José Rojo 'Pacheta', entrenador del Granada CF
«Todo llevó al cese en el Real Valladolid. Nada que objetar»El técnico del conjunto andaluz considera que el Pucela estaba «en el camino correcto» con él al frente, pero asume que el club lo destituyese
Rafael Lamelas
Granada
Domingo, 2 de noviembre 2025, 09:53
Ante cada pregunta, Pacheta reacciona de distinta forma. En unas, se para en seco, deja la mirada perdida y luego retoma sin dejarse un solo ... detalle para explicar sus argumentos. En otras, la pasión le embarga y responde con fluidez y energía. No sintetiza, pero tampoco le sobra algo en concreto. A veces, durante la conversación, toca en el brazo al entrevistado, en su gesticulación. Reconoce dudas y admite errores, que la experiencia le ayuda a gestionar, pero también muestra confianza en que sus ideas calen. Ocurrió en el lugar que va a visitar, en la que celebró subir a Primera. Le encantaría experimentarlo en Granada, como relata en esta entrevista concedida al Ideal.
-Vuelve a Valladolid.
-Un sitio donde estuve sumamente feliz. Es una ciudad fantástica para vivir, en un club en el que me dejaron trabajar desde el primer hasta el último día. Allí tengo muchos amigos, algunos de la infancia, parte de mi cuadrilla de Salas -su pueblo-. Fueron casi dos años muy buenos, enriquecedores y gratificantes.
-¿Qué recibimiento espera en Pucela?
-Soy positivo y espero que bien. No dejamos malas sensaciones por donde pasamos, pero cada uno es dueño de hacer lo que quiera. Estuve feliz allí, en la calle, en el estadio.
-Un ascenso es el título de los modestos.
-Además, ese es especial. Sucede el último día, en el último momento. Podíamos quedar campeones, segundos o terceros, fuera del ascenso directo en este último caso. Al final, fue un vuelco de emociones que, encima, no es fácil que suceda en tu campo. Estaba lleno, hasta arriba, y toda la emoción se desbordó. Son momentos inolvidables.
-Allí tampoco empezaron bien y, al final, parecía que se tendrían que conformar con disputar el 'play off'.
-Por esto, cuando vinimos a Granada, contamos ciertas cosas. Unas son porque las hemos vivido o tocado de cerca. Arrancamos con dos victorias y un empate, pero los tres siguientes partidos fueron terribles porque perdimos dos en casa y en Burgos, 3-0 allí. Tres derrotas cuando parecía que el equipo iba bien. Para un recién descendido y candidato al ascenso fue un momento muy duro. Pero tampoco he sido protagonista del peor inicio de la historia como me ha pasado en Granada. Allí defendí un poco lo que aquí, había similitudes. El equipo entrenaba bien, tenía alma, pero no iba. ¿Por qué? Hay momentos en los que no eres capaz de encontrar todas las soluciones, pero tienes claro que tu manera de trabajar funciona y crees en lo que tienes, así que párate y para adelante. Tuve, como en Granada, que volver a la base, a todo aquello en lo que te sientes muy seguro como entrenador. Una vez hecho esto, viendo lo que te rodea, ver si eres capaz de hacer lo que quieres. Estas circunstancias aparecen cuando vienen mal dadas. Lo hicimos en los dos sitios y está saliendo bien de nuevo. Hay que tocar muchos palos para recoger otra vez y arrancar desde el corazón.
-Todo tiene sus matices...
-Cuando he llegado a proyectos en marcha, suelo tener una explosión buena, haciendo cosas interesantes, pero cuando hemos estado desde el principio, nos cuesta más. Luego sí ponemos al equipo en marcha. Aquí estamos en ello, con buena pinta.
-¿Qué pasó ya en Primera?
