La velocidad, el tocino,... y el físico en el Real Valladolid
Opinión ·
«Si algo no negocian los uruguayos es el esfuerzo. Ya puedes tener un idilio con el balón que si te llevas mal con el plicómetro...»No vamos a descubrir nada a estas alturas si traemos a colación la importancia que le dan los uruguayos al físico. Puedes ganarles por talento, ... pero si lo haces corriendo más que ellos acaba siendo cuestión de Estado y la afrenta llega al Parlamento. Disculpan la falta de calidad, pero lo que no negocian bajo ningún concepto es el esfuerzo. El sacrificio va por delante, y es mandamiento cuando saltan a un terreno de juego, sea cual sea el deporte. No solo no perdonan un michelín, sino que conceden más importancia al plicómetro que al propio balón.
Ya puedes tener un idilio con el balón que si te llevas mal con el plicómetro...
– ¿Y por qué te cuento todo esto?, te preguntarás.
Viene al caso porque no es casualidad que Almada y Pezzolano compartan nacionalidad, y que ambos cuenten los gramos de sus futbolistas antes de ponerlos a jugar. Sucedió con Paulo, y sucede ahora con Guillermo. En su libreto no hay medias tintas. Si hay que recibir al Ceuta con Torres en el centro de la zaga, y Koke y Garri en bandas, al técnico no le va a temblar la mano, como no tembló en su día cuando se abrió el campeonato ante el Sporting con Víctor Rofino, Tunde y Cédric en el once titular.
Subrayo este aspecto porque, como bien sabes, el Real Valladolid ha incorporado hasta la fecha siete futbolistas y, a excepción de Iván Alejo y Guilherme, al resto los conocemos por cromos. Guille Bueno jugó este sábado sus primeros minutos, Pablo Tomeo no ha aprobado aún el plan físico marcado por el entrenador, Trilli y Ponceau han pagado ese listón, y Jaouab anda todavía preguntando cuántas vueltas al campo debe dar esta semana.
No seré yo quien censure la exigencia de este ni de ningún otro técnico, tampoco su querencia por las dobles sesiones, pero sí llevo el debate a un terreno más español que uruguayo cuando se sacrifica el resultado por dejar a los mejores en el banco solo por llevar cuatro entrenamientos menos que los titulares. Con este planteamiento inquebrantable que profesan los uruguayos, huelga preguntarse cuándo jugarán los refuerzos que lleguen de aquí al 31 de agosto.
Anotado este apunte, la goleada encajada en Bristol entronca con lo expuesto anteriormente pero resulta tan anecdótico como la derrota sufrida por el Pucela de los récords de Mendilibar en Luarca, en agosto de 2006 (3-1 ante el Oviedo), o la encajada en el mismo escenario y ante idéntico rival por el Pucela del imberbe Orta en verano de 2004. La pretemporada es lo que es, no da puntos, y tampoco garantiza la nota de final de curso.
No vamos a descubrir nada a estas alturas si recordamos lo larga que es la Segunda, en la que puedes perder tres de las cuatro primeras jornadas y acabar ascendiendo –bien lo sabe Pezzolano–, o ganar las cinco primeras y terminar pidiendo la hora (Real Zaragoza).
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