Valladolid
El viaducto de los Tramposos avanza a buen ritmo... 15 años después de la fecha en que debía terminarseLa infraestructura, a la que le faltan 400 metros de plataforma sobre la N-601, cierra la variante de mercancías, que tendría que entrar en funcionamiento a finales de 2026
Hay máquinas, hay hormigón y pilares en lo que hasta ahora era un suelo de tierra del que emergían unos pocos hierros trenzados en un ... mallazo. El viaducto de los Tramposos, que este martes se veía junto a una enorme grúa de El Madrileño junto a la ronda VA-30, avanza a buen ritmo, aunque aún no sea tan evidente para el vallisoletano de a pie. El que circula en su coche por la ronda puede entrever la maquinaria más potente, pero no será consciente de la envergadura de las obras hasta que la máquina de autocimbra se coloque sobre el final del tramo actual para prolongar la plataforma por encima de la N-601 hasta la embocadura del túnel de San Cristóbal.
Así que la gran obra para completar la variante de mercancías carbura, al fin, 15 años después de haberse cumplido el plazo para su remate. En enero de 2008 se adjudicó por 108,2 millones de euros y con 27 meses para construirla. Tenía que haberse finiquitado el tajo en primavera de 2010. Se completó parte de la plataforma y se levantaron todos los pilares, que han quedado como un esqueleto de hitos junto a la ronda exterior. Pero llegó la crisis y se la llevó por delante. Fue una tragedia en tres actos. El primero lo protagonizó Pepe Blanco (PSOE), ministro de Fomento con José Luis Rodríguez Zapatero. El 19 de mayo de 2010, en una comisión parlamentaria con ambiente de funeral de infraestructuras, fue tajante: «Vamos a reprogramar la mayoría de las inversiones que estamos acometiendo, reconsiderando las que no son imprescindibles, vamos a posponer nuevas licitaciones, demorar plazos de finalización de obras, suspender temporalmente actuaciones e incluso anular contratos en ejecución».
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El segundo acto le tocó salir a escena a Javier León de la Riva, alcalde de Valladolid, después de comprobar que los Presupuestos Generales del Estado contemplaban 400.000 euros para la variante de mercancías para el año 2011. El alcalde intentó que la obra continuara como fuera. Sabía, después de que el tren hubiera entrado soterrado por el Pinar de Antequera a finales de 2009, que si caía la variante, caía toda la operación. Llegó a proponer que la sociedad Valladolid Alta Velocidad costeara todo lo que quedaba de la variante, incluso a fuerza de pedir préstamos. Tenía sus razones. El primer gerente de la sociedad Valladolid Alta Velocidad, Antonio Cabado, contestaba así en 2008 a una pregunta de El Norte:
–¿Cuando se comenzará a horadar el túnel urbano [para el soterramiento]?
–Cuando se concluya la variante este de mercancías, que se terminará a finales del 2010. Entonces comenzará el soterramiento.
Sin una cosa no había la otra. Tal cual. De la Riva logró el apoyo del PSOE de Óscar Puente y de IU en el Ayuntamiento (año 2011, recordemos) para pedirle al Gobierno por unanimidad modificara el proyecto de presupuestos generales e incluyera «una partida que permita continuar con el ritmo de las obras de la variante de mercancías». El propio regidor puso las cifras de la parálisis sobre la mesa. Faltaban por poner 44 millones de euros y el Ministerio de Fomento reservaba 440.720 euros. La variante se había ejecutado al 58%.
El tercer acto se produjo cuando las máquinas se retiraron. Era el año 2011 y quedaba empantanado un viaducto a medio hacer, un túnel de San Cristóbal sin construir y un enlace con los futuros talleres de Renfe y la intermodal en San Isidro inacabados.
Telón.
Ese fue el punto en el que se el soterramiento entró en un coma irreversible. Por múltiples factores que tienen que ver con la obra pública de gran envergadura, los ciclos económicos y la oportunidad o inoportunidad de algunas decisiones. En 2013, dos años después del parón, la ministra de Fomento, Ana Pastor (PP) se reunió con el alcalde, Javier León de la Riva, los responsables de Adif, de la sociedad Valladolid Alta Velocidad y de los demás socios. Y dijo que prestaba todo su apoyo al soterramiento en cuanto a tramitaciones, papeleo, burocracia y avances en cuestiones menores. Pero que de poner dinero, nada. «El Gobierno no tiene disponibilidad presupuestaria», vino a decir.
En 2016, con el riesgo de quiebra de la sociedad Valladolid Alta Velocidad por la deuda de 404 millones de euros con los bancos, el nuevo ministro de Fomento, Íñigo de la Serna (PP) dio por finiquitado el sueño. Y en 2017 se firmó el convenio de integración.
Con todo, antes de rematar el viaducto de los Tramposos ha sido necesario terminar el túnel de San Cristóbal, construir la estación intermodal y conectar la vía desde Renault hasta allí para poder desmontar Ariza y recomenzar con el viaducto, que es el último paso.
La variante de mercancías, en realidad, es una circunvalación ferroviaria de 17,5 kilómetros que incluye el tramo soterrado del Pinar de Antequera. Lo único que queda para completarla es el viaducto. De los 1.130 metros que tiene, 776 ya tienen la plataforma. Hay seis pilares esperando a que se deposite sobre ellos el resto del trazado. Y paralelamente se han ido adjudicando cuestiones que tienen que ver con la circulación ferroviaria, como la colocación de la vía y la electrificación necesaria.
La variante de mercancías debería estar terminada a finales de 2026. Ese será el momento en el que todos los trenes de mercancías se desviarán definitivamente y dejarán de pasar por el centro de la ciudad. Las dos vías de ancho estándar y la de ancho ibérico que llegan desde el Pinar de Antequera quedarán reservadas únicamente para la circulación de trenes de pasajeros.
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