Mamen Mendizábal: «Debemos exigir que el periodismo sea políticamente incorrecto, crítico, duro y que tenga caña»

La periodista y jefa de la sección de Local y Castilla y León en El Norte de Castilla, Lorena Sancho, fue la encargada de hacer su presentación. Lo hizo alertando de lo peligroso que es poner coto a la libertad de expresión y ejercer un descarado control sobre la información. «Eso no es libertad de prensa», apuntó. De la ponente, Sancho destacó que «lleva en su ADN la inquietud de incomodar, pero sin herir. No le baila el agua a nadie. Su máxima es plantar batalla. Su trabajo le ha obligado a pagar el peaje de estar constantemente informada para evitar que sus entrevistados se la cuelen», alabó la periodista de El Norte, para quien la búsqueda de la verdad ya no es un reto, sino una obligación periodística.

Mamen Mendizábal arrancó lanzando un mensaje positivo y esperanzador. «Frente a los riesgos y amenazas desalentadoras, esta profesión tiene un valor intrínseco brutal por la defensa de valores, de la libertad de expresión y de los derechos más básicos. Es un motor que nos ilusiona. Es una droga buena. El periodismo te entra en las venas y es difícil perder la pasión. Pese a los batacazos. Pese a los horarios. Pese a las redacciones cada vez más menguantes», dijo.

Remarcó la importancia de este congreso que ella clausuraba. Un congreso sobre periodismo, sobre periodistas y sobre la figura de Miguel Delibes, «tan fundamental para nosotros». De él elogió su permanente batalla contra la censura. «Le tocó luchar contra un monstruo muy bien definido, que era la maquinaria brutal de la censura franquista. Nosotros no tenemos censura. De lo que más adolecemos es de la autocensura». Para la periodista madrileña, en el periodismo actual se libran otras batallas más sutiles, como por ejemplo la precarización de la profesión. «Los periodistas mal pagados difícilmente serán capaces de defender la libertad de expresión. Si no solucionamos el estado de mileurismo en la profesión, difícilmente podremos desarrollarla con libertad y dignidad», destacó.

Mendizábal encuentra en la tecnología una aliada fantástica del periodismo. «Ha llegado para revolucionar las redacciones», dijo. Según su opinión, en ocasiones, el formato también puede dar contenido y la espectacularización de la información es cada vez más evidente, no solo en la radio y televisión, también en el periodismo escrito. «Me genera muchas dudas la dualidad entre las webs de los periódicos, donde cada vez hay noticias más absurdas, mentirosas y con titulares falsarios, y el contenido del periódico en papel donde se siguen manteniendo las normas básicas del periodismo, que son el contraste de la información y de las fuentes ¿qué pasa para que un mismo periódico se tengan dos visiones tan diferentes del periodismo? ¿una es comercial y la otra es seria? ¿Una no degrada a la otra? El periodismo lo tenemos que defender los que lo hacemos. No podemos esperar a que venga alguien de fuera a defenderlo. Somos nosotros los que tenemos que respetar el contenido que ofrecemos o si no, cada vez lo tendremos más difícil», dijo muy vehemente.

Mendizábal recalcó que, en apariencia, estamos ante una sociedad más informada que nunca. Depender siempre del teléfono y «de lo que nos entra», nos hace estar más enganchados y distantes que nunca. «Nos enfrentamos al reto de seducir a la gente más joven. Un negocio que no tiene expectativas de crecimiento porque no tiene expectativas de reclutar nuevos clientes es insostenible en el tiempo. Sobreviviremos solo con el periodismo crítico, con el periodismo que trabaje menos la autocensura y más la crítica social. Un periodismo útil y valioso», recalcó.

Quiso marcar la diferencia entre lo que llaman «periodismo», cuando en realidad es «entretenimiento», y la prensa convencional, remarcando que, en el entretenimiento, no tiene las normas del periodismo crítico. «La deontología y la ética que nos exigimos para garantizar el derecho constitucional de los ciudadanos a recibir una información veraz, no están en el adn de los youtubers, pero si en el nuestro»

Defendió el periodismo incómodo, el periodismo que destapa las injusticias y que se aleja del ruido que suponen las amenazas externas. Dijo que ese periodismo crítico y de lo políticamente incorrecto, necesita también de jefes y empresarios comprometidos que lo respalden. «No somos héroes. Si informamos es porque podemos y porque nos lo permite el empresario que está detrás del medio. Por eso, la complicidad del editor o del empresario es del todo imprescindible».

Señaló que el ciudadano medio antes buscaba tener un sentido crítico de la actualidad. «Eso se ha roto», dijo. «Estamos en debates y luchas permanentes y agotadoras. Ahora los espectadores y lectores buscan que les demos la razón, para que vean confirmadas sus teorías. Por eso, para hacer un periodismo crítico también hay que ser incómodos para el espectador. No podemos ser permanentemente complacientes con el público dándole sólo aquello que quiere».

Habló también de la mujer y señaló que hablar de feminismo «no es terminar todas las palabras con a». «Eso es una tontería para no hablar precisamente de las mujeres. Las mujeres en el espacio periodístico somos multitud y tenemos una voz poderosa que necesita ser escuchada. Por todo esto, debemos exigir que el periodismo sea políticamente incorrecto, crítico, duro y que tenga caña», remarcó.

Concluyó su discurso con otro mensaje optimista, asegurando que el periodismo sobrevivirá y se adaptará. «Lo que hacemos es imprescindible. Yo me lo creo y es mi motor. Sabemos lo que sabemos hacer. Tenemos los mecanismos. Alejémonos del ruido y sigamos trabajando para hacer buen periodismo».