Un testimonio «incoherente», principal baza de la defensa del acusado del crimen de Sebitas
Los peritos creen que el testigo dice «la verdad» y la cronología que hizo de los hechos, «veraz»
e. e.
Valladolid
Martes, 22 de enero 2019, 13:15
El juicio contra el acusado de asesinar brutalmente a Sebastián Valle el 9 de abril de 2017 ha iniciado su 'sprint' final. En la tercera sesión celebrada este martes, la defensa de Tomás Alonso San Segundo, el letrado Jesús Verdugo, ha comenzado a quemar sus últimos cartuchos para demostrar la inocencia de su cliente. Pero no es una tarea nada fácil. Tanto la Fiscalía como los peritos que forman parte de la investigación sotienen la misma hipótesis: Tomás acuchilló a Sebitas, como así le conocían en el Barrio España de Valladolid, donde ambos vivían, tras, presuntamente, robarle el teléfono móvil.
Todo ello partiendo de una base que Verdugo considera imprescindible: no han encontrado ADN del principal sospechoso ni en la navaja ni en el ladrillo, las armas del crimen. «No puede ser que haya sido él si no hay ADN», revela el letrado. Ahora, además, cuentan con una baza inesperada pero que puede ser determinante de cara a la sentencia: el relato del único testigo, Pedro D., es «incoherente» porque «tiene problemas para establecer cronológicamente los hechos en el tiempo».
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Según defiende el letrado de la defensa, tanto la Fiscalía, la acusación particular como los policías y peritos que en su día internivieron en el lugar de los hechos y fueron partícipes de la investigación no están teniendo en cuenta la minusvalía que padece Pedro D. Defiende que su testimonio no se corresponde con la cronología exacta de lo que sucedió aquel 9 de abril de 2017. «El testigo dice que él vio como Tomás daba patadas a Sebitas por la mañana, pero no fue hasta última hora de la tarde cuando dio aviso a la Policía Local», sostiene.
Pero los agentes de la Policía Científica restan importancia a este hecho y consideran que el de Pedro D. es un «relato coherente y veraz» y que «dijo la verdad». Para ello, tal y como han reconocido durante la vista oral celebrada este martes en la Audiencia Provincial de Valladolid, comprobaron y verificaron todos los pasos que aseguró haber realizado aquel día. «Comprobamos que fue a un centro religioso y que estuvo en la parada de bus a la hora que nos dijo. Todo coincidía con lo que nos había contado», argumentan los peritos.
Análisis del teléfono
El teléfono de Sebitas dejó de estar operativo a las cuatro y media de la tarde de aquel domingo 9 de abril de 2017. Sin embargo, hacía tiempo que no registraba actividad. Su última llamada, fallida, fue a las 14:16 horas a su «amigo» F.J. G. G., conocido en su barrio como 'Murfy'. Sebitas fue hasta su casa y, tras tocar el timbre y no recibir respuesta, decidió llamarle. Pero éste estaba cuidando de su padre, que se encontraba ingresado en el hospital.
En ese momento, Sebas, según apuntan todos los indicios, fue a casa de Tomás a «tomar café». Regresó a casa y dijo a su madre que éste último le había robado el móvil. «Me dijo: 'si no me lo devuelve, le rompo la cabeza'», aseguró Társila Rodriguez durante su comparecencia este lunes en calidad de testigo. El acusado lo niega todo. Reconoce no saber nada de su teléfono y, además, sostiene que ayudó al fallecido a buscar su móvil. «Fuimos a los viveros (cerca del paraje conocido como Soto de la Medinilla, junto al Pisuerga, donde se produjo el asesinato), pero no por la zona del río, nunca he ido ahí».
Ante esta situación, la Policía Científica, al «no recuperar» el teléfono de Sebitas, solicitó a la compañía el tráfico de llamadas y el posicionamiento de su móvil desde el 3 de abril. El resultado no arrojó demasiada luz al caso: la mayoría eran «mensajes SMS y llamadas» con Társila y Murfy. Del posicionamiento, menos evidencias aún. El teléfono no salió de la triangulación captada por los repetidores ubicados en el Mercado Central y la Avenida de Santander de la capital vallisoletana.
Si algo pudieron comprobar con ese análisis fue que el testimonio de Társila coincidía con los datos que aportaba el móvil. «A las cuatro y media, según testificó la madre del asesinado, es cuando éste sale de su casa hacia el domicilio de Tomás». El robo, por tanto, se produjo «entre las 15:00 y las 16:30 horas». Ante estas evidencias, la defensa del sospechoso escuda su estrategia en los «problemas para establecer horarios» de Pedro D.
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