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El Clínico consolida la cirugía con robot en rodilla y cadera con más de mil prótesis implantadasEl Hospital Clínico Universitario de Valladolid cerró 2024 superando el millar de pacientes a los que se les ha implantado una prótesis de cadera o ... de rodilla con cirugía robotizada, con la ayuda en quirófano del robot Mako. Buenaventura Manchado Santos, de 82 años, fue el 30 de diciembre la paciente mil, tras pasar la víspera de Nochevieja por el quirófano para operarse la segunda rodilla. Esta semana caminaba por los pasillos del hospital sin muletas y sin dolores: «La segunda vez que me operé sabía a lo que iba y fui muy decidida, porque la primera rodilla había quedado muy, muy bien», señala la paciente, agradecida a unos profesionales que, en palabras de su hija, «le han devuelto la vida».
El Clínico vallisoletano fue el primer hospital público de España en contar con el apoyo en quirófano del brazo robotizado Mako, tecnología puntera en cirugía ortopédica. Corría diciembre de 2022 y le supuso a la Consejería de Sanidad un desembolso de 1.094.130 euros. David Noriega, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, destacaba en ese momento el «salto tecnológico» que implicaba para el abordaje y «la gestión de una patología extraordinariamente importante y prevalente en nuestra comunidad, por el envejecimiento de la población, como es la protésica de cadera y de rodilla». Llegaba una tecnología puntera que implicaba una exigencia en formación a los profesionales del servicio de este hospital de Valladolid y que, según vaticinaba el doctor Noriega, iba a permitir acortar los tiempos de operación y la estancia media hospitalaria de pacientes que se iban a casa con rangos de movimientos superiores a los logrados en la cirugía convencional y menos necesidad de rehabilitación.
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La experiencia de trabajo de dos años, después de implantar 642 prótesis de rodilla, 9 unicompartimentales (parciales) y 349 de cadera, a fecha de 30 de diciembre de 2024 (suman mil que este miércoles 29 de enero eran ya 1.050), confirman con resultados ese escenario que describió el responsable del Servicio de Traumatología del Clínico. Aproximadamente el 90% de las artroplastias que se llevan a cabo en el hospital las realizan los cirujanos con ayuda de robot.
El uso del brazo robótico se incorporó desde el primer momento a la rutina de quirófano de los cirujanos ortopédicos del Clínico para el reemplazo de las articulaciones de la pierna, que contaban a su favor con una experiencia de diez años en cirugía asistida por navegación, con ordenador. Esa familiaridad con tecnología de un escalón inferior facilitaba sacar máximo partido a las potencialidades del nuevo equipamiento.
José María Trigueros, traumatólogo adjunto de la Unidad de Rodilla en este servicio, destaca entre las ventajas de que los cirujanos utilicen como apoyo en su trabajo en quirófano el brazo robotizado que aporta precisión al colocar las prótesis y adaptar el implante a las diferentes anatomías. A eso se suma una mayor rapidez respecto a la cirugía convencional, que se nota más en los casos más complejos, y un ahorro propiciado por la planificación con imágenes en tres dimensiones que permite saber de antemano el tamaño del implante que se va a colocar y evita movilizar material extra, que finalmente no se utilizaría, con el gasto y la tarea que supone en transporte y esterilización.
¿Cómo funciona esta cirugía con robot? Se hace un escáner de la rodilla del paciente que permite dibujar una imagen tridimensional con la que los profesionales deciden cómo y dónde van a colocar la prótesis. Con ese trabajo previo hecho llegan al quirófano. Allí el cirujano está en contacto con el paciente (a diferencia, por ejemplo de los proceso de cirugía general con el robot Da Vinci), se empieza a trabajar con la rodilla o la cadera y se cogen referencias de la zona, sobre la tensión de las partes blandas, de los ligamentos, datos que se introducen en el robot. Con la imagen inicial y la información que se incorpora en el quirófano se produce un 'ajuste fino' de la planificación para la colocación del implante y se completa la base informativa que necesita el brazo robótico para situarse en posición y que el cirujano empiece a operar. «Que no se mueva (el robot) permite una precisión submilimétrica», apunta el doctor Trigueros.
La tecnología que incorpora el aparato guía al cirujano en el corte de precisión, que se ciñe exclusivamente a lo planificado de forma personalizada para cada paciente, y eso supone una mayor preservación de ligamentos o de conservación de hueso sano. En la práctica es una cirugía menos traumática que ha disminuido el uso de sangre en quirófano y tras la que el paciente afrontar un postoperatorio más llevadero, que requiere menos consumo de analgésicos y menos rehabilitación.
Los especialistas subrayan que la incorporación de navegadores por ordenador y robot a los quirófanos ha supuesto también una evolución en cómo los pacientes aceptan el uso de esta tecnología. De la prevención inicial al empleo de 'máquinas' para ser operado a una actitud bastante más protecnología, del no fiarse de hace unos años a la mentalización actual de que el uso de un robot por parte de los cirujanos aporta precisión.
La incorporación de Mako a quirófano ha conllevado una variación en el personal que conforma el equipo de profesionales que entra en quirófano. Hay dos o tres cirujanos ortopédicos, un anestesista, una enfermera instrumentista y otra circulante y un auxiliar a los que se ha sumado un ingeniero, que es quien va introduciendo los datos en el robot y se encarga de la planificación en tres dimensiones.
La experiencia de trabajo en cirugía robotizada en el área de Traumatología ha hecho del Clínico de Valladolid un hospital que recibe con regularidad a sanitarios de otros hospitales en busca de formación. «Llevamos mucho tiempo trabajando con esta tecnología y con un volumen muy elevado de pacientes; a nivel público, seguramente seamos el primer centro de España en número de operaciones», señala el especialista de la Unidad de Rodilla.
La posibilidad de afrontar colocación de prótesis en casos complicados hace que lleguen al Clínico pacientes de toda la comunidad. A la espera de evaluar de manera más exhaustiva los resultados de estos dos años de trabajo con más de mil pacientes operados, desde el Servicio de Traumatología valoran la experiencia positivamente. «Ha implicado mucha formación y esfuerzo por parte de los profesionales, con un cambio de mentalidad, porque hacemos las cosas de forma diferente, colocamos las protésis de otra manera distinta a cómo se colocaban sin ayuda de la tecnología y eso nos permite personalizar esa colocación y los pacientes están contentos. Se ha reducido la hospitalización, necesitan menos sesiones de rehabilitación y la recuperación es muy buena», resumen.
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