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El Papa León XIV tendrá entre sus manos, en los próximos días, una estampa de la Virgen del Henar, cuyo santuario se sitúa a cinco ... kilómetros de Cuéllar, a medio camino entre Segovia y Valladolid, ciudades que el entonces cardenal Prevost conoce, tal y como asegura el padre agustino Ismael Arevalillo, natural de la villa segoviana, quien en los últimos meses ha mantenido una estrecha relación con el nuevo Pontífice.
Será él mismo quién se la entregue, antes de regresar a España, el próximo 31 de mayo. Le verá antes de regresar a Valladolid. «Le daré obviamente una estampa con la Virgen del Henar, por supuesto», asegura el sacerdote, muy cercano a esta imagen, a la que ha acompañado en numerosas ocasiones, tanto celebrando las novenas anteriores a la Solemnidad de la Virgen, como concelebrando la eucaristía en esa jornada. Además, le invitará a visitar el santuario cuellarano, ya que, aunque es consciente de lo complicado que será que el Papa pueda acudir, «no perdamos la esperanza, una invitación también se lo puedo dejar caer, vamos a soñar, soñemos que todo es posible».
Ismael Arevalillo está en la comunidad de los Agustinos situada en el Paseo de los Filipinos, en la capital vallisoletana, pero viaja al Vaticano durante tres meses al año para trabajar en el archivo apostólico. Durante el tiempo que ha estado allí, raro ha sido el día que no hablase, cruzase alguna palabra o se detuviese a conversar sobre distintos temas con el recientemente proclamado Papa León XIV. «Ha sido una relación muy cercana todos los años que he venido aquí», asegura el religioso.
Ismael Arevalillo
Religioso agustino de Cuéllar
Entre sus conversaciones, no han faltado algunas sobre España, un país que conoce, ya que Prevost, siendo General de la Orden, visitó las casas de la orden de San Agustín. «Conoce Valladolid, de hecho bastantes días estuvimos hablando de la ciudad, del convento de los agustinos, de lo bonita que es la Plaza Mayor, lo conoce bastante y se acordaba», revela Arevalillo.
Pero no solo Valladolid, sino que también conoce Segovia, «conoce el cochinillo segoviano e incluso Cuéllar; una vez él me comentó que, viniendo de Valladolid recordaba, y casi que estaba seguro que pasó por Cuéllar, según me afirmó, aunque han pasado unos cuantos años», apunta el padre agustino. Lo que no ha visitado ha sido el Santuario del Henar, pero conoce a su Virgen, puesto que Ismael Arevalillo le ha hablado sobre ella.
Para la Iglesia Católica están siendo unos días de vital importancia, al igual que para sacerdote segoviano, que los está viviendo «con mucha emoción». Recuerda que horas antes del cónclave estuvo comiendo con el cardenal Prevost, ahora León XIV, un cambio de nombre al que costará adaptarse para quienes han tenido un trato cercano con él. «Se vive muy de cerca todo», detalla Arevalillo, que afirma que un día antes de que entrase en la Capilla Sixtina estuvo comiendo con él y hablando juntos, lo que hacían con mucha frecuencia.
Y es que, a diario, antes de acudir al dicasterio, Prevost se acercaba a desayunar y rezar con los agustinos, cuando «coincidíamos y hablábamos, también por las tardes, cuando él llegaba a comer a casa, y yo estaba por el jardín o por la puerta, también solíamos coincidir y hablábamos continuamente». Ahora será mucho más complicado.
Para Arevalillo, el nuevo Papa es «un hombre extraordinario, tiene unas cualidades fantásticas, es muy prudente, muy atento, muy sencillo, simpático». Según lo describe, el Pontífice puede parecer aparentemente serio, pero luego «tiene su sentido del humor». También es muy consciente de la situación del panorama mundial del momento. Para él, León XIV «sin duda será un gran Papa», deseando que su pontificado sea fructífero para conseguir «lo que él realmente dijo en su primer discurso, la paz, que es un gran deseo del Papa; y junto a la paz, también la unidad de toda la Iglesia».
Ismael Arevalillo
Religioso agustino de Cuéllar
Pero Arevalillo no es el único cuellarano que conoce al Papa. Relata que hace unos días, su madre y unos amigos de la localidad Chatún estuvieron visitándole, conociendo Roma y el Vaticano. Fue un encuentro casual, en el que el agustino cuellarano y su familia y amistades llegaban con algo de retraso a casa para comer. En el momento en el que ellos entraban, Prevost salía por la puerta, «y yo se lo presenté». Asegura que fue «muy simpático y atento». Su madre señaló que le sonaba la cara, quizás de haberle visto en la revista de la orden de San Agustín, «y él se rió». Un encuentro que define como «algo extraordinario», por no hablar de la «emoción que tienen ahora, cuando le han visto ya como León XIV».
Arevalillo se encuentra estos días en Roma, pero la primera parte del curso, desde septiembre hasta febrero, es profesor en el Estudio Teológico Agustiniano de Valladolid y también en el Real Centro Universitario de los Agustinos en El Escorial. Cuando concluye las clases, desde marzo hasta junio, su trabajo se traslada al archivo apostólico vaticano, donde investiga sobre historia de la Iglesia, «que es lo que realmente me gusta, la investigación y la publicación».
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Allí suele estar tres meses, en la casa de los agustinos, que está en El Vaticano, junto a la columnata de San Pedro, lo que también «es una gran suerte y un privilegio». Es por esa cercanía que el cardenal Prevost se acercaba a diario a rezar, desayunar y comer a la casa, «y esa era la ocasión para poder verle y hablar con él, porque el resto del día tenía mucho trabajo y muchísimo compromisos en el dicasterio para los obispos».
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