Agosto, última tregua política antes de entrar en una campaña desatada
Septiembre comenzará con la batalla de unos presupuestos que pueden volver a quedarse en el cajón y con Vox pendiente de confirmar candidato
El entorno de Alfonso Fernández Mañueco ha llegado exprimido a la tregua de agosto tras un esprint final de comparecencias y anuncios de medidas. «Se ... ha cumplido con todo lo que se comprometió en el debate de política general», aseguran. O está hecho, o está en marcha. Y señalan como ejemplo el bus gratuito, que ya disfrutan los menores de 15 años y que será extensivo al resto de los ciudadanos para otoño, aproximadamente. En los partidos de la oposición, y eso incluye a PSOE y Podemos pero también al ex socio, Vox, creen que ha sido todo una operación de precampaña. Un acelerón por si Pedro Sánchez, ante la concatenación de noticias sobre corruptelas y audios bochornosos, pulsaba el botón electoral y eso desencadenaba un movimiento en cadena en Castilla y León y otras comunidades en las que el PP convivió con Vox en el Gobierno: Murcia, Aragón, Extremadura y Comunidad Valenciana.
Así, llega agosto con una tensa calma. Pero en lontananza aparece ya un mes de septiembre con aroma a campaña electoral. Y la primera escena del teatro de la contienda política serán los presupuestos.
Sin visos de prosperar y camino de otra prórroga
El Boletín Oficial de Castilla y León dio por iniciado el día 29 de julio el camino hacia los presupuestos de 2026. Ese día se publicaron las normas para la elaboración de las cuentas autonómicas. Un trámite que debería desembocar en su tramitación parlamentaria a partir del 15 de octubre.
Pocos visos tienen, sin embargo, de prosperar. Alfonso Fernández Mañueco se ha visto obligado a prorrogar cuentas cinco veces desde que accedió a la Presidencia de la Junta a mediados del año 2019. Esta vez no será más fácil el camino. Vox se ha convertido en un escollo muy complicado. O el PP acepta sus exigencias y sus políticas sobre inmigración, violencia de género, memoria democrática y una larga ristra que compone el núcleo de su programa electoral, o no hay voto a favor. Mañueco escenificó con un gurruño lo que piensa de eso y ha hablado muchas veces de que no cederá a lo que considera «un chantaje». El PSOE de Carlos Martínez, mientras tanto, mantiene un discurso de «diálogo» para poder aprobar esas cuentas. El mismo día 29 de julio, el líder socialista animó a Mañueco a buscar un consenso con su formación y «dejar de perder el tiempo».
Mañueco, mientras tanto, tiene el espejo de Pedro Sánchez a su favor. Sin presupuestos generales del Estado y sin elecciones anticipadas por ello, el presidente de la Junta no se siente obligado a tomar medidas drásticas. Con unas cuentas que siguen la inercia positiva que han marcado los cuantiosos fondos europeos llegados desde la pandemia, la macroeconomía funciona. Presume la Junta de los datos de empleo, de las exportaciones a pesar de la guerra comercial desatada por Donald Trump, y de unas cargas impositivas bajas, aunque de recaudación elevada debido también al efecto de la inflación.
Vox forzará al máximo para obligar al PP a asumir sus políticas e imponer su relato. Por ejemplo, el de la inmigración. Un argumento que los populares de Castilla y León no compraron porque consideran que en la comunidad no es un problema grave. Al contrario, la mano de obra inmigrante es clave en las labores agrarias, como se ha visto en el caso de Medina del Campo y la campaña del ajo y la patata y como han puesto de manifiesto los viticultores, preocupados por el desplazamiento de esa mano de obra al sur de Francia. Sin embargo, el PP nacional, con Feijóo al mando, sí ha endurecido su discurso sobre los inmigrantes, lo que sitúa a los de Mañueco en un escenario complejo. Vox solo apoyará las cuentas si se da luz verde a sus propuestas. En ese caso habrá cuentas autonómicas, pero los de Abascal saldrán políticamente reforzados.
El PSOE, de momento, ha puesto sobre la mesa la voluntad de diálogo. Pero será un diálogo medido, sin concesiones sencillas y siempre con la vista en marzo de 2026.