-Al comienzo bien. Hasta diciembre, casi en mitad de la tabla, fuera del descenso. Luego llegaron enero, febrero y marzo, meses en los que no estuvimos tan bien, pero seguimos fuera de los tres últimos puestos. Las fechas FIFA nos hacían daño porque iban muchos y, cuando los jugadores volvían de estar con sus selecciones, lo hacían despistados. Suele ocurrirles a todos. Algunos vienen elevados, pero otros no tan centrados, sobre todo en el primer partido tras la vuelta. Tras uno de estos parones, fuimos al Bernabéu y nos metieron seis. El equipo no estaba en descenso y habíamos rotado pensando en la siguiente jornada ante el Mallorca, que sí que había que sacar adelante. Pasó lo que pasó, el Madrid estaba en un momento dulce. Íbamos a cero en la primera media hora y luego Benzema hizo el 'hat trick' más rápido de la historia. Todo llevó al cese. No tengo nada que objetar. Los que me contrataron, me destituyeron. Pienso que nosotros estábamos en el camino adecuado, pero el club pensó que no. Lo admito y a otra cosa.
-El ambiente del vestuario en Granada se percibe tan sano en general y el entorno del club está tan apaciguado que cualquiera diría que el Granada está en zona de descenso.
-Tengo que agradecer a la masa social del Granada e incluso a los medios porque en cinco partidos en los que solo sacamos un punto, no he recibido una crítica. Todo el mundo parecía creer en el mensaje que mandaba. Es difícil seguir en la situación actual y tener las sensaciones que tenemos, ¿verdad? Tenemos la impresión de que somos un equipo fuerte, que está yendo hacia un momento bueno, pero que no está consiguiendo los resultados merecidos. Este es el camino. Hemos empujado y vamos a ir adelante, que no se preocupe nadie. Iremos a mejor conforme pase el tiempo. Ahora, mi mensaje es más sencillo porque se produce lo que estaba contando. Hemos salido de dos partidos aplaudidos sin ganar. Esto sabía que ocurriría, nos ha pasado en otros sitios, no es adivinación. Sé lo que intento conseguir con mis equipos. Mis equipos tienen que transmitir que quieren ser mejores que el rival, enviar un mensaje de ilusión por este trabajo, por esta afición, campo y ciudad. Esto lo podemos hacer todos los días. A partir de ahí, jugar bien. ¿Qué es jugar bien? Jugar a lo que entrenas, llevar a cabo el plan de partido. Si no sale, modificaremos cosas, pero el jugador tiene que creer en lo que trabaja. Si tienes mucho talento y, además de lo que dice mister, haces lo tuyo, pues vale, jugarás todos los días, pero lo primero haz caso al jefe para manter tu puesto. En fútbol es rápido perder el sitio porque cada semana hay un examen, no es constante, puedes jugar o no. Un lunes puede llegar y tengo a ocho con el colmillo retorcido. Resulta que la semana siguiente, son otros ocho, pero tengo que manejar todo ello. Ahora, sin embargo, el equipo da muestras interesantes y va creciendo.
-¿Qué relevancia tiene usted en que no cundiera el pesimismo?
-No sé el porcentaje, ni idea, pero traes un bagaje previo que te da una entrada distinta a cuando empiezas en esta profesión. La experiencia y la práctica te lleva a meter menos la pata. No sé si aciertas más, pero cometes menos errores, pero en cualquier caso agradezco la paciencia conmigo. Estuve con peñistas y se me trató con respeto, tampoco tuve problemas con las prensa. Es la manera de salir de aquí. Si no, no lo conseguiremos. Estamos en una línea en la que me mantengo expectante. No sé hasta dónde podemos llegar. El equipo da muestras de solidez, de dureza, de cree en lo que hace. Y somos un equipo que corre.
-¿Le gusta más hablar de lo táctico en público o de las emociones?
-Me gusta hablar de fútbol en general. ¿De lo táctico? Mucho. ¿De las emociones? también. De lo primero, me ha 'envenenado' Chema -Monzón, su segundo- con el ataque y ataque, pero me gusta también lo defensivo, aunque cuando hablamos del ser humano, me lleva a otro lado. Quizás me conmueva más esto último.
