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Cien por cien de éxito en los trasplantes de corazón del 2024 en el Clínico de ValladolidHan sido diez pacientes trasplantados de corazón en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid y diez personas que se han marchado de alta a casa, ... que han salido adelante. Ese es el balance de 2024 para el equipo de injertos cardiacos del centro vallisoletano, que es la unidad de referencia en Castilla y León para los trasplantes de este órgano. La racha del Clínico vallisoletano, que acumula en los últimos años 42 trasplantes con un fallecido en el proceso, no suele ser habitual en un procedimiento en el que la mortalidad en el primer mes fluctúa entre el 10% y el 20%.
El segoviano Óscar Velasco fue uno de esos diez pacientes que salieron el año pasado del hospital pucelano con un corazón de repuesto. El 30 de enero cumplirá un año con el que le implantaron. «Ahora estoy andando como 15 kilómetros al día. Antes no podía, ni siquiera con la máquina (tuvo un corazón artificial), aunque tampoco esto es como una película americana que en dos días estás corriendo una maratón, pero tengo tiempo de sobra para ir cumpliendo planes y una vida por delante», subraya, agradecido a quien hizo posible la donación y también a todos los profesionales que realizaron su trasplante y le han cuidado en el hospital y tras el alta.
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Los doctores Alberto San Román y Luis de la Fuente, jefe del Servicio de Cardiología y coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardiaca Avanzada y Trasplante Cardiaco respectivamente, contextualizan esos resultados de supervivencia máxima, que atribuyen a la mejora de aspectos de coordinación entre Cardiología, Anestesia y Cirugía Cardiaca en un proceso, el de trasplantes de corazón, de alta complejidad técnica. A eso se suma el trabajo desarrollado en la cualificación del personal sanitario en el manejo de máquinas, los corazones artificiales con los que los pacientes en situación más comprometida, en lista de urgencia, esperan el trasplante. En resumen, un equipo consolidado de profesionales expertos en técnica quirúrgica y uso de tecnología avanzada que se tiene interiorizada con precisión suiza la 'coreografía' de un proceso muy delicado en el que intervienen hasta 40 personas.
«En el año 2015 empezamos la revolución de las máquinas, introdujimos en nuestro centro un montón de dispositivos, de corazones artificiales, para mantener a los pacientes vivos hasta que se hace un trasplante, con mucha especialización de personal. Hemos trabajado intensamente con esas máquinas y eso ha permitido que el año pasado, por ejemplo, de los 10 trasplantes, 8 han sido urgentes con esos dispositivos y han ido todos perfectos», explica el doctor De la Fuente.
«Mantenerlos en buenas condiciones para llegar al trasplante es algo en lo que hemos mejorado en los últimos años, en el manejo de esos pacientes tan graves para llegar al trasplante en unas condiciones buenas y que sobrevivan. Es una de las claves», remarca este especialista. «Somos un centro de referencia en el manejo de máquinas, organizamos cursos de asistencias ventriculares, formamos a profesionales de todas las partes de España porque tenemos expertos mundiales en esto», resalta San Román.
Se trata de corazones artificiales que en el caso de las personas abocadas a un trasplante urgente son de empleo limitado en el tiempo, de corta duración, pero también se implanta otros de larga duración con los que pueden irse a casa pacientes que no son aptos para recibir un órgano de otra persona. En los últimos meses, los profesionales del Clínico han implantado cinco dispositivos de este tipo.
El perfil de la persona que recibe un corazón de un donante en Castilla y León responde al de un varón (el 70% de los casos) de unos 55 años de edad media, más elevada que en conjunto de España donde la referencia son los 51 años, que ha sufrido varios infartos en los años previos que han debilitado el suyo hasta presentar una insuficiencia cardiaca terminal. «Hay otras etiologías, otras causas, pero ese perfil es el más común», apunta el coordinador de Trasplante Cardiaco. Los pacientes que han pasado por la mesa de operaciones en 2024 residen en Valladolid, Burgos, Salamanca, León, El Bierzo, Segovia... Los ocho trasplantados por vía de urgencia esperaron no más de un mes. En el caso de los electivos, la demora ronda los cuatro meses.