La hora de los aspirantes y las sorpresas
Carlos Pollán, presidente de las Cortes (Vox), se ha convertido en el rostro que confronta con el Ejecutivo desde un alto cargo que es, hay que recordar, la segunda autoridad por orden de importancia en la comunidad autónoma. Lo último ha sido reclamar por escrito al presidente de la Junta que abone los 11,6 millones que le debe al parlamento autonómico para hacer frente a nóminas y gastos de los meses de abril, mayo, junio, julio, agosto y septiembre. Pollán ha redoblado su presencia en los medios que conforman la 'galaxia Vox'. Aunque la formación no decidirá su candidato hasta el último momento, la figura de Pollán emerge como un contrapunto a lo que supuso la designación de Juan García-Gallardo en 2022. El voto joven, un voto protesta, parece tenerlo consolidado. Ahora, con un candidato que ya ha ocupado un cargo relevante, pretendería conquistar ese voto PP que pueda estar disconforme con Mañueco.
Otra opción es David Hierro, que ejerce como portavoz incómodo para su ex socio en las Cortes de Castilla y León. Aunque sea a costa de pactar con el PSOE y con el resto de partidos una ley de publicidad institucional que ha forzado las costuras del PP y de la propia Junta, obligada a acatar una norma promulgada con su voto en contra.
En el bando opuesto, Carlos Martínez ha llevado una agenda por momentos muy alejada de su papel autonómico, con ausencias llamativas y muy centrado en su rol de alcalde de Soria, cargo que no ha abandonado ni, parece, piensa abandonar. Será el candidato, pero la conformación de las listas le puede causar más de un problema. Máxime después de que uno de sus valedores, Javier Alfonso Cendón, haya sido apartado del núcleo duro de Organización de Ferraz. León, la provincia con más militantes socialistas de la comunidad, puede ser un polvorín.
Más a la izquierda se sitúa Unidas Podemos. Así es como figura el escaño que logró Pablo Fernández en 2022. Sin embargo, ni IU ni Podemos, las dos fuerzas que trataron de aglutinar el voto entonces, parecen dispuestos a compartir papeleta de nuevo. Miguel Ángel Llamas, nuevo coordinador, aseguró que su proyecto es «autónomo». Y Juan Gascón, de IU, ya ha sido designado como candidato de la formación a la Junta. De momento apenas ha habido contacto entre los dos coordinadores, pero las posibilidades de un acuerdo vendrán muy mediatizadas por la política nacional.
Y los pactos de gobierno municipales, ¿qué?
Los ayuntamientos con acuerdos de Gobierno entre PP y Vox miran de reojo a este proceso electoral. Especialmente en los más importantes, como el de Valladolid. Irene Carvajal, en plena crisis de ruptura del pacto autonómico, ya dijo que si su partido lo ordenaba, el acuerdo en el Ayuntamiento también se rompería. Y en las filas populares son muchos los que están convencidos de que esa fractura se producirá en algún momento antes de los comicios de 2027. Las urnas autonómicas, a 14 meses de las generales, pueden ser una ocasión propicia, admiten varias fuentes.
No sería en todo caso una decisión propia, sino una directriz nacional. Que Vox considere que estratégicamente le interesa forzar, como hizo con la cuestión migratoria, y romper. Desde que abandonaron los gobiernos, concluyen en la formación de Abascal, han revertido la tendencia en las encuestas internas y externas y mantienen ahora mismo una intención de voto que podría ser superior incluso a la que consiguieron en noviembre de 2019 (52 escaños en el Congreso). Lo que les permitiría calcar más o menos los 13 procuradores que obtuvieron en las Cortes de Castilla y León en 2022 y volver a ser decisivos.
Una serie inacabada de incógnitas
En medio de todo este barullo hay otras formaciones que van a zarandear el escenario. Se da por seguro a Por Ávila, Soria ¡Ya! y, especialmente, a UPL, que ya parte de tres procuradores. Pero puede haber otros partidos territoriales, como Zamora Sí, que busquen su hueco. Por la izquierda podría intentar volver a la carga Izquierda Española, de Guillermo del Valle, si quiere construir una estructura con vistas a las generales. Y por la derecha es una gran incógnita lo que pueda arrastrar la ex popular Silvia Clemente con su Nueve CyL.
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