Valladolid
Terrazas a 36 grados en las fiestas de Tudela de Duero: «El calor mata a los bares al mediodía»La ola de calor despeja las calles en las horas centrales del día, incluso durante estas jornadas, lo que obliga a algunos establecimientos incluso a cerrar
Lorena Arias Duque
Tudela de Duero
Domingo, 17 de agosto 2025, 19:26
La época veraniega de las terrazas alcanza su mayor esplendor en Tudela de Duero durante las fiestas patronales de la Asunción de Nuestra Señora ... y San Roque, que comenzaron el pasado jueves 14 de agosto y culminan este lunes, día 18. Pero la imagen prototípica, en la que estos ecosistemas de tapas y vermú rebosan de comensales, no se deja ver a todas horas y el factor que marca la diferencia, como confirman los propios hosteleros, es el calor. Con temperaturas que superan los 36 grados centígrados en las horas centrales del día (36,9 este domingo a las 14:00 horas), salir a la calle solo puede ser una necesidad, incluso si se está bajo la sombra.
«Ese es nuestro principal problema este año, el calor. Nos está matando a los bares al mediodía», se queja Jesús Potente, propietario de Donde Chuchi, que señala que las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde son las que llenan su terraza, cuyo grueso se despliega en la calle Salegar, gracias al descenso del termómetro. «Echamos de menos la hora del vermú. Ha bajado más que otros años porque el calor es insoportable», se lamenta. Y si el mediodía garantiza poca clientela, lo que viene pasada la hora de la comida es todavía peor: «De cinco a siete tenemos que cerrar, porque no viene nadie y no nos renta».
Un poco mejor lo llevan en la plaza de España, donde el bar Santuario ha sacado fuera del local dos barras para atender exclusivamente en la zona de terraza. «Tenemos la suerte de que nos da la sombra a lo largo del mediodía, hasta las 16:00, más o menos. Pero las horas de la tarde son, con diferencia, las mejores», explica un camarero. «El vermú sigue a tope», asegura, sin ignorar la ventaja de que a esas horas suele tocar alguna charanga popular, que anima el ambiente y, por lo tanto, atrae más comensales.
Una oferta similar tienen en el Café Goya de la plaza Pablo Arranz, donde su propietario, Víctor Juste, ha contratado a una serie de bandas musicales que llevan amenizando las noches estivales todos los viernes desde el inicio de julio y los días que duran las fiestas patronales. «Económicamente, no me compensa, pero vale la pena porque a la gente le gusta y tal vez a largo plazo sí sea rentable», asevera el hostelero. La terraza del Goya tiene incluso más sombra que la del Santuario durante el mediodía, si bien tampoco puede librarse de la desolación entre las 16:00 y las 19:00 de la tarde. Sin embargo, su dueño se niega a cerrar durante esas horas porque, asegura, «si todos cerramos a la vez la gente no puede salir de su casa a esas horas». No obstante, es consciente de que su política es quizá más humana que rentable: «Estos días, he llegado a salir fuera a las 16:00 y ver la terraza totalmente vacía. Es algo que no se notaba tanto en años anteriores». Y con todo, su plantilla de camareros se dobla prácticamente en las fiestas en comparación con el resto del año, con unas cifras de trece frente a siete trabajadores, porque Juste asegura que prefiere «tener camareros de más a ofrecer un servicio pobre al cliente».
Sea donde sea, en un bar o en otro, con música en vivo o sin ella, lo que más se demanda en las horas del mediodía para combatir la canícula es la cerveza. Así lo corroboran los tres hosteleros. Jesús Potente ha optado este año por los vasos de plástico, «para no sobrecargar el lavavajillas y agilizar el servicio», porque su abundante y variada clientela, una vez comienza a aliviarse el calor, corre a llenar las mesas de la calle Salegar para pedir «desde huevos rotos, gamba a la plancha o boquerones fritos hasta bocadillos listos para llevar». Víctor Juste también ha hecho sus previsiones antes del inicio de los festejos. «Calamares y croquetas», y de estas se dejan preparadas «unas 3.000 para todos los días de fiesta». Así es que, por mucho que el calor haga notar sus efectos en Tudela hasta en la época más concurrida del año, el espíritu de las terrazas resurge con total seguridad apenas se esconde el sol en el horizonte.
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