-Pero usted no renuncia a las modernidades. Sesiones de vídeo colectivas e individuales, el dron para ver el entreno desde lo alto, el análisis de los datos...
-No está reñido -hace una parada para mostrar una libreta con los datos pormenorizados del Valladolid-. Le doy importancia al rival, pero más a mi equipo. Que las cabezas estén limpias. No hay secretos ni en el fútbol ni en la vida. Tienes que tener la mente aquí si quieres rendir. Si solo está el cuerpo, no vale para nada. Solo sirve cuando estás concentrado en lo que haces. Todo lo demás... Es como cuando tienes un problema personal. Hay que cuidarlo mucho. Un niño que nace, una persona que muere, un enfermero, un accidente, un susto... Cuidado. A veces uno se lesiona por asuntos así.
-Me llama la atención lo bien que hablan de usted la mayoría de sus exfutbolistas, algunos incluso sin tanto protagonismo. ¿Cuál es su secreto?
-Intento preocuparme del que no juega. Cómo está, su familia... Luego habrá con gente que soy más cariñoso y otros con los que lo soy menos, o me despisto y me lo reclaman. Pero intento estar cercano. Soy un 'egoísta'; cuando más atento, mejor me rendirán (bromea). Es un tema de humanidad. Que me recuerden por ser justo y cariñoso me parece maravilloso. Si encima, como jugador les hago mejores, estupendo, pero resalto lo otro.
-¿Nota el cambio generacional en las plantillas? Los jóvenes de hoy en día tienen otros valores. Ya no se juega tanto en la calle, todo gira en torno a la tecnología, se respetan menos las jerarquías...
-La sociedad viene distinta. Tengo dos hijos, uno de 31 y otro de 27, similares a estos -sus futbolistas-. No es diferente con ellos a como les trato. Si hoy toca vídeo, un día pueden ser doce minutos y otras, hora y cuarto. No es que dure esto el vídeo, pero sí la 'chapa' del mister. ¿Qué hacemos? Muchas veces no puedo preverlo. A veces, estoy hablando de unas cosas cosas y acabo reflexionando de la vida. Intento que los futbolistas acorten 30 años de aprendizaje. Hay procesos que les puedo enseñar. Para ser sabio, hay que tener años. No todo el mundo que los tiene es sabio, pero para serlo, los necesitas. Puedes ser brillante de joven, pero nunca sabio. Necesitas experiencia y sobre todo práctica. Yo he sido autodidacta en casi todo. Hice una formación profesional de carpintero, luego hice cursos de masaje y osteopatía, pero al final lo que me enriquece es la lectura. Siempre tengo libros, la mayoría gordos. Me absorben, me da vida. Tienen que ser libros que 'transporten' a otro sitio.
-En su etapa en Granada, hay tres Pachetas. Uno, el que llegó con pocos partidos por delante para intentar jugar el 'play off'. Otro, el que empezó el verano con un discurso continuista en cuanto a ambición por subir. El tercero, el actual, un técnico aún optimista, pero moderado.
-Puedo estar de acuerdo. Son etapas que manejas. Llegué aquí con toda la ilusión porque no teníamos nada que perder. Me podía ir a Primera en pocos partidos. Se nos escapa... (deja la respuesta en el aire)... Se nos escapa. Respecto al verano, a mí no me engañó nadie. Todo va como esperaba. ¿Qué pasó? Que se tardó en tener el potencial económico para inscribir, pero sabía que teníamos que traspasar y qué jugadores eran traspasables. Era una estrategia de mercado... Sabía que podían venir a por el bueno, a por el que jugaba. Ahora, sí defendí siempre que este equipo iba a transmitir, que llenaríamos el estadio, que a veces nos aplaudirían sin ganar.
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