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El rey Baltasar durante la cabalgata. Henar Sastre

Miles de niños acompañan a los Reyes Magos en la Cabalgata previa a una noche de regalos

El séquito de Melchor, Gaspar y Baltasar incluyó figuras hinchables y un gigante de luz articulado

Víctor Vela

Valladolid

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Sábado, 5 de enero 2019

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La manos, diminutas y enguantadas, de miles de niños vallisoletanos no dieron abasto para saludar a Melchor y coger caramelos, para reclamar la atención de Gaspar y cazar alguno de los dulces al aire, para levantarle el pulgar a Baltasar y rebañar del suelo unos caramelos que acabarían en tantos bolsillos llenos a reventar. La comitiva de Sus Majestades de Oriente, la Cabalgata con la que cada 5 de enero arranca una noche de ilusión, volvió a congregar a miles de pequeños en las calles, deseosos de comprobar que losReyes Magos existen, que han recibido sus cartas y que ya están aquí, en Valladolid, tan cerquita, listos para empezar un periplo que les llevará (que les ha llevado ya) por tantas casas deseosas de juguetes, de regalos y, si ha habido mala suerte, también de carbón. Melchor, Gaspar y Baltasar subieron al balcón de la Casa Consistorial después de recorrer durante más de hora y media el centro de la capital.

El cortejo estuvo compuesto por ocho carrozas, dos trenecitos, cerca de 800 personas disfrazadas, un gigante de luz articulado, una veintena de figuras hinchables y una sintonía especial, compuesta por el músico Juan Laforga para la ocasión. Ambientó la comitiva real desde su salida en Filipinos hasta su llegada a la Casa Consistorial, después de atravesar una abarrotada Acera de Recoletos, una superpoblada Miguel Íscar, una llena llenísima Duque de la Victoria y una Plaza Mayor llena a reventar. La Policía Local tuvo que limitar, a las 19:30 horas, el acceso desde la calle Santiago debido a la gran cantidad de personas que se congregó en el centro. Fue una de las medidas de seguridad de la jornada, sumada al vallado completo del recorrido (cuatro kilómetros de vallas), la protección inferior de las carrozas (para evitar que los niños se cuelen por debajo a la caza de algún caramelo)y la vigilancia de agentes de la Policía Local, Protección Civil y un dispositivo de Cruz Roja con 16 personas, dos de ellas con bicicletas de atención sanitaria, con botiquín y desfibrilador incluido.

Los 52 músicos de la banda de la EscuelaMunicipal de Música, dirigida por Ángel Páez, acompañaron por primera vez a Melchor,Gaspar y Baltasar y lo hicieron, además, como avanzadilla de la comitiva, con una colección de villancicos y canciones infantiles. Se sucedieron después las carrozas (un dragón articulado, un cisne, una casita de chocolate y un puente de ciervos)entre las que se intercalaron los jóvenes de la Coordinadora de Peñas, disfrazados de payasos o árboles de Navidad, los integrantes de la asociación Valladolid Patina (con luces en vestidos y ruedines)y unas juguetonas bandadas de pájaros llegadas de Francia:marionetas llamadas Les Piafs que no dudaban en lanzarse sobre el público para regalarles algún picotazo. La Cabalgata incluyó los zancudos, los malabares de colores y los equilibristas sobre pelotas gigantes del grupo circense La Luz de Delicias. Y la compañía Kull d'Sac acompañó a Dundu, una marioneta gigante iluminada, de cinco metros de altura, llegada de Alemania y que protagonizó divertidas carreras a lo largo del recorrido. Hubo también dos trenecitos repletos de niños disfrazados, de los colegios Alonso Berruguete, Maristas y Tierno Galván. También participaron este año escolares del Gonzalo de Berceo, Miguel Delibes o Francisco Pino.

Sus Majestades de Oriente cerraban el cortejo. Melchor estuvo acompañado en su carroza (con heraldo rojo y blanco)por niños de la Once. Gaspar repartió ilusión desde un trono en el que mandaba el color verde. YBaltasar recibió el cariño de los niños vallisoletanos desde lo alto de su carroza morada. Al final, y a modo de escolta, los Bomberos, con las sirenas activadas en un camión repleto de caramelos. En total, se repartieron 2.500 kilos de dulces sin gluten pero con un pequeño problema. Como la mayor parte de los caramelos se lanzaba al aire, muchos se quedaban en la calzada, en el interior del recorrido. Y, como estaba vallado, los niños no podían acercarse a recogerlos hasta que hubo pasado el cortejo. Algunos voluntarios se entretuvieron en recoger los caramelos diseminados por la calzada para entregarlos a los niños que esperaban de puntillas en los bordillos o sonreían encaramados en las vallas protectoras. El dispositivo para que los Reyes Magos llegaran hasta Valladolid –con todo el despliegue que Sus Majestades de Oriente merecen– ha requerido este año una inversión de 158.300 euros. El Ayuntamiento, a través de la Fundación Municipal de Cultura, ha aportado 110.000 (25.000 euros menos que el año pasado, por el incremento del patrocinio privado).Una vez finalizado el desfile en público, Melchor, Gaspar y Baltasar iniciaron su ruta por los hogares de Valladolid.

Fotos del público

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