El primer día de paros en Auvasa provoca esperas en las paradas de 30 minutos

La primera jornada de paros convocados en la empresa municipal de transportes (Auvasa), provocó ayer esperas en las paradas en algunos casos superiores a los 30 minutos, cuando las frecuencias de las líneas durante esas horas punta en las que han sido convocados es de unos 12 minutos de media.

La huelga promovida por los sindicatos CTA, Comisiones Obreras y CSIF tiene como motivo principal exigir a la dirección de la compañía el cumplimiento de un acuerdo suscrito hace ahora un año, en donde se pide una vieja reivindicación: el mantenimiento de un calendario de trabajo conforme al sistema de conductores que forman tríos por cada vehículo y línea.

Una reclamación que ha heredado el nuevo equipo municipal y a la que solo se puede hacer frente, según aseguran desde la dirección de Auvasa, con un incremento de las contrataciones de conductores y el consiguiente aumento del gasto, limitado por ley.

Aunque el concejal de Seguridad y Movilidad y presidente de Auvasa, Luis Vélez, se reunió ayer a las 8 de la mañana con el comité de huelga para buscar un acuerdo, la mesa se levantó a las 12:30 dando paso al primer paro de 13 a 15 horas. En realidad, el servicio de autobuses se vio interrumpido unos 20 minutos antes ya que, según la jurisprudencia, los conductores que secunden una huelga deben dejar de recoger viajeros allí donde estén para acudir a las cocheras a la hora en punto en que da comienzo el paro.

Regreso a base de todos los barrios

De este modo, por la puerta de las instalaciones del polígono de Argales comenzaron a entrar antes de las 13 horas decenas de vehículos procedentes de barrios como Delicias, Parquesol, Barrio España, La Victoria, Covaresa, Paula López, Arturo Eyries o Pilarica, todos ellos vacíos y con el rótulo de Feliz año y Sin servicio.

La franja del mediodía fue la que más incidencia registró. Según los sindicatos, el 78% de los conductores de la plantilla, mientras que para el Ayuntamiento esta cifra se situó en el 66%. Por la tarde, Auvasa reconocía que el paro alcanzó el 88%.

Los servicios mínimos acordados la semana pasada fueron del 20% de la flota, es decir, que solamente se encontraban a esa hora punta 24 autobuses de los 120 que salen en el turno matinal de 7 a 15 horas.

«Solo queremos que cumplan lo que firmaron en diciembre del 2015 y ratificado el pasado 16 de noviembre por el concejal. En su día nosotros ya creamos un turno para quitar horas extras», argumentaba un representante del CSIF en la puerta de las cocheras.

En la reunión de la mañana, el comité llegó a ofrecer un acuerdo de 90 coches con el sistema de tríos para el 2017 para desconvocar, y llegar a los 94 para el 2018. Esta última cifra corresponde a las líneas ordinarias diarias. El concejal Vélez llegó a ofrecer 87. «Ellos habían firmado los 94, cuando desconvocamos la huelga el año pasado», decía un chófer. Los trabajadores critican que la dirección de Auvasa haya presentado hace unos días el calendario para 2017, en el que se incrementan los turnos con jornadas partidas y conductores correturnos.

Fuentes sindicales estiman que de aplicarse el acuerdo del año 2015, la empresa municipal solo tendría que contratar a una decena de nuevos conductores, «en una plantilla que es escasa y que tiene que hacer horas». En los últimos cinco años el número de empleados ha pasado de 500 a 450.

El primero de los siete días de paros parciales (hoy y mañana continuarán también de 18 a 20 horas, y los días 3, 5, 9 y 13 de enero) fue seguido con indiferencia y resignación por los usuarios. Al mediodía y por la tarde, muchos de ellos observaban con interés la información que aparecía en las pantallas de las paradas, con los retrasos y tiempos de llegada de los vehículos. Otros viajeros optaron por compartir turismo o coger el taxi. Durante la jornada no se registró ningún incidente, según Auvasa.

Para hoy, jueves, está prevista una nueva reunión en la empresa para buscar un acuerdo global, o con algunos de los sindicatos implicados, para que tenga validez.

Caja de resistencia

Quien resiste, gana. Esa máxima la aplican los empleados de Autobuses Urbanos de Valladolid que tradicionalmente se enfrentan a los conflictos laborales (antes, con León de la Riva, y ahora con Óscar Puente) sin temor a que su nómina se resienta.

Desde hace un lustro, la plantilla aporta una pequeña cantidad (2 o 3 euros al mes) que se ingresan en una cuenta. Su objetivo es hacer frente no solo a los descuentos por huelgas o paros, sino también a las reclamaciones judiciales contra los afectados en caso de denuncias.

El fondo de esta caja de resistencia, inspirada en el sindicalismo del siglo XIX, supera a día de hoy los 30.000 euros, una cantidad que permitiría abonar descuentos de hasta 60 euros diarios por trabajador. La cuenta se autogestiona por un grupo de trabajadores.

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