Un año sin Vox: del matrimonio de conveniencia al gurruño

Los cuatro cargos de Vox en la Junta corrieron diferente suerte. Juan García-Gallardo acató la decisión de Madrid y dimitió. Pasó a ocupar la Portavocía en las Cortes. Mariano Veganzones y Gerardo Dueñas fueron destituidos pese a que los dos intentaron continuar en sus puestos, según desveló el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. Y Gonzalo Santonja, consejero de Cultura, Turismo y Deporte, mantuvo el cargo. Había llegado al puesto con la vitola de independiente y mantiene una buena relación con Alfonso Fernández Mañueco.

De aquel día hasta hoy, Vox ha visto cómo García-Gallardo pasaba de vicepresidente de la Junta a portavoz del grupo en las Cortes y de ahí, a dimitir y marcharse a casa, disconforme con las decisiones de la dirección nacional y tras verse envuelto en una dinámica de trabajo parlamentario en la que nunca encajó. David Hierro se hizo cargo del puesto y con él al frente han llegado los momentos más ásperos en la relación PP-Vox. Incluidos el gurruño que Mañueco hizo con sus exigencias para pactar los presupuestos y la ley de publicidad institucional que Vox, con el concurso del PSOE, Unidas Podemos y Francisco Igea, sacó adelante.

Mañueco gobernó 896 días con Ciudadanos, suma 822 con Vox y ahora acumula 365 días de un Gobierno monocolor en minoría. Una situación incómoda parlamentariamente, que le ha impedido siquiera tramitar el proyecto de ley de presupuestos para 2025 y puede volver a provocar lo mismo para las cuentas de 2026. «Es un Gobierno estable», insiste Mañueco. Pero lo cierto es que la ruptura con Vox ha provocado algunas derrotas parlamentarias y ha evidenciado que Vox, con Carlos Pollán como presidente de las Cortes, ha encontrado el modo de incordiar a su ex socio.

Miguel Tellado, nuevo secretario general del PP nacional, apuntaba que la intención de Alberto Núñez Feijóo es lograr una mayoría amplia que le permita gobernar sin el concurso de Vox en el Consejo de Ministros. Mañueco sueña con lo mismo después de pasar 5 de sus 6 años como presidente acompañado de socios incómodos. El PP jugó con los tiempos y desactivó algunas de las principales exigencias legislativas de Vox en el pacto de gobierno, como la ley de violencia intrafamiliar o la ley de concordia. Después, rescató textos que se habían quedado en el cajón al llegar Vox, como una ley de violencia de género que se ha comprometido a actualizar con el concurso del PSOE, que presentó casi simultáneamente su propia propuesta al respecto.

Francisco Igea calificó su tándem de Gobierno con el PP como matrimonio de conveniencia. Aquello acabó en divorcio anticipado. Con Vox, Mañueco mantuvo la relación hasta que Santiago Abascal la dio por concluida, pero después ha seguido una línea de distanciamiento bastante dura, gurruño incluido. En el último Pleno le advirtió a David Hierro que no aceptaba «chantajes» y siguió con la línea argumental de que Vox había abandonado a los castellanos y leoneses por pura táctica electoral. En una de sus primeras confrontaciones le recordó las cuitas internas que habían llevado al grupo parlamentario de Vox a quedarse en once procuradores tras la expulsión de los díscolos Ana Rosa Hernando y Javier Teira.

Aquella andanada sentó mal a los de Hierro, que tratan de minimizar una rebelión a la que se han sumado algunos regidores y concejales de municipios en los que Vox tiene presencia, sobre todo en Salamanca y en algún caso en Burgos. Mañueco, al frente desde siempre de un PP salmantino que arrasa en las urnas, conoce el paño en la zona y sabe que en las provincias que reparten más procuradores se jugará la mayoría en marzo de 2026.

En Salamanca (10 escaños en juego), Vox obtuvo 2 procuradores en 2022, por 5 del PP. En Burgos (11 escaños), Vox rascó otros 2, por 4 del PP. En León (13 escaños), Vox también sacó 2, por 4 del PP, en las elecciones del aldabonazo de UPL, que logró 3 asientos. Y en Valladolid, donde más procuradores se reparten, 15, Vox arañó 3 escaños, frente a los 5 del PP. Es decir, 9 de sus 13 escaños los consiguió Vox en esas cuatro circunscripciones. Una bajada ligera del porcentaje de voto puede significar que el PP se quede a tiro de la mayoría absoluta y que no necesite empezar la XII legislatura con otro Gobierno de coalición.