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El Real Valladolid juega valiente en Anoeta, pero se queda sin premio
Un gol de Januzaj da los tres puntos a la Real Sociedad ante un Pucela que no halló el camino del gol
El Real Valladolid se volvió de vacío de Anoeta tras un partido valiente. Sujetó a la Real Sociedad durante la primera parte, se vio ... visiblemente superado tras el descanso con un gol de Januzaj y soñó con sacar un punto a base de ímpetu cuando más arreciaban los donostiarras. Sin embargo, la falta de efectividad acabó pasándole factura.
Real Sociedad
Remiro; Zaldua, Aritz, Le Normand, Monreal; Zubeldia, Odegaard (Sangalli, min. 90=, Merino; Januzaj, Oyarzabal (Barrenetxea, min. 68) y Alex Isak (Willian José, min. 62).
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Real Valladolid
Masip; Javi Moyano, Olivas, Salisu, Raúl García; Joaquín (Plano, min. 62), San Emeterio (Pedro Porro, min. 74), Alcaraz; Sandro, Enes Unal y Guardiola.
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Gol: 1-0, min. 59: Januzaj.
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Árbitro: Pizarro Gómez (Madrid). Amonestó a Aritz (min.27), Guardiola (min. 69).
Sergio González mandó un mensaje claro con el once inicial: había que taponar todos los espacios interiores, pero sin renunciar al ataque. De esta manera, la medular se superpobló con Joaquín, Alcaraz y Fede San Emeterio. El centro del campo quedó muy musculado y cortocircuitó por momentos el fútbol combinativo de la Real Sociedad. Arriba, el tridente Sandro-Guardiola-Ünal trató de complicar la vida a la zaga donostiarra, aunque el partido se volvió muy denso.
El Real Valladolid salió turbopropulsado, con la estela de la última victoria ante el Espanyol y buscando las cosquillas a una Real que vive soñando con la Copa del Rey. Las primeras aproximaciones tuvieron color blanco y violeta, aunque, poco a poco, la Real Sociedad equilibró el mando del partido.
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Sergio González planteó un partido muy serio en la pizarra y los futbolistas se aplicaron a la tarea de manera muy aplicada. Solo Januzaj encontró algunos carriles en sus duelos con Raúl Carnero, pero sin acompañamiento arriba. Odegaard anduvo adormecido durante toda la primera mitad y, sin la amenaza vikinga, el Pucela se sintió más tranquilo. Tampoco apareció en este tramo Oyarzabal, muy sujeto por la tupida red defensiva blanquivioleta.
En medio de la espesura, Joaquín encontró la clarividencia para filtrar un pase interior a Enes Ünal que acabó en saque de esquina tras pillar desprevenida a la zaga 'txuri urdin'.
Vegetaba la Real, con la bombilla fundida, mientras el Pucela mostraba más peligro en las acciones a campo abierto. Masip vivió en la hamaca durante toda la primera mitad, bien protegido por el entramado defensivo del Real Valladolid, que no dejaba apenas resquicios. Odegaard apareció en un breve destello con un pase hacia el móvil Isak, pero la jugada tuvo más ruido que nueces.
Mientras, el Pucela seguía ajustado al guión táctico de su técnico, con la idea de lanzar ataques fulgurantes en cuanto tuviera ocasión. Raúl Carnero halló una autopista de alta velocidad por su banda y fue dejando atrás a un rival tras otro, aunque la jugada no prosperó. En la otra orilla, Januzaj sacó la antorcha, pero sin crear ningún incendio importante.
La Real Sociedad, sin faros por el centro, tampoco supo cómo aprovechar las bandas durante una primera parte donde el Real Valladolid mostró toda su solidez. Este es un equipo comprometido, que sabe cómo anular las virtudes de los rivales cuando juega con la concentración necesaria. El cuadro guipuzcoano vivió sometido y con nula capacidad atacante, sin utilizar los estiletes de Zaldua y Monreal en los laterales durante la primera mitad.
Remiro se sintió exigido en un par de acciones que le obligaron a sacar los guantes antes del descanso para despejar los peligrosos centros laterales de un Pucela que se sentía muy cómodo con la propuesta táctica.
Los planes estaban trazados desde el banquillo y las ocasiones claras de gol brillaron por su ausencia antes del paso por vestuarios. Puntuar en Anoeta se veía como un botín, pero el Real Valladolid no pareció renunciar en este primer tramo a tumbar a una Real Sociedad muy pálida.
Pero los partidos duran 90 minutos y la segunda parte fue otro cantar. La Real Sociedad demostró en un cuarto de hora el porqué de su buen momento en Liga y Copa. Los donostiarras enchufaron la batidora y empezaron a agitar el partido, ante un Real Valladolid que se vio superado a partir del minuto 46. El choque transcurrió por otros caminos.
El cabezazo a quemarropa de Isak que salvó Masip inició el asedio local. Todos los candados se rompieron. Súbitamente, el cemento defensivo de la primera parte se convirtió en plástico derretido. La Real Sociedad empezó a taladrar a un Pucela muy exigido.
El equipo blanquivioleta se vio encajonado en su área y solo pudo oponer en estos minutos de huracán un remate desviado de Ünal a pase de un hipermotivado Sandro, con ganas de marcar a su exequipo. Agobiado por el aguijón blanquiazul, el 1-0 tardó poco en llegar. Zaldua sacó con pillería un saque de banda para que Oyarzabal asistiera a Januzaj, que batió a Masip tras un cabezazo sin marca. Sergio,que se quejó del dudoso saque de banda, deshizo el rombo para dar entrada a Plano por Joaquín, pero el Real Valladolid no encontraba soluciones ante un Odegaard cada vez más desatado que campó a sus anchas, sin que nadie lograra echarle el lazo.
El técnico blanquivioleta buscó savia fresca con la entrada de Pedro Porro, toda una sorpresa después de un periodo de ostracismo. Porro ocupó la banda derecha del ataque, Sandro se echó a la izquierda y Plano buscó los espacios interiores.
El partido necesitaba una dosis de épica y el Real Valladolid no volvió la cara al encuentro, en medio de una grada envalentonada que disfrutaba de su equipo, pero que sufría con la escasa renta. El Pucela aún tuvo opciones y demostró su casta. Carnero puso a prueba a Remiro y, ya en el tiempo extra, Sandro dispuso de una gran ocasión, pero el dios del gol volvió a dar la espalda al Real Valladolid.
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