de mayor trascendencia que en sus casi 80 años de existencia ha tenido la Junta de Cofradías de Semana Santa, en este caso, con el impulso máximo tanto del Ayuntamiento como del Arzobispado. Y es verdad que marcó un punto de inflexión en el conjunto de iniciativas tanto internacionales, como de puertas adentro, que la junta de cofradías ha conseguido desarrollar durante toda su existencia.

Hoy, cuando se ha conocido el fallecimiento de Francisco, es imposible no tener presente el encuentro y el hecho de que se haya producido el Lunes de Pascua, justo cuando acaban de conmemorarse la Pasión, muerte y resurrección de Cristo, a través de las procesiones a las que fue invitado Francisco.

Sí, la vida tiene una serie de coincidencias que casi son indescifrables, pero que se convierten en muy relevantes cuando se producen hechos de la trascendencia del fallecimiento de un Papa. En este caso, para Valladolid el Papa que animó a los vallisoletanos a seguir adelante con su Semana Santa.