Borrar
Imagen del cartel de la Feria y Fiestas de la Virgen de San Lorenzo 2025. E. N.
La Platería en llamas

La Virgen, un cartel y el laberinto

«Si la IA puede usarse como una herramienta más, asumimos que se puede materializar un original dando instrucciones, como un Aladino que le dicta órdenes precisas a su genio»

Rafa Vega

Valladolid

Miércoles, 6 de agosto 2025, 07:22

Comenta

A la tontuna natural le encanta la inteligencia artificial. Puede que no lo aparente, o apenas se le note, porque la tontuna anda con la cara bobalicona de siempre. Sin embargo, es incapaz de disimular los ojillos de enamorada que se le han puesto desde que irrumpió este alarde computacional tan útil y necesario en muchas disciplinas, aunque tan efectista, necio, plagiario y vulgar en otras tantas.

Su idilio ha sido inevitable, como el que viven la egolatría y los 'likes', el exhibicionismo y los 'selfies', la cobardía y los 'haters', el cotilleo y los grupos de Whatsapp, la mendacidad y los 'influencer', la vagancia y el 'copy-paste' o la falta de creatividad y los 'prompts'.

Se ofrece, como toda chuchería, a través de un inmenso abanico de presentaciones distintas y atractivas —que si es capaz de clonar la voz de fulano, o mostrar tu cara de viejo; que si puede pintar como Goya y componer como Berlioz—. Sus aplicaciones, a menudo gratuitas, como esos 'supermanes' y 'mitsubishis' que algunos miserables regalan a los adolescentes para engancharlos, han conseguido que haya quien las considere imprescindibles para ejecutar tareas sencillas que jamás fueron un problema; incluso tareas dignas de elogio, que su falta de pericia les impide.

Aunque llevan poco tiempo entre nosotros, las inteligencias artificiales más longevas rezuman mojigatería. Apenas aguantan un asalto ante la agresividad de las modernas, más ágiles, audaces y poderosas. En este mundo digital, el tiempo vuela y la paciencia es una debilidad. Las nuevas generaciones digitales devoran a sus predecesoras; muchas nacen y mueren en el nido mientras chillan y se matan a picotazos entre sí. Las que comenzaron haciendo listas penosas sobre los pueblos más lindos, o las personas más feas, se han visto superadas por aquellas que son capaces de generar un video detallado mostrando la puerta de un ascensor que corta a la abuela por la mitad, como si fuera de bizcocho, o en el que un Donald Trump vestido con pañales gimotea y le arrea manotazos torpes a un mundo sonajero.

En Valladolid, los cálculos generativos de una IA han sido galardonados, a través de una concursante que jamás ocultó la información sobre su uso, por la factura del próximo cartel anunciador de las Fiestas de la Virgen de San Lorenzo. No valoraré la calidad del cartel ni el fallo del jurado que lo distinguió, porque el Ayuntamiento no nos permite contemplar el resto de las obras concursantes, como antes solía hacer. Pero me detengo en el extremo de que quien recibe el premio en esta edición ha defendido el uso de la IA como si fuera una herramienta más. Es decir, que se puede materializar un original dando instrucciones, como un Aladino que le dicta órdenes precisas a su genio. Si esto es válido y equiparable a otras herramientas que facilitan la ejecución de cualquier creación, espero con impaciencia los versos generados por IA que habrán de ganar el Premio Adonáis de poesía; los capítulos redactados bajo las instrucciones específicas de un autor de pacotilla que le despejen el terreno para hacerse con el Premio Primavera de novela; el cuadro que reciba el Premio BMW de Pintura gracias a las indicaciones dirigidas a una aplicación de pago que se sirve de todas las creaciones realizadas por la humanidad.

En esta guerra desigual, la IA ya no se oculta en el fondo de un inmenso laberinto cibernético, sino que vive dispersa por todos sus pasillos y recovecos. El hilo de Ariadna sería inútil. Y aunque pudiésemos localizarla y enfrentarnos a ella, la tontuna natural, esa enamorada y bobalicona que nos acompaña a todas partes y vive encantada con sus ocurrencias, la protegería hasta la muerte. Por eso ya hemos perdido.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla La Virgen, un cartel y el laberinto

La Virgen, un cartel y el laberinto