«La covid no es broma: me atacó un pulmón, los riñones, el hígado, el estómago y la piel»
«Seis meses después tomo dos pastillas diarias y sigo teniendo las marcas en la piel», narra un paciente
Los daños derivados delcoronavirus SARS-CoV-2 se alargan en el tiempo más allá del ingreso hospitalario. Esa realidad, estremecedora en algunos casos, parece ser pasada por alto por una parte de la sociedad que por momentos y con el paso de las jornadas parece haber llegado a mirar con cierta indiferencia a la pandemia.
David, con los treinta años ya superados, prefiere mantener el anonimato pero remarca su experiencia personal para convencer especialmente a los más jóvenes de la urgente necesidad de tomar medidas ante la enfermedad y no caer en la irresponsabilidad.
Él, como otros muchos, fue contagiado en el mes de marzo. No sabe el 'punto de contagio' o, al menos, no tiene certezas sobre ello. «Nunca lo hemos sabido. Semanas antes había terminado una relación con una chica italiana, no sé, quizá fue entonces», asegura.
Los primeros síntomas
Fiebre leve y dificultad para respirar fueron los primeros pasos. Después llegó el ingreso y las complicaciones. «La covid me atacó un pulmón», asegura. Pero eso fue el primer paso porque, en los días posteriores, la situación se complicó y aparecieron complicaciones en «los riñones, el hígado, y el estómago». Y no fueron los únicos síntomas que se hicieron visible. «Las lesiones también llegaron a la piel con unas marcas que aún hoy son visibles», recuerda.
Dos pastillas diarias tras seis meses
La covid-19 dañó todos los órganos de una forma que terminó siendo no letal pero «la situación no fue una broma». Hoy David se toma dos pastillas al día para intentar poner fin al 'rastro' de la enfermedad en su cuerpo, pero «todavía sigo estando afectado», sentencia.
Cada día recuerda el calvario vivido durante seis meses y se indigna viendo cómo en la sociedad el mensaje no ha calado. El problema, concluye, es que los ciudadanos «no han visto la realidad de la enfermedad. Y la realidad es que mata, aunque muchos hemos tenido la suerte de sobrevivir».
«Falta realismo y concienciación social. Si seis meses después vieran mi pierna, solo con eso, se darían cuenta de la gravedad de todo esto», concluye.
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