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Las velitas de Colombia iluminan la Navidad vallisoletana
La plaza de San Martín vuelve a acoger esta íntima tradición, donde cada llama representa un deseo para el próximo año o algo por lo que estar agradecido al presente
Hay muchos tipos de luz y, aunque no lo parezca, cada una se percibe de forma diferente en el subconsciente. La que arroja una vela, ... por ejemplo, transmite unos sentimientos muy concretos. El más sencillo de explicar es la cálidez, pero también va más allá, hasta que una simple llama consigue crear un ambiente familiar y acogedor. Y esto es clave cuando se está lejos de casa. Quizá por eso es tan importante para quienes ayer se acercaron a celebrar en Valladolid el día de las Velitas, una tradición colombiana donde la luz de los faroles es la que ilumina las calles.
Lo sabe Paola Morales, una de las personas nacidas en Colombia que vive en la ciudad y quien también encendió la llama de una costumbre que se celebra todos los años en la vigilia del 7 de diciembre, siempre un día antes de la fiesta de la Inmaculada Concepción. «Se hace así porque la vela debe estar encendida cuando comienza el 8 de diciembre», comenta esta vecina que lleva dos años en Valladolid. ¿Y qué significa la luz? «Representa un deseo y un agradecimiento personal, que no debe ser material. Lo más habitual es la salud y el amor», explica.
Valladolid se suma desde hace dos décadas a la tradición, que también se celebra en otros países de Sudamérica
Así lo atestiguan también otras velas que llevan inscripciones y donde se pueden leer palabras como familia, sabiduría, viajes u hogar. «En Colombia se ha convertido en el día donde se iluminan todas las ciudades. Es una tradición para estar en familia, íntima y acogedora», explica Carlos Ramírez, portavoz de la Asociación de Amigos de Colombia en Castilla y León (Acycol). La celebración también viene acompañada de gastronomía, que consiste en la presencia en la mesa de natillas y de buñuelos. No como los de aquí, ya que los típicos que se comen en Colombia por el día de las Velitas no están rellenos, ni de crema ni de nata.
La plaza de San Martín de Valladolid volvió a ser testigo de una celebración que se celebra en la ciudad desde hace dos décadas y que volvió a contar con una parte solidaria. Porque había familias que llevaban sus velas de casa, pero también existía la posibilidad de hacer un donativo que irá destinado a una cárcel de menores en Colombia y llevan los padres Claretianos. «Es una congregación que hace una gran labor allí», apunta el portavoz de Acycol. En cualquier caso, la tradición, que se originó en cuando el papa Pío IX proclamó la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María, cuando nació la costumbre de encender velas y colgar faroles en puertas y ventanas en la velada anterior, volvió a traer un pedacito de Colombia a las calles vallisoletanas..
La celebración estuvo además animada por el cantante vallisoletano Fran Pahíno, quien puso la nota musical sobre la tradición. «Voy a cantar cuatro temas», dijo. Al final, el ambiente pedía algo más y fueron cinco, así que uno de regalo. «Había oído hablar de esta tradición y es una pasada, da gusto veros a todos esta noche para compartir este momento de ilusión», apuntó antes de comenzar con el mítico villancico 'Feliz Navidad'. Un clásico de diciembre. Poco a poco, las velas rodearon toda la iglesia de San Martín. Cada llama para un deseo. La luz del fuego, de nuevo, consiguió crear ese ambiente cálido y familiar.
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