De cócteles por Valladolid
Un cóctel 'Mestizo' que refresca y endulza el verano en Villa del PradoEl combinado mezcla el sabor exótico del maracuyá con el toque cítrico de la lima y una refrescante textura 'frappé'
En el albor del nuevo milenio, el barrio de Villa del Prado surgió en la zona oeste de Valladolid como una oportunidad de expandir la ciudad y conectarla con otras zonas de reciente creación como Parquesol, hasta entonces algo aislada del resto de la ciudad. Así, con el paso de los años, se fue llenando de vida, con la construcción paulatina pero rápida de grandes y equipados edificios residenciales. Junto a ellos también llegó el traslado de importantes instituciones como las Cortes o la Delegación especial de la Agencia Tributaria en Castilla y León.
Uno de estos vecinos que apostó por esta nueva área de la capital vallisoletana fue Guillermo Simó, quién rápidamente se percató de la necesidad de servicios, de bares, que animasen y completasen el barrio ante la afluencia de nuevos vecinos y la llegada de trabajadores de la administración pública que hacían parte de su vida en el barrio.
En una antigua sede bancaria, en la esquina de una de las vías que vertebran esta zona, la calle del Monasterio de Santo Domingo de Silos, decidió dar el salto desde el negocio hostelero nocturno. Así, este hostelero -que también está detrás del Marieta que conquistó a Chicote- concebió un espacio donde tuviese cabida todo tipo de servicio, desde la mañana hasta después de la caída del sol: el Mestizo.
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Con una trayectoria ya superior a los seis años, este local se ha convertido en todo un referente hostelero de Villa de Prado, con un amplio horario de apertura -de 7:30 de la mañana a una de la madrugada- para atender desde desayunos y comidas hasta combinados. En este apartado, la oferta es amplia con variedades de tragos enfocados en una coctelería clásica, sin fallo, y también con toques de creatividad.
Inspiración 'Tiki' y textura 'frappé'
Entre estos últimos se ubica el 'Mestizo', un preparado cuyo nombre no solo radica en el local que lo apadrina, si no en el carácter distinto de una mezcla especial: un sabor tropical de inspiración 'Tiki' -que también se observa en su presentación- y una textura 'frappé' que aporta una sensación distintiva al resto de combinados. Al Vodka, destilado del cóctel, se le añade Ginger ale para las burbujas, un sirope casero y otro de maracuyá, ingredientes que le confieren esa mixtura entre lo dulce y lo exótico.
Después, el jugo de lima otorga ese punto cítrico y fresco que se completa con hielo triturado para conseguir esa singular y diferenciadora textura entre granizada, líquida y espumosa. Coronado con frambuesas y piña deshidratada, el resultado es un combinado refrescante, dulce, que, 'sabe a verano' por los cuatros costados.
Con un precio de 7,50 euros, y con una versión sin alcohol disponible -con precios en torno a los seis euros-, este trago destaca como opción estival en una carta que «se ampliará a partir de septiembre», adelanta Simó, quién estará «encima de la nueva oferta para ofrecer más variedad y calidad. »Soy muy crítico, y si no lo voy a hacer de sobresaliente, prefiero no hacerlo. Esa es mi filosofía«, apunta.
Con una iluminación que varía para cambiar el ambiente desde la luminosidad de la mañana hasta la elegancia e intimidad nocturna, este local ofrece polivalencia que se adapta a cada momento del día y una terraza donde, si se busca frescor, dulzor y sabor afrutado, para paliar las altas temperaturas que arrecian estos días veraniegos en Valladolid, la opción es el 'Mestizo'.