Pedro Montarelo | Presidente de la Asociación de Amigos del Patrimonio
«Debemos concebir el Acueducto y su entorno como un espacio de respeto»«No creemos en un modelo basado solo en prohibiciones y multas, que no funcionan, como se está viendo. Hace falta una vigilancia»
La Asociación de Amigos del Patrimonio de Segovia lleva años alertando sobre la conservación del Acueducto, monumento que a su entender requiere una atención ... más integral. Su presidente habla de los problemas de mantenimiento, la falta de vigilancia y la necesidad de un respeto institucional y ciudadano hacia un bien declarado Patrimonio de la Humanidad.
–¿Cuáles son los principales problemas de conservación que advierten en el Acueducto?
–Cuando hablamos de conservación, solemos referimos a una conservación integral que vaya más allá de lo físico e incluya un cuidado social, moral e institucional. Físicamente, no hay riesgos inmediatos de colapso, pero sí detalles que reflejan descuido: filtraciones de agua en el arco próximo a la plaza de Avendaño, hierbas entre los sillares, desprendimientos de tierra en los arcos centrales, cables a la vista y paredes desconchadas en el entorno... Todo ello arroja una sensación de abandono impropia para un monumento de esta relevancia.
–¿Qué medidas han propuesto al Ayuntamiento para mejorar el cuidado físico?
–Hemos denunciado problemas en múltiples ocasiones. En mayo del año pasado enviamos fotos y mensajes al concejal de Patrimonio Histórico sobre el estado del arco de Avendaño, pero no hay avances significativos. Lo que nosotros proponemos es un mantenimiento regular y un plan director para el Acueducto con una comisión permanente que supervise ese cuidado. Llevamos años esperándolo.
–Hablan de «cuidado social» y «cuidado moral». ¿Qué significan estos conceptos y qué acciones proponen para fomentar ese tipo de cuidados?
–El Acueducto es un museo al aire libre. Y así debe ser concebido, como un espacio de respeto que incluya el monumento y su entorno. El cuidado social implica que los visitantes no lo toquen ni lo escalen para hacerse fotos, y que las mascotas no hagan sus necesidades al pie de los pilares. El cuidado moral pasa por un respeto institucional: no se puede convertir el entorno en un escenario de eventos inadecuados, como mercados o conciertos dotados de grandes equipos de sonido que dañan la imagen y la dignidad del Acueducto. Cada dos por tres se organizan actividades en un entorno extraordinariamente sensible. En este sentido, debe haber normas claras y una educación ciudadana que fomente el respeto.
«Implica que los visitantes no lo toquen ni lo escalen para hacerse fotografías»
Pedro Montarelo
Presidente de la Asociación de Amigos del Patrimonio
–¿Qué modelo de vigilancia consideran adecuado para el Acueducto?
–No creemos en un modelo basado solo en prohibiciones y multas, que no funcionan, como se está viendo. Nos parece más adecuada una vigilancia especializada, como la que hay en lugares arqueológicos o museos, con personal que informe a los visitantes y garantice un comportamiento respetuoso. Las personas que ejerzan esa vigilancia deberían llevar un silbato con el que advertir a los autores de cualquier acción indebida. Claro, todo debe ir acompañado de un cambio de mentalidad liderado por las instituciones, para que ese respeto se extienda desde los segovianos hasta los turistas.
–¿Qué respuesta han recibido del Ayuntamiento a sus propuestas?
–Nunca hemos tenido una respuesta clara. Con concejales anteriores notábamos una actitud más receptiva, pero ahora hay cierta distancia. Propusimos mecanismos participativos para que las asociaciones colaboraran en la gestión del patrimonio, y nos han convocado una o dos veces para el asunto del centro de interpretación del Acueducto, pero la comunicación es escasa y no vemos cambios concretos.
–Sobre los eventos que se organizan en el entorno del Acueducto, ¿proponen, pues, que no se celebre nada allí?
–No somos tan tajantes como para prohibir todo. El problema no es que se organicen eventos, sino que esos eventos no respetan el entorno protegido del Acueducto. Actividades como un mercado con casetas humeantes o conciertos con potentes altavoces son a todas luces inadecuadas. El carrusel de Titirimundi, por ejemplo, bien podría ubicarse en la misma avenida del Acueducto, alejado del Azoguejo. Pero también hay actividades no lesivas, como el festival de danzas de La Esteva. Es cuestión de tener claro cada caso.
«El problema no es que se organicen, sino que no respetan el entorno protegido del Acueducto»
Pedro Montarelo
Presidente de la Asociación de Amigos del Patrimonio
–¿Qué función deben desempeñar los ciudadanos y las asociaciones en la protección del Acueducto?
–Una función decisiva. En Segovia está extendida una sensibilidad muy positiva hacia el Acueducto y lo que representa, aunque a veces se circunscriba a críticas desde la barra de un bar; pero al mismo tiempo notamos una desafección creciente en los barrios extramuros hacia la Segovia histórica, lo que dificulta la labor que asociaciones como la nuestra tratan de hacer, que no es otra que la de concienciar y educar sobre el patrimonio. Necesitamos más colaboración con el Ayuntamiento para canalizar la sensibilidad ciudadana.
–Ustedes hablan de la necesidad de que los administradores públicos ejerzan una «humilde sinceridad». ¿Esperan cambios en la actitud del Ayuntamiento?
–Echamos en falta una actitud receptiva a las sugerencias ciudadanas. Queremos que el Ayuntamiento de Segovia reconozca sus limitaciones y dialogue con las asociaciones y con los propios técnicos, con quienes compartimos criterios, pero cuyas propuestas no se traducen en acciones concretas. Necesitamos una gestión del patrimonio más abierta y participativa.
–¿Qué opina su asociación de la acción reivindicativa de subastar una piedra del Acueducto?
–Es discutible, pero entendemos la intención de provocar una reacción ante el descuido del Acueducto. No es la forma ideal de actuar, pero ha servido para abrir el debate sobre la conservación, y desde luego es desmesurado entenderlo como un atentado contra el patrimonio. Creemos que la responsabilidad no es solo de quien ha llevado a cabo el hecho; también de quien ha permitido que ese hecho se produzca.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión