Los obispos deploran las «trabas» que pone el Gobierno a la escuela católica concertada

Para el presidente de los obispos, es un «clamor» la necesidad de un acuerdo en materia de educación que incluya a las fuerzas políticas, pero también a las «entidades civiles y religiosas». «No es el momento de poner trabas, de enfrentar instituciones públicas y privadas, sino de trabajar conjuntamente, de cooperar de forma eficaz y eficiente para ofrecer una educación adecuada a todos los niños, adolescentes y jóvenes de nuestro país, respetando en todo momento el derecho constitucional de los padres y madres a escoger libremente el centro y el modelo educativo para sus hijos», adujo el cardenal.

Los prelados creen necesario el mantenimiento de la formación moral en valores y la clase de religión. Con motivo de la inauguración de la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal, Juan José Omella aprovechó su discurso para arremeter contra la eutanasia y el suicidio asistido. «Una sociedad que no cuida a sus mayores y enfermos es una sociedad que se va muriendo lentamente», alegó. El arzobispo de Barcelona censuró a los políticos, enzarzados continuamente en un «espectáculo del enfrentamiento» que induce a la sociedad española, traumatizada por la crisis de la covid, a la desesperanza.

A su entender, no es el momento de divisiones ni de tentaciones populistas. En este sentido, abogó por trabajar unidos y mirar a largo plazo, «liberándonos del cortoplacismo de las elecciones o de la bolsa». El prelado apostó por una vuelta al espíritu de consenso del 78 y por el respeto a las instituciones

Omella se quejó de que el cierre de los templos y las restricciones impuesta en el aforo de las iglesias para prevenir el coronavirus están «dejando los cepillos vacíos». Por ello, preconizó que los católicos abonen a la Iglesia una «cuota periódica» para financiar las necesidades de culto y la acción caritativa. «El cierre de los templos y las restricciones de aforo han provocado que las colectas hayan menguado. A no pocas parroquias ya les está costando llegar a fin de mes y las diócesis están saliendo al paso con planes de emergencia para garantizar que puedan seguir con su labor pastoral y asistencial. Por todo ello, urge replantearse cómo implicar a los católicos y a la ciudadanía en general en esta misión en un momento en que los cepillos se están quedando vacíos», alegó Omella.

El cardenal exhortó a los fieles a no incurrir en el virus de la polarización, un elemento que hace imposible «tender la mano, e incluso dialogar con el que piensa diferente». Con estas palabras como eje vertebral de su discurso, tomando como referencia la encíclica 'Fratelli tutti', el cardenal arzobispo de Barcelona debutó este lunes con su primer discurso como presidente de la Conferencia Episcopal, después de haber sido elegido el pasado mes de marzo. En su alocución, Omella animó a la corrección de errores. «El que se ha equi­vocado, que pida perdón. El que ha caído en la corrupción que devuelva lo robado», pidió a los responsables públicos.

Sobre el quehacer político del Ejecutivo, Omella destacó que la mejora de las instituciones no pasa por el «borrón y cuenta nueva», ni por romper radicalmente el consenso, sino por «trabajar unidos para mejorar y potenciar el actual sistema democrático».