Segovia sube las pulsaciones reivindicativas con una manifestación cada 35 horas
Los sindicatos perciben una mayor diversidad en las motivaciones de las protestas, con un aumento del descontento sanitario y el punto de mira en la Junta
La provincia aceleró el paso reivindicativo después del primer año de la pandemia. Y eso que en 2020 las causas de protesta no se quedaron ... en casa, salvo para acatar las restricciones de reunión y de movilidad del estado de alarma. Según el Anuario Estadístico del Ministerio del Interior, cuyos datos más recientes corresponden a 2021, a lo largo y ancho de Segovia se celebraron 248 manifestaciones, diez más que las desarrolladas el curso precedente. Es decir, una cada 35 horas. Así se convierte en el segundo ejercicio más reivindicativo en las calles y plazas desde 2014. El primero es 2019, cuando ni siquiera se podía adivinar la crisis sanitaria, en el que se superaron las 290 concentraciones. En las tres anualidades anteriores no se rebasó el listón de las doscientas.
El informe del Ministerio pone de relieve que había ganas de salir a la calle, también para manifestarse, cuando en mayo de 2021 se levantó el estado de alarma. En junio se dispararon los llamamientos en un mes que, además, no es demasiado propicio para escenificar reivindicaciones. Se realizaron 35 actos en la provincia cuando la media es de quince en el mismo periodo. De hecho, la experiencia de la que dan fe las estadísticas oficiales establece que la época estival es la menos 'quejica'. Sin embargo, en 2021 junio, julio y agosto marcaron sus máximos de manifestaciones de los últimos siete años.
El verano y el otoño estuvieron agitados por las movilizaciones en favor de la sanidad pública y en contra del cierre de consultorios en el medio rural. Nava de la Asunción o Sepúlveda fueron escenarios de estas protestas contra la gestión de la Junta de Castilla y León. También colectivos que se consideraban damnificados por las medidas de contención de la covid, como los gimnasios, salieron a la calle para poner de relieve su rechazo a las restricciones que siguieron sufriendo y que ponían en jaque su supervivencia después de una larga temporada cerrados o a medio gas.
El Anuario Estadístico del Ministerio del Interior muestra los cambios experimentados en la acción reivindicativa. Los sindicatos y los partidos políticos han perdido el paso ante el empuje de los colectivos ciudadanos. En 2021, de las 248 manifestaciones autorizadas en la provincia, 177 las promovieron asociaciones civiles, lo que supone más del 71%. Las centrales sindicales llevaron a cabo 25 y formaciones políticas, nueve. En los últimos siete años recogidos en los informes del Ministerio, hay tres en los que los sindicatos fueron más proactivos que los movimientos ciudadanos, siendo 2019 y 2015 los más reivindicativos, con una media de más de cinco convocatorias al mes para tomar las calles.
También han variado los motivos. Desde 2014 se observa una creciente indignación trasladada a las calles por culpa de medidas legislativas o gestiones políticas. En 2021, estas causas estuvieron detrás de 93 manifestaciones desarrolladas en la provincia, el 37% del total. El creciente descontento ciudadano con la gestión sanitaria se ha trasladado a la calle. A lo largo de 2021 se convocaron 42 protestas, repartidas tanto en la capital como en el medio rural, que salió a defender la permanencia de las urgencias y de los consultorios y rechazar los planes de la Junta de reordenar la sanidad provincial.
Frentes abiertos
Hay motivos para salir a la calle y reivindicar. Al secretario general de la Unión Provincial de Comisiones Obreras (CC OO) en Segovia, Álex Blázquez, se le acaban los dedos de ambas manos y podría continuar. A bote pronto, enumera los más cercanos en el tiempo, conflictos laborales desencadenados fundamentalmente por falta de acuerdo salarial a la hora de renovar convenios colectivos enquistados en las mesas de negociación. En esta lista hecha a vuelapluma, están los paros de los autobuses urbanos de la capital; el tira y afloja de la plantilla de los servicios de limpieza de edificios y locales con la patronal; el personal de FCC, que en su caso clama contra la concesionaria por no haber pagado el aumento retributivo que acordaron; la Policía Local, que también reivindica unos impagos; los bomberos, a los que también una sentencia les reconoce el abono de las guardias, además de la huelga de los letrados de la Administración de Justicia, cuyas consecuencias se notarán ya incluso el año que viene con la suspensión de juicios y otros procesos judiciales que se ven demorados y postergados.
«El Serla es un gran desconocido, es un instrumento muy útil para las empresas y los trabajadores»
Álex Blázquez
Secretario general de la Unión Provincial de CC OO
Pero hay más focos de protestas a pie de calle, como las concentraciones periódicas de la marea blanca y de la Mesa en Defensa de la Sanidad Pública para reivindicar un sistema de salud gratuito y universal; las movilizaciones del Foro Social, o las reclamaciones de la plataforma contra el cambio climático. Que las siglas de los sindicatos no luzcan en todos y cada uno de estos levantamientos, «no significa que no estemos en muchos de ellos», afirma Blázquez.
«Los sindicatos pagamos las consecuencias de la dictadura que quiere implantar Vox»
José Luis Martín
Secretario general de UGT Segovia
Si hay un movimiento civil que ha prendido en la ciudadanía y que ha aunado voluntades diversas, no todas, es el del feminismo. Las concentraciones contra la violencia machista, las vigilias para recordar a las mujeres asesinadas y las acciones en los días 'grandes' que el calendario reserva para conmemorar los derechos de la mujer -8 de marzo y 25 de noviembre- se aúpan como las manifestaciones más multitudinarias. Eso sí, sin siglas que se signifiquen porque la experiencia dice que desvirtúan la causa.
Tanto él como su colega en Unión General de Trabajadores (UGT) en Segovia, José Luis Martín, aprecian una reorientación de los puntos de mira de la protesta sindical. Aunque mantengan las luchas con las patronales para mejorar las condiciones laborales, las causas que mueven las protestas se han diversificado. Los dos responsables de las centrales mayoritarias en la provincia coinciden en que, a día de hoy, la diana más imponente de los dardos críticos de los sindicatos son algunas de las políticas y medidas legislativas de la Junta de Castilla y León, en particular desde que Vox entró en el Gobierno bipartito con el Partido Popular.
Martín y Blázquez recriminan a la Administración regional la disolución del Servicio Regional de Relaciones Laborales (Serla), una supresión anunciada hace un mes por la Consejería de Industria y Empleo, en manos de Vox dentro del reparto de carteras que sustentó el acuerdo de gobierno. Dejar al organismo sin presupuesto es la puñalada para que se desangre y desaparezca. Sin embargo, «es un instrumento muy útil para las empresas y los trabajadores», subraya Álex Blázquez, quien insiste en destacar la capacidad de mediación en la resolución de conflictos entre trabajadores y empleadores.
A este respecto, el secretario general de UGT en la provincia carga contra el actual Gobierno de Castilla y León «desde que entró Vox». José Luis Martín critica que «los sindicatos están en el punto de mira» de la Junta. «Pagamos las consecuencias de la dictadura que quiere implantar Vox», añade.
El responsable ugetista en Segovia asegura que «las manifestaciones se hacen acorde a las circunstancias». Una opinión que comparte también el líder provincial de CC OO. Ambas centrales salieron el año pasado a la calle para protestar contra la escalada de precios y costes, recuerdan. Los logros en el ámbito laboral han reducido los impulsos manifestantes.
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