Castilla y León
El choque PP-Vox, protagonista de nuevo en un pleno de Las Cortes de clima preelectoralLos de Abascal aprovechan cualquier mensaje de Génova cercano al discurso de Vox para lanzárselo a Mañueco, que replica con una defensa de su gestión
El lunes salieron tres encuestas, tres. En una, la de 40db para El País, el PSOE se acercaba al PP en intención de voto en ... unas generales, con Vox en el 16,7%. En otra, la de NC Report para La Razón, el PP marcaba diferencias con el PSOE pero Vox obtenía un 16,1%. Y en la tercera, de Sigma Dos para El Mundo, el PP se imponía pero Vox, con un 15,9%, le comía un millón de votos al partido de Feijóo.
A este esbozo demoscópico se le une un doble gesto. El de María Guardiola y Jorge Azcón, presidentes de Extremadura y Aragón, ambos del PP, con un amago de elecciones anticipadas si los presupuestos de sus comunidades autónomas no salen adelante.
Vox aguanta. Y ese escenario no lo contemplaba un PP que pensaba en una victoria holgada en Castilla y León que permitiera a Alfonso Fernández Mañueco gobernar de partida sin un socio incordiante. Un triunfo incontestable al que siguiera, en otoño o quizá a mitad de 2026, otro de Juanma Moreno Bonilla en Andalucía. Para comenzar acto seguido el esprint hasta las municipales y generales de mayo de 2027.
Resulta evidente, en los debates, que Mañueco mira más a Vox que al PSOE. Incluso los suyos, con un éxito discreto, han intentado apuntalar el concepto «Voxcialista» para intentar crear una conexión mental entre Vox y PSOE. Este esfuerzo del presidente de la Junta se debe, además, a que el PSOE aún está a medio afinar. Para muestra, la pregunta de Patricia Gómez Urbán, portavoz parlamentaria. Preguntaba por el «caos» generado por la Junta pero se embarcó de pronto en seguir el guion sanchista, pero todo arrejuntao. El aborto, la crisis de las pruebas de cáncer de mama de Bonilla, el metro de Ayuso… Después atacó con la fallida integración del ferrocarril en Valladolid, que puede ser un tema relevante en la circunscripción vallisoletana cuando llegue el momento. Y trató de hacer oposición con el «caos de la tarjeta Buscyl». Un caos que Mañueco explicó por el «éxito de la medida», que ha desbordado las previsiones. Y que le dio pie al del PP a recordar la responsabilidad de Ana Redondo, «presidenta del PSOE de Castilla y León», en el asunto de los fallos de las pulseras antimaltrato. Y a sacudir a Óscar Puente por los trenes.
Y utilizó una baza que había reservado hasta ahora. Cerdán. Un ex secretario de Organización que está en la cárcel y que tenía entre sus colaboradores más cercanos a dos diputados de Castilla y León: el abulense Manuel Arribas y el leonés Javier Alfonso Cendón. Los artífices del relevo de Luis Tudanca. «Respecto al caos en el partido tenemos que hablar de su valedor, el señor Cerdán, que está en la cárcel. Ustedes son del equipo del señor Cerdán», acusó Mañueco.
Pero donde se percibe la tensión es en el lado de las encuestas. En el duelo PP-Vox. «Se enfada conmigo porque le traigo preguntas incómodas y usted repite una y otra vez lo que todo el mundo sabe que es mentira», le dijo David Hierro, que le ofreció un documento para afiliarse a Vox y que gane credibilidad, añadió. «Tranquilo, que no es el gurruño». Mañueco, en respuesta, además de recordarle su pasado 'popular', le mostró el acuerdo de gobierno que rubricaron él y Juan García-Gallardo en la primavera de 2022. «Me hablan de pacto. Este es el que teníamos. Que ustedes rompieron. No ustedes. Vox Madrid. Porque Vox Castilla y León no pinta nada», replicó el presidente de la Junta. A Mañueco, cada eslogan de Génova sobre la inmigración que se acerca al marco que propone Vox le supone dar un respingo. Porque a Vox le falta tiempo para reclamar que haga caso a su jefe de filas, para acusarle de firmar cosas que ha votado en contra en el parlamento autonómico… «Usted ha llegado a votar cinco veces en contra de lo que firmó en el acuerdo de Gobierno, el punto 32, que decía que lucharía contra la inmigración ilegal. Un año y medio después le volvió a llamar Feijóo y le dijo 'te vienes a Murcia en zapatillas, eso sí, a ver si engañamos a algunos de los jóvenes que están encantados con Santiago Abascal', y firmó lo que ha negado cinco veces en Castilla y León».
Y a Mañueco le toca entonces jugar a la defensiva. «Vienen los menores que venían cuando ustedes estaban en el Gobierno de Castilla y León, ni más ni menos. En 2022, en 2023 y en 2024», despejó.
Y Vox, que ve las encuestas y se relame con la posibilidad de repetir un resultado que acogote al PP, le anticipó que el gurruño esta vez no, pero que más adelante se lo volverán a estirar y a planchar para ponerlo sobre la mesa con la rotundidad de un ultimátum. «. Ya lo sacaremos más adelante, cuando toque», advirtió Hierro.
Ante eso, de momento, Mañueco trata de esgrimir la gestión, los puntos a favor, lo que funciona. Pero el ambiente nacional, el vaivén con Vox, juega su papel al margen. Por eso el presidente de la Junta aún no ha podido dar con la tecla que desmonte a un rival que se ve fuerte. Así que vuelve a la idea-fuerza conocida, la que le valió justo tras la ruptura del pacto. «Son un partido de protestas y no de propuestas». «Ustedes, como el señor Sánchez, están más preocupados de hacer del problema de la inmigración un acto de electoralismo político y quieren manipular a las personas que están en esa tragedia». «Les queda demasiado grande la gestión».
De aquí a poco más de cinco meses, 159 días, habrá urnas en Castilla y León. Y quizá en más sitios. Y más encuestas y, si nada cambia, más tensión.
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