El día del trasplante se movilizan en torno a 40 personas entre médicos cardiólogos, anestesistas, perfusionistas, cirujanos cardiacos, coordinadores para que el engranaje fluya sin contratiempos, enfermeras de alta cualificación, auxiliares, hasta un celador especializado tiene el equipo, personal de ambulancias que se pone en marcha en la parte sanitaria, al que se añade el de otros servicios complementarios absolutamente necesarios, como el piloto que vuela desde Villanubla si es necesario el avión para trasladar a los profesionales que valoraran la aptitud del corazón y lo custodiarán en condiciones óptimas hasta Valladolid.
El Clínico vallisoletano cerró 2024 con diez corazones injertados frente a los quince de 2023, pero en lo que va de enero ha trasplantado ya dos órganos a pacientes que progresan en su recuperación. El descenso de intervenciones del año pasado puede obedecer a una conjunción de factores. Ha habido una ampliación de los criterios de trasplantes urgentes, que tienen prioridad para recibir órganos sobre los 'electivos', lo que dificulta hacer estos últimos al generarse un desajuste en la práctica sobre la oferta de corazones.
Y ha entrado en juego la donación en asistolia cardiaca, diferente a la tradicional con muerte encefálica, en personas con patologías terminales (incluso personas que han solicitado la eutanasia) que directamente o a través de la familia autorizan el trasplante. Es una técnica compleja y al alza, que puede suponer en este momento un 25% de los órganos donados. En esos casos, el equipo que extrae el corazón cuando se produce el fallecimiento por una parada cardiaca irreversible se queda ese órgano y lo implanta en un paciente de la lista de espera electiva, no urgente.
El equipo de Clínico de Valladolid tiene ultimado protocolo para empezar en 2025 con el programa de donación en asistolia que permitiría aumentar el número de trasplantes que realizan sus profesionales. «Ahora, si hay un donación en asistolia en un centro de Castilla y León, se ofrece a los centros que lo están haciendo. A nosotros no, porque no lo hacemos. Todos esos corazones se van a otra comunidad. En el momento en que empecemos, cualquier corazón que se ofrezca en Castilla y León se quedará aquí», apunta el doctor San Román.
El Río Hortega albergó a finales de diciembre la extracción de un corazón con donación en asistolia que llevó a cabo un equipo de trasplantes del Hospital Virgen de la Arrixaca de Murcia y que voló de vuelta hasta la comunidad levantina con él órgano para implantarselo allí a un paciente.
Óscar Velasco tuvo implantado un corazón artificial que le había permitido hacer una vida 'normal', entre comillas, con limitaciones, pero con infecciones que cada dos por tres le llevaban al hospital. «Iba a llegar un momento en que alguna me iba a matar», explica este segoviano y eso fue lo que desembocó en el trasplante. El 2 de enero del año pasado ingresó con una de esas infecciones, el 29 le comunicaron en entraba oficialmente en lista para trasplante urgente y el 30 llegó el órgano. ¿Qué ha supuesto ese corazón donado para él y dejar atrás el artificial que había tenido hasta entonces? «La primera vez que me duché después del trasplantes, con un grifo encima de la cabeza, se me caían las lágrimas, con eso lo digo todo», explica.
Óscar era un paciente con una historia clínica que presentaba dificultades añadidas y que había superado momentos críticos, como un infarto con media hora de parada y una sepsis que le tuvo dos meses en coma. Relata que los médicos fueron muy francos. «Me dijeron que tenía un 70% de posibilidades de que saliera mal y un 30% bien. Aunque tuviera un 1% contra un 99% habría ido adelante, porque me podía matar una infección en cualquier momento», subraya este segoviano que destaca la «atención impresionante» que ha recibido de todo el personal sanitario que le ha atendido durante el trasplante y también que es un proceso duro. «El primer mes fue muy fastidiado», reconoce. El día 30 volverá al Clínico para hacerse «la biopsia del año». Va superando etapa, desde el agradecimiento a una sociedad concienciada con la donación y que le ha ofrecido «una segunda oportunidad que tengo que aprovechar».
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