

Vida de Barrio
Vecinos y comerciantes de Villa del Prado: «Se vive muy bien, pero necesitamos más negocios»Esta zona de Valladolid, la más moderna junto a Santos Pilarica, fue testigo de la vida de los antiguos romanos que habitaron en una villa levantada hace aproximadamente 1.700 años
Salta a la vista que Villa del Prado es uno de los barrios vallisoletanos más modernos de la ciudad junto a Santos Pilarica. Además, la afluencia de un público joven en busca de una zona tranquila, llena de zonas verdes y parques para el disfrute de sus hijos evidencia, aún más, los objetivos por los que muchas familias optan por mudarse a esta zona en donde abundan chalets y pisos modernos.
Sin embargo, antes de que surgiera como área residencial en el siglo XXI, esta zona fue testigo de la vida de los antiguos romanos que habitaron en una villa levantada hace aproximadamente 1.700 años. Esa residencia dejó un legado histórico que hoy permanece bajo tierra. Básicamente, estamos en un barrio en el que allá por el siglo III, era la morada de los romanos que se instalaron al oeste de Valladolid.
La villa romana de Prado, situada junto al paraje de Caño Hondo, da nombre al barrio actual, y ese mismo lugar es uno de los grandes protagonistas de las fiestas de la Virgen de San Lorenzo, pues es donde se organiza cada año el festival de Fuegos Artificiales que ilumina el cielo de Valladolid. Fue en 2001 cuando se originó lo que hoy conocemos como Villa del Prado, con la aprobación del plan parcial. La granja José Antonio, construida en los años 50 y hoy propiedad de la Diputación de Valladolid, y la subestación eléctrica de la Olma, eran las únicas infraestructuras entre la Avenida de Salamanca y el estadio José Zorrilla. El resto, como se suele decir, era campo.
Poco tardó en formarse el barrio, pues veintidós años después de aprobarse el plan parcial, todas las parcelas residenciales ya estaban construidas. Ahora los problemas principales se enfocan en que ya no existe margen para nuevas construcciones en dirección al estadio Zorrilla porque se trata de una zona ajardinada que impide que Villa del Prado siga creciendo.
No obstante, la opinión general de sus vecinos y comerciantes es cuanto menos positiva. A escasos metros de la plaza Juan Pablo II, uno de los puntos de reunión de muchos de los habitantes de la zona, está el quiosco 'Kiosko' comandado por David Chávez, que vive aquí desde hace diez años y recibe a diario a decenas de familias. «La verdad que la gente de este barrio es de diez y hay muchos niños, se nota que es una zona que gusta mucho a los padres jóvenes» explica mientras nos muestra su negocio.

Tal es su compromiso con la gente de su barrio que, desde hace varios domingos, él y su mujer organizan quedadas con el máximo número de vecinos posibles para que intercambien cromos o hagan concursos de peonzas. «Está enfocado para todo tipo de público, lo que queremos es que la gente de aquí se junte y haya un ambiente familiar y cercano» dice orgulloso ante la iniciativa que están llevando a cabo.
Sin embargo, a pesar de ser muy feliz en Villa del Prado, David considera que hacen falta más comercios clásicos de los barrios. «Se vive muy bien pero necesitamos más negocios» apostilla, y pone como ejemplo la falta de ferreterías o zapaterías que ayudarían a que la zona fuese más independiente.
«Es una zona en la que te sientes muy a gusto y seguro»
Más adelante, en la calle del Monasterio de Santo Domingo de Silos, nos encontramos con otra tienda ya clásica del barrio. En su interior tenemos cientos de vehículos de ruedas, con skates y patines en línea como protagonistas. Tras el mostrador está Sergio Arribas que, mientras repara un patinete eléctrico, explica sus impresiones en estos tres años que lleva en Villa del Prado. «Aquí estamos muy tranquilos, hay mucho peque que viene con sus padres a comprarse sus primeros patinetes y el trato con los vecinos es muy bueno» explica.

Además, Arribas destaca que es una zona muy amplia para poder hacer deportes sobre ruedas. De hecho, destaca que, por las tardes y, con el buen tiempo, el barrio tiene otro color. «Te acercas por las plazas y ves todo lleno de niños patinando con sus familias o dando un paseo, es una zona en la que te sientes muy agusto y seguro». Sin embargo, también aporta su granito de arena en lo que a reivindicaciones se refiere. «Yo patino mucho por aquí y es cierto que hay varias aceras y carreteras que están levantadas, eso habría que arreglarlo» concluye.
Antes de andentrarnos en las zonas verdes del barrio, no se puede obviar una pequeña visita externa al edificio de las Cortes de Castilla y León. Desde fuera, sus calles se encuentran rodeadas de bares y vecinos que pasean para aprovechar los últimos rayos de sol.
«Echo en falta alguna mercería o bazar y restaurantes un poco más económicos»
María Jesús Levy
Vecina de Villa del Prado
Con su bicileta en mano tras un intenso paseo, María Jesús Levy, vecina de la zona, destaca también la seguridad de Villa del Prado. «Los niños desde bastante pequeños pueden jugar por la plaza sin necesidad de estar encima de ellos todo el tiempo, tienen más independencia porque es una zona muy segura» argumenta.
Y al igual que los comerciantes, esta simpática vecina también tiene anotados algunos aspectos que deberían mejorarse. «Yo echo en falta alguna tienda clásica de barrio como una mercería o algún bazar y también restaurantes un poco más económicos» apostilla antes de continuar dando pedales.
Cerca del Parque de las Contiendas, también se aprecian a muchos vecinos pasear y aprovechar el buen tiempo para hacer deporte al aire libre.

Teresa Díez, ya jubilada y con una vida más tranquila, viene casi todas las tardes a esta zona, sobre todo cuando se acerca el verano. «Yo vengo aquí desde que se empezó a construir, todo ha ido a mejor y ahora es un barrio en el que da gusto estar» explica. «Hay unas cafeterías muy buenas, también un par de panaderías que son espectaculares... la verdad que tiene un poco de todo, a mí me gusta mucho» apostilla antes de continuar con su paseo diario.
Seguridad, buen ambiente y ya con varios negocios en su haber, Villa del Prado es un barrio que ha crecido como la espuma y en el que cada vez más familias jóvenes optan por vivir aquí y ver crecer a sus hijos ante la notable evolución que ha experimentado desde sus primeras construcciones en el año 2001.
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