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Fernando Cayo reivindica el cortometraje «como una escuela fundamental» en Aguilar
El actor vallisoletano, con una extensa trayectoria en cine, teatro y televisión, recogió el Águila de Oro del festival
El actor Fernando Cayo recibió este domingo en el Cine Amor el Águila de Oro, máxima distinción honorífica que concede el Aguilar Film Festival para reconocer trayectorias referentes del audiovisual. El vallisoletano, con más de treinta años de dedicación a la interpretación, fue homenajeado en la clausura del AFF, en una edición significativa para él por su conexión con la tierra y su relación constante con el cortometraje, un ámbito en el que ha trabajado desde finales de los noventa.
Cayo aseguró, tras recibir el reconocimiento, que supone «un orgullo y una enorme satisfacción», no solo por el prestigio del festival y su consolidada trayectoria, sino también por su arraigo personal. «Yo me siento muy castellano, así que un festival de aquí me conceda este reconocimiento me llena de placer», afirmó. Subrayó, además, el valor del certamen como espacio de referencia para el corto y para la cinefilia. «Los festivales ponen en el mapa los lugares. No es lo único que define Aguilar, porque tiene muchas cosas, pero el festival es una de ellas».
Lejos de considerarlo un formato menor, rechazó la idea de que sea el «hermano pequeño» del cine y lo reivindicó como «un estilo en sí mismo, con profesionales muy preparados que logran resultados extraordinarios». Para él, apoyar el cortometraje significa también impulsar el relevo generacional. «Invertir talento en quienes están empezando es apostar por los futuros directores, guionistas y cineastas», sentenció.
Convencido de que el audiovisual español vive un momento de expansión internacional «como no se había visto antes», Cayo insistió en que el cortometraje debe reforzar su presencia en plataformas y servicios de 'streaming' porque constituye «una escuela fundamental y una pieza clave del futuro del sector».
A lo largo de su carrera, Fernando Cayo ha trabajado a las órdenes de algunos de los directores más destacados del panorama español e internacional. Su salto al cine llegó con Shacky Carmine (Chema de la Peña, 1999), por la que obtuvo el premio al mejor actor en el Festival de Toulouse. Desde entonces ha trabajado con Miguel Courtois, Roberto Santiago, J. Antonio Bayona, Iciar Bollain, Pedro Almodóvar, Ridley Scott o Fernando González Molina. Además, de mantener su presencia en el cortometraje durante más de dos décadas y tener una trayectoria destacada en televisión.
Mejor trabajo
En la emotiva gala de clausura, por la despedida de Jorge Sanz como director del festival tras 37 ediciones, se galardonó al cortometraje 'El cuerpo de Cristo', de la gallega Bea Lema, con el premio al Mejor Cortometraje del 37 Aguilar Film Festival. El trabajo –una adaptación de la novela gráfica del mismo nombre que se llevó el Premio Nacional de Cómic 2024– cuenta la historia de Adela, una mujer a quien el demonio ronda y acosa. Esto la lleva a la consulta del psiquiatra, donde la medicación se presenta como el remedio absoluto a todos sus problemas. Pero ella necesita que alguien escuche lo que realmente le ocurre y el único lugar donde su realidad tiene cabida es la religión y los ritos populares.
No obstante, los jueces también quisieron dar una mención especial a la obra 'The flowers stand silently, witnessing', del griego Theo Panagopoulos, en la que un cineasta palestino descubre un archivo olvidado de flores recolectadas en Palestina a principios del siglo XX. Una película que estuvo nominada en la categoría de Mejor Cortometraje en los Premios BAFTA 2025 y en los 38 Premios del Cine Europeo EFA 2025.
En lo que se refiere a otros trabajos premiados, destacó el Mejor Cortometraje Español Ramón Margareto, cuyo fallo leyó Eduardo Margareto y que ha recaído sobre 'La desesperaciò de la pell', de Mireia Vilapuig, un documental estrenado en Aguilar a nivel nacional que invita a volver a las imágenes del inicio de la adolescencia para contar el testimonio de momentos relegados al silencio.
El Mejor Cortometraje de Animación fue para 'La diva, mi abuela y yo', de la asturiana Inés G. Aparicio. Estrenado en la Seminci este año, ya tiene reconocimientos como el Premio Fausto Rossano 2025 en Italia o el Premio MemoriJove del Festival Internacional de Cinema de Reus. Se trata de un viaje en el tiempo en el que aparecen personajes maravillosos, mujeres libres, sueños sin fronteras y melodías inolvidables.
Nausica Serra, por Disecció d'una incoherència en crisi, se hizo con el premio a la Mejor Dirección. Esta directora catalana que se formó en el grado Oficial de Cinematografía de la ESCAC se ha interesado por nuevas perspectivas de la dirección y ha desarrollado nuevas ideas creativas.
La Mejor Interpretación Femenina fue para Belén Ponce de León por 'California' de Emmanuel Medina, película de ficción española en la que interpreta a Maribel, una huésped con el corazón roto que intenta sobrellevar su dolor junto con Cipri mientras la vida en el Hostal California sigue su curso.
El trabajo de Tomáš Čapek en 'Dog and wolf', de Terézia Halamová, fue reconocido con el premio a la Mejor Interpretación Masculina. Čapek interpreta a un stripper de 25 años que ha optado por una vida de fiesta constante y falta de sueños.
Otro de los galardones fue el de Mejor Guion para David Pinheiro por 'Os Caçadores', una coproducción franco-portuguesa de ficción que narra la historia de una familia burguesa aún inmersa en su burbuja de poder que pasa sus vacaciones en una casa de campo, en los años setenta, con el fin de una era de represión acercándose.
El premio a la Mejor Fotografía recayó en Ilya Sapeha por 'Majonezë', de Giulia Grandinetti, un cortometraje de ficción italiano ambientado en una remota aldea de montaña en Albania. Asimismo, el jurado oficial ha premiado como Mejor Montaje a Maxime Jean-Baptiste por O Rio de Janeiro continua lindo, de Felipe Casanova; y a Michael Granberry en la categoría de Mejor Dirección Artística por Les bêtes.