Una trinchera con tres puntas
Partido de vuelta ·
El dibujo de Sergio, con tres delanteros y tres pivotes, aguantó en pie hasta que Januzai anotó el tanto del triunfo localJuan Ángel Méndez
Viernes, 28 de febrero 2020, 23:38
A Sergio le sobró media hora. El conjunto blanquivioleta aguantó erguido hasta que Oyarzabal encontró un pasillo libre para poner el balón en la cabeza ... de Januzai, que fusiló a Masip. Minuto 60. 1-0. Fin de la cita. El técnico construyó una trinchera con tres puntas y tres pivotes. Un dibujo atrevido en el envoltorio y comprimido en el poso, al menos por dentro. Por fuera, el sistema se descosió por la izquierda, el filón de la Real Sociedad durante todo el encuentro. El tanto del belga llegó por ese costado. No había otro camino. El Real Valladolid controló a su oponente durante una hora, pero pereció víctima de la calidad, la que le faltó para haber aprovechado alguno de sus estirones y la que le sobró a la Real para enchufar la primera oportunidad clara que tuvo. Con el choque perdido, el técnico agitó su planteamiento y buscó la reacción. No llegó a tiempo. Sandro la tuvo en el 92 y, de nuevo, la calidad marcó la diferencia.
Autopista por la izquierda. Acumular futbolistas de corte defensivo por el centro supone un dique para obturar el motor del contrario, pero representa un riesgo si el rival encuentra el hilo por las bandas. La Real eligió la izquierda. Ünal y Alcaraz no supieron ayudar a Raúl Carnero para acorchar el filo de Januzai, el mejor del partido. El conjunto blanquiazul renunció a su banda zurda y cargó el viaje sobre la siniestra del Pucela, rasgado y derrotado por esa orilla. En el segundo acto, el técnico centró a Ünal y buscó que la agilidad de Sandro detuviera la sangría, pero el intento resultó estéril.
La segunda línea. El tridente ofensivo del cuadro castellano supo encogerse para estrechar el espacio, sobre todo en el primer acto, y tuvo ambición para desplegarse en busca del gol, pero no encontró acompañamiento de la segunda línea. El corte defensivo de Joaquín y San Emeterio, más centrados en la destrucción que en la creación, dejó solo a Alcaraz como complemento de Sandro, Ünal y Guardiola. El Pucela buscó la velocidad tras el robo, pero acusó su escasez de unidades para ampliar su abanico de variantes en la última jugada.
Reacción tras el gol. El Pucela estuvo grogui durante veinte minutos. Encajó el cabezazo de Januzai y se enredó en las cuerdas. Sergio cambió de idea. Primero Plano por Joaquín, muy gris. Más profundidad por la derecha y vuelta al 4-4-2. Agua. Luego, entró Porro por San Emeterio para deshacer aún más el hormigón del núcleo y tampoco hubo reacción inmediata. Solo apareció la versión más dinámica del Real Valladolid gracias a Sandro, otra vez el mejor blanquivioleta junto con Salisu. El canario pudo haber empatado, pero no acertó a picarla ante Remiro. El triunfo ante el Espanyol resta miga a la derrota, aunque no hay que perder de vista que para agarrar la permanencia aún habrá que superar muchas curvas.
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