Valladolid

Pañuelos al aire para despedir el último tren de mercancías de la Vía de Ariza

La bocina anticipaba su partida a las 20:10 horas de la tarde, que ha supuesto el último servicio de una infraestructura ferroviaria decimonónica que queda en desuso 40 años después de que en 1985 se cerrara al tráfico de pasajeros. Desde entonces por ella solo circulaban los trenes procedentes de la factoría Fasa Renault hacia la estación de Campo Grande, que a partir de ahora tomarán la Variante Este tras su apertura parcial, lo que supondrá sacar de la ciudad el 25% del tráfico de mercancías, que en 2026 ya será historia, según las previsiones que maneja el Ministerio de Transportes.

En la estación de La Esperanza, desde donde ha salido el carguero, la expectación era absoluta desde las seis de la tarde. Para entonces el último cargamento de vehículos Renault ya descansaba sobre las vías, a la espera de que una locomotora de diesel, venida de Ciempozuelos, trasladara la mercancía hacia el Puerto de Muriedas, en Santander. Y aunque a salida estaba prevista a las 19:13 horas, la ceremonía de despedida ha retrasado su partida casi una hora de reloj.

Y es que todos querían su foto con el gorro y la bandera roja de jefe de estación, desplegada para dar luz verde a la salida del último convoy. Desde Pedro Herrero y Luis Vélez, portavoz y concejal del PSOE en el Ayuntamiento; al subdelegado del Gobierno, Jacinto Canales, que han coincidido en que el cierre de la línea es un «pasito más» y el «pistoletazo de salida» de los siguientes obras previstas el convenio de integración ferroviaria. Entre ellos los tres pasos proyectados en el entorno de Ariza, cuya licitación se pospuso en marzo hasta el próximo 30 de junio, después de que el Ayuntamiento condicionara su aprobación a que la Variante Este estuviera en servicio, alegando que los trenes de Renault aún empleaban la vía.

Pero también Adrián Arévalo, un joven de 12 años aficionado al ferrocarril y futuro socio de la Asociación Vallisoletana de Amigos del Ferrocarril (ASVAFER), que, aún con una sonrisa en la cara por estar asistiendo a un hito histórico, la jornada se le antojaba como «un día triste». También lo era para los residentes del entorno, que, sin embargo, consensuaban que suponía una avance. «No sé que pasará con estos terrenos, pero está claro que va a mejorar, no tenía mucho sentido ya está vía», expresaba Rebeca Gómez, que lleva una década viviendo en una de las calles aledañas al Arco del Ladrillo. «No estamos lejos de nada, pero al final es un muro que divide la ciudad», añadían, Juan Carlos y Ana, con quienes comparte barrio.

«Es una pena, pero también es cierto que hay que estar acorde a los tiempos», reconocía Javier Bastida, al frente de la comunicación de ASVAFER. La línea, con un gran valor simbólico para los amantes del ferrocarril, suponía la existencia de «dos pasos a nivel» el de Argales «con mucho tráfico» y el de la estación de la Esperanza, menos concurrido, pero que «también es un peligro».

Y aunque la única certeza es que Adif acometerá el desmontaje de las vías, que está previsto que en las próximas horas queden desconectadas del bypass de la Variente Este, el futuro del resto de infraestructuras aún es incierto. «Estamos pidiendo que de las dos naves de talleres que se van a conservar, nos cedan una para hacer un museo del ferrocarril», anhelaba. Solo el edificio de la antigua estación, hoy sede de la asociación, y la nave de piedra, tienen la categoría de edificios protegidos.

La clausura llega ocho meses después de que el Ministro Óscar Puente anunciara de que en el primer semestre de 2025 dejarían de pasar trenes por la vía de Ariza, ante el avance de la denominada Variante Este, 18 kilómetros de alta velocidad que conectarán Valladolid con la línea Madrid-Hendaya, convirtiendo la infraestructura en un «polo emisor» de mercancías de caracter «global», bautizó el ministro, durante una visita a la estación intermodal del Páramo de San Isidro.

La puesta en marcha de la Variente Este de forma parcial -hasta su apertura total en 2026-, supondrá una reducción inmediata del tráfico de mercancias que atraviesa el centro de Valladolid para llegar a la estación de Campo Grande. Unos 30 trenes diarios, de los cuales ocho, cargados de piezas y vehículos para exportación, atravesaban este tramo del antiguo ferrocarril. Serán los primeros en estrenar la nueva infraestructura, utilizando el desvío que se encuentra al borde de la VA-30, la ronda exterior, para dirigirse por la Variante Este y el túnel de San Cristóbal hasta la intermodal.