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Se enfrentan al examen más importante de su vida y los nervios son inevitables en las pruebas de acceso a la universidad más en un ... año con novedades y cambios en esta prueba escrita. «Son muchas horas, mucha exigencia y mucho esfuerzo que se condensa en apenas tres días que supone una carga emocional que, en ocasiones estalla por algún lado», comenta Carolina Puertas, psicóloga de la institución.
Como novedad, este año la UVA ha puesto desde el inicio de las pruebas (el pasado martes) y hasta el final de las mismas (hoy jueves) un servicio de apoyo psicológico para detectar casos de ansiedad, angustia, estrés o bloqueo que pueda darse entre los alumnos. Son unos 4.535 estudiantes los que se enfrentan este año a la convocatoria ordinaria de la selectividad en las catorce sedes que se distribuyen en los cuatro campus de la UVA. «Ponemos especial atención a los momentos de entrada y salida de las pruebas», asegura Puertas, quien ha atendido en este primer programa a una docena de estudiantes.
«Me doy una vuelta por los pasillos y observo a los que pueden estar atravesando un episodio que se traduce en más nervios o ansiedad de lo normal que pueden hacer que se escape a su control», explica. Este año están en las sedes 1 y 2, en el Aulario de la Facultad de Económicas, «aunque estamos en contacto con todas las sedes de Valladolid y también con Palencia, Segovia y Soria por si surgía alguna incidencia, el personal que está con ellos sabe de sobra cómo actuar», subraya.
Este servicio supon un apoyo extra para miles de estudiantes, 4.900 en el caso de la UVA, que hoy terminan los exámenes con las pruebas de matemáticas y latín. «A veces tienen situaciones sobrevenidas que no pueden controlar y para las que estamos ahí con ellos, como un alumno que anoche comenzó a tener fiebre y estaba muy preocupado por si afectaba al desempeño de la prueba o la explosión emocional que atraviesan por el estrés acumulado y porque muchas veces sale toda esa exigencia previa, no solo lloran por decepción de un mal examen», matiza la psicóloga.
Su experiencia y cercanía le han permitido aliviar a esos doce alumnos a los que les ha podido costar más a nivel emocional esta tanda de exámenes. Casos, en su mayoría relacionados «con un mayor nivel de ansiedad» de o habitual para estas pruebas con estudiantes con los que tratado de forma más personal. Aunque en los pasillos, el equipo ha animado a muchos más simplemente con unas palabras de ánimo previas o un breve consejo como el de «no repasar para no generar más dudas de lo que se sabe y lo que no en el momento clave». «A veces simplemente con que sepan que existe este recurso aunque no hagan uso de él les hace sentir más tranquilos», apostilla.
Lo que sí que han notado, una vez finalizada la última jornada de exámenes de la PAU son «muchas muestras de apoyo y afecto entre estudiantes, caras de alivio y alegría y alguna que otra celebración en las sedes por la satisfacción de haberlo hecho bien», asegura Puertas.
Peticiones específicas
Junto a ella, el Técnico de Asuntos Sociales en Universidad de Valladolid, Rafael Puente, se encarga de velar porque las 164 solicitutes de adaptaciones de la PAU para alumnos con necesidades educativas especiales se cumplan a la perfección. De las 164 que se han requerido este año en la convocatoria ordinaria, 94 se han desarrollado en las sedes de Valladolid y el resto de solicitudes están idénticamente repartidas en los campus de Palencia, Segovia y Soria con 23 peticiones en cada uno.
Al igual que la novedad en el servicio de atención psicológica para estos exámenes, este año los criterios de evaluación para estudiantes con dislexia se han modificado y son específicos. «Son los relativos a la coherencia, ortografía y presentación que en casos ordinarios penalizan hasta un 20% pero no en estos casos porque hay una adaptación a cada alumno con el fin de que tengan las mismas oportunidades que el resto», asegura Puente.
La comisión organizadora de la PAU «se adapta los tiempos» y vigila especialmente que se cumplan los protocolos requeridos para estos alumnos como la adaptación de los tiempos del examen, la ubicación en el aula o la disposición de hacerlo en un espacio específico porque necesitan dispositivos. «Ejemplos como el de un estudiante del campus de Segovia de la ONCE, que necesita una tele lupa y un ordenador con pantalla; el de una chica en silla de ruedas en el campus de Soria que necesita un espacio habilitado con baño adaptado, personas con déficit de atención a los que se dispone en las primeras filas o con discapacidades auditivas», comenta Puente. Dentro de las solicitudes de este tipo, la más frecuente es la del incremento del tiempo en las pruebas para personas que lo necesitan.
Con la jornada de exámenes de este jueves finaliza la fase ordinaria de acceso a la universidad, cuyas calificaciones se darán a conocer el próximo jueves, 12 de junio.
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