Así ha sido el verano delictivo de la banda del BMW en Castilla y León
Los cuatro robos en estancos de la región, dos en Burgos y dos en Benavente, supusieron un perjuicio de 38.000 euros»
Ya lo dice la Guardia Civil en sus atestados que «la delincuencia de la banda del BMW es una auténtica forma de vida». Y esa ... forma se ha puesto de manifiesto este verano en Castilla y León, donde los miembros de este prolífico grupo criminal han campado a sus anchas hