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Berto Romero. / EL NORTE
BERTO ROMERO HUMORISTA

«No puedo dar nombres de personas necias, porque quizás la primera sea yo»

El 'sobrino' de Buenafuente llega hoy al Ortega con 'La apoteosis necia', un espectáculo humorístico sobre las desgracias personales, laborales y amorosas de un personaje

IRENE GONZÁLEZ

Sábado, 5 de septiembre 2009, 03:34

Alberto Romero Tomás (Cardona, Barcelona, 1974), más conocido como Berto, llega hoy al teatro Ortega para presentar su espectáculo cómico 'La apoteosis necia'. El show humorístico sigue la trayectoria de un personaje a través de sus desgracias personales, mezcladas con sus también fallidas experiencias amorosas y laborales. La trayectoria profesional de Berto comenzó en diversos programas humorísticos en radios autonómicas. Además, es uno de los fundadores de la compañía teatral El Cansancio. Pero Berto es más conocido por sus apariciones televisivas, especialmente desde que comenzase en el año 2007 a trabajar en el programa de Andreu Buenafuente. Asimismo, durante el verano del 2008, La Sexta le concedió la responsabilidad de ser el presentador del programa en el periodo de vacaciones del periodista y conductor del espacio, Andreu Buenafuente. Incluso Buenafuente a veces le presenta como su 'sobrino'.

-Llega usted a Palencia con 'La apoteosis necia', ¿qué se esconde tras este título tan sugerente?

-Ante todo, es cierto que es un título sugerente. De hecho, lo titulamos así con el objetivo de enmascarar la realidad. 'Apoteosis necia' significa tontería máxima, la estupidez suprema, la apoteosis de la gilipollez. Es un monólogo de humor, salpicado de música y poca cosa más, porque no te quiero engañar. Yo, antes, cuando vendía el espectáculo, intentaba engañar para que pareciera más de lo que realmente es. Explicaba que el monólogo gira en torno a la trayectoria vital de una persona desde la infancia, el trabajo y su relación con las mujeres, que aunque no deja de ser verdad, lo que explico ahora es que, por encima de todo, lo que quiere es hace reír.

-¿En España, hay muchos necios?

-Sí, en todo el mundo. Yo que he viajado por otras ciudades, hay bastantes necios por todo el mundo. Aunque me doy más cuenta de los que hay en España, por una cuestión de idioma, ya que al entenderlos, se ve bastante más. Pero no sé cómo está la proporción. Sin embargo, también hay muchas personas inteligentes.

-Cíteme, por ejemplo, tres personas que considere necias...

-No, en absoluto, porque si te nombro tres necios -aunque podía ser una lista más larga- lo único que te estaría diciendo es que yo no lo soy, y seguramente yo sería el primero de esa lista. Así que ponme a mí.

-Andreu Buenafuente ha sido su descubridor, atrévase a hablar mal de su jefe...

-Me atrevería a hablar mal de mi jefe, el problema es que no tengo nada malo que decir. Lo haría si tuviese ocasión o motivo. Además, para un periodista sería una tristeza que hablasen mal de él. Siempre hablo maravillas de Andreu, porque se ha portado muy bien conmigo. Y además, es un excelente jefe y compañero.

-¿Qué ha aportado Buenafuente y su equipo que no se hubiese hecho antes en la televisión?

-No soy el más indicado para responder a eso, ya que ni llevo tantos años en televisión ni tengo tanta cultura televisiva. Lo que siempre he visto de Buenafuente y su equipo, antes y después de trabajar con ellos, es frescura, honestidad y pasión por lo que llevan a cabo. Entonces, esos tres elementos crean un producto televisivo, un discurso y un estilo en el que yo me siento muy cómodo, porque también comparto la voluntad de ser honesto y sincero. Además, en la televisión pocos programas quedan ya de autor como es el de Buenafuente, que responde a la sensibilidad de un artista y un humorista como es él cuando dirige el programa.

-Y ahora, usted se aprovecha de la popularidad que le ha proporcionado la televisión para sacarse un extra en los teatros...

-Sí, pero eso no es cierto, puesto que lo primero que yo hice y lo que he hecho siempre es teatro. Lo hago desde 1998 y, fue lo primero que hice en el mundo del espectáculo antes de dedicarme a la radio y a la televisión. Entonces no es que ahora aproveche el tirón de la televisión para hacer teatro, sino que gracias a ese tirón, me viene más gente a ver al teatro. Cuando yo empecé, no venía prácticamente nadie a verme, porque no me conocían y tenía pocos espectáculos. Y ahora, en cambio, gracias a la televisión, tengo más trabajo, pero no puedo hacer tantos espectáculos como me gustaría.

-¿Y no le da pudor subirse a unos escenarios donde el día anterior han actuado actores consagrados?

-Claro, cualquier teatro a mí es que me parece un templo. Por ejemplo, hace unos días, cuando entré en uno de los teatros con solera como es el de Almansa, en el que actué detrás de una dama de la escena como es Concha Velasco. Pero tampoco es que sienta pudor por ello, sino que el teatro es un lugar que impone respeto, que impresiona. Lo que sí hay que hacer es compensarlo con una dosis amplia de responsabilidad -y no pensar nunca en eso- porque si piensas en quién ha actuado, primero no te subes, y segundo, si te subes con inseguridad, el espectáculo será una porquería.

-¿Qué momento viven los monologistas en España?

-Yo cuando empecé en el mundo de los monólogos, todavía no se había producido aún el boom de los monologistas cómicos, que se produjo más tarde a raíz de 'El club de la comedia'. Hemos pasado por eso, viviendo un momento de saturación, donde todo el mundo quería hacer monólogos humorísticos. Ahora es difícil valorar el momento en el que se encuentra el género, pero parece que hay una buena cantera.

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