PP y PSOE se arrojan la corrupción a la cara y Vox lo celebra
Los de Abascal asisten, con las encuestas al alza, al combate nulo en las Cortes de Castilla y León entre «el novio de Ayuso va p'alante» y «futuro del hermano de Sánchez»
«La he liado parda», decía la camiseta del día de Pablo Fernández (Unidas Podemos), que ha descubierto que vende más televisión y más foto ... una camiseta que un discurso, y ahí está, transmutado en meme de Instagram andante. Esta vez la foto del «liante» era la de Francisco Vázquez, el número 2 de Mañueco. El que, sin querer queriendo, como el Chapulín Colorado, marcó el día 15 de marzo en el calendario electoral. Bastó con un lapsus con una fecha que ya se sabía para que de pronto los focos nacionales se viraran bruscamente hacia Castilla y León, esa comunidad sin menciones en los telediarios nacionales salvo que medie una catástrofe.
De pronto, la política autonómica vuelve a ser política nacional. O viceversa. Y así se entiende la nueva naturaleza del enfrentamiento político en el parlamento autonómico. Empezando por el primer minuto. Patricia Gómez Urbán (PSOE) pidió al presidente de las Cortes, Carlos Pollán (Vox), que se guardara un minuto de silencio por Gaza. Nada casual que fuera hoy, y no cualquier otro día de los dos años de conflicto, justo después de que Vox se ausentara del minuto de silencio por Gaza en el Congreso. Pollán denegó la solicitud porque no se había pedido antes y no se había hecho, dijo, otras veces. Así que el PSOE utilizó su turno de palabra para guardar silencio, bancada puesta en pie, sí o sí. Les acompañaron UPL, Soria ¡Ya!, Unidas Podemos, Por Ávila y Francisco Igea. Se mantuvieron sentados los del PP y los de Vox, pero… En absoluto silencio. Así que fue un minuto de silencio que no pero sí.
Después, cuando realmente comenzó el debate, PP y PSOE siguieron con las andanadas nacionales, especialmente las relacionadas con la corrupción. Y ahí es donde Vox, con habilidad estratégica, se sitúa a un lado y actúa como el árbitro en mitad de una refriega cuando no quiere líos: sigan, sigan. Gómez Urbán aprovechó el titular del novio de Isabel Díaz Ayuso y lo que se le viene judicialmente encima. Y lo enlazó con el juicio por la trama de las eólicas en Castilla y León. «Al PP le rebosa la corrupción por todos lados. 50 miembros y dirigentes del PP están hoy en la cárcel o encausados. Y no ha acabado, ayer supimos que la pareja de su lideresa va p'alante. Corrupción, incompetencia, cobardía y soberbia, este es su legado a esta comunidad», le lanzó a Mañueco.
El presidente de la Junta se revolvió con otro caso familiar. El del hermano de Sánchez, David. «[Lo que usted dice es] tinta de calamar para tapar la corrupción que rodea a Sánchez en el Gobierno, en el partido y en su entorno familiar. Hoy hemos conocido el futuro que le espera a Sánchez; a su hermano, me refiero».
Y Patricia Gómez Urbán arrojaba otra más. «Cuando los altos cargos del PP se repartían 75 millones en mordidas [durante la trama eólica], ¿dónde estaba usted? Usted formaba parte de los gobiernos corruptos de la Junta de Castilla y León, fue consejero de Presidencia, de Justicia e Interior y era secretario general del partido en la comunidad. Y era el presidente del comité de ética y garantías del PP nacional. Desde 2008 hasta 2017. ¿Qué deber in vigilando tenía?».
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Y replicaba Mañueco. «Hablan de hechos de hace 20 años pero saben que ni yo ni nadie de mi Gobierno formamos parte de ese asunto». Y acto seguido engarzaba con la crítica a la ministra de Igualdad, Ana Redondo, futurible como candidata a la Alcaldía de Valladolid. «El Gobierno sanchista, que presume de ser el más feminista de todos, es el que más daño ha hecho a las mujeres. Primero porque liberaron a centenares de agresores sexuales, ahora sabemos que compran pulseras que no protegen a las víctimas. Pregunten a la ministra cuántas mujeres han estado desprotegidas en nuestra comunidad», le espetó a la portavoz socialista.
En este pimpampum dialéctico, a Vox le vendría bien un monitor de encuestas en tipo real, como un medidor de glucosa. Porque las corruptelas de un lado y otro son combustible para su principal mantra: que PP y PSOE son lo mismo. Si no, basta con ver las dos frases que soltó su portavoz, David Hierro, en su intervención con el presidente de la Junta. La primera: «Es cansino ver a PP y PSOE lanzarse la corrupción igual que se lanzan la incompetencia cada vez que existe un desastre en España». Y la segunda: «Hace quince días votaron con esos señores, con el PSOE» en una cuestión sobre inmigración.
Pero aún hubo una frase de David Hierro más acorde con estos tiempos de precampaña templada. «A lo mejor lo que va a pasar es que usted va a tener muy complicado volver a ser presidente de la Junta». Y no porque crea que Vox va a sacar mayoría, no. Porque los de Santiago Abascal tienen claro que su primer gran hito hacia las generales es volver a condicionar el Gobierno de la Junta. Con una negociación, si cabe, más dura que en 2022. Y ver hasta dónde es capaz de doblarse el PP de Alberto Núñez Feijóo en ese trance.
Ante Vox, Mañueco tiene el dilema de tratar el asunto inmigratorio con la vista puesta en Génova, por un lado, y en los servicios sociales y el empleo, especialmente agrícola, por el otro. De momento lo ha sorteado con la equiparación de Vox con el PSOE. ¿Difícil? «Hemos recurrido la decisión de Sánchez [sobre el reparto de menores no acompañados] por injusta e insolidaria. Sabiendo eso, ¿por qué atacan ustedes al PP, no al PSOE, al señor Sánchez?», preguntó. Y de ahí, la conclusión. «Sánchez utiliza la inmigración para arañar unos votos y ustedes en eso se parecen al PSOE».
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