Valladolid
Condenado por acosar sexualmente durante meses a una jueza embarazadaLa víctima, que recibió flores, cartas anónimas, mensajes y llamadas, llegó a temer una agresión física ante la actitud «obsesiva» del hombre
Todo comenzó el 18 de abril de 2022, cuando una magistrada, titular de un juzgado en Valladolid, recibió en su despacho un ramo de flores ... que solo contenía un enigmático 'hola'. Su infierno comenzó después y se prolongó durante los tres meses siguientes a raíz de la posterior recepción, inicialmente, de cartas anónimas que dieron pasos a llamadas y mensajes, ya con nombre y apellidos del protagonista, en los que acosaba sexualmente a la víctima para intentar mantener una relación con ella. La situación llegó hasta el extremo de que la mujer, que rechazó de plano tal proposición desde el primer momento y que ni siquiera conocía a su acosador, tuvo que cambiar de hábitos e, incluso, requerir una vigilancia especial en su juzgado ante el temor de sufrir una agresión física. Y todo ello en un momento en el que estaba embarazada.
La jueza, ante su imposibilidad para poner fin a la situación, acabó denunciando los hechos el 7 de julio de 2022 y el acosador se sentó finalmente en el banquillo dos años después. Ya entonces fue condenado en primera instancia a nueve meses de prisión por un delito de coacciones en una sentencia que ahora es firme, una vez ratificada por la Audiencia Provincial, que incluye una orden de alejamiento del acosador sobre la víctima tanto física como telefónica durante los próximos tres años.
El fallo recoge que el varón «presionó de forma obstinada a la denunciante con mensajes reiterados e impertinentes»
El fallo, que confirma punto por punto lo dicho por el Juzgado de lo Penal número 4, pone así fin a tres años de procedimiento judicial al rechazar el recurso del abogado del individuo al entender que las pruebas son suficientes para ratificar que el hombre, un vecino de Alicante, cuya relación con la víctima pasaba por haber coincidido con ella en un pueblo en el que ejerció como magistrada -nada más-, «presionó de forma obstinada a la denunciante para mantener una relación personal y afectiva con actos y mensajes reiterados e impertinentes a su móvil personal que perturbaron su tranquilidad y afectaron a su libertad».
La sentencia va más allá y recoge que la finalidad del acosador era «inmiscuirse en la vida de la denunciante» y que sus actos (envió de flores, mensajes anónimos manuscritos, llamadas y mensajes al móvil) generaron en la víctima «temor, inquietud y angustia» hasta el punto de «inquietarla y asustarla ante el temor de que lo siguiente fuese que esta persona se presentase físicamente ante ella». Y tanto es así que la magistrada, ante «la actitud obsesiva» del acosador, al que rechazó de manera insistente en todo momento, «llegó a tomar cautelas y dio la instrucción a los vigilantes del juzgado de comprobar cartas y paquetes dirigidos a su nombre e, incluso, de que ninguna persona pudiera hablar con ella sin identificarse».
Todo comenzó con aquel primer ramo de flores recibido por la víctima el 18 de abril de 2022. Después, el 19 del mismo mes, le llegó una carta manuscrita y anónima en la que el remitente decía: «Hola, con rosas, y ahora hola con palabras» antes de preguntarle «¿querías ver alguna cosa?».
La víctima llegó a pedir a los vigilantes de su juzgado que nadie se acercara a hablar con ella si no era identificado antes
Y fue el 15 de junio de ese mismo año cuando comenzaron las llamadas, en las que el hombre, que consiguió hablar con ella asegurando que era un guardia civil, le dijo que «quería mantener una relación más próxima con ella» y argumentó que la había conocido años antes -en un pueblo en el que la víctima había ejercido como jueza-. La aludida ya le espetó entonces que «no era esa mujer y que no quería que volviera a contactar con ella». Después llegarían más mensajes y llamadas que la denunciante no contestó y en las que el individuo la proponía citas físicas y le reprochaba su silencio con «término de contenido sexual».
Y todo ello a pesar de que la jueza, que estaba casada y embarazada en el momento de los hechos, reiteró en todo momento su negativa a hablar siquiera con el hombre. El acoso concluyó a raíz de la denuncia interpuesta por la víctima el 7 de julio de 2022. El sospechoso, un vecino de Alicante, sería finalmente identificado y condenado en un fallo que ahora acaba de ratificar la Sección II de la Audiencia Provincial de Valladolid.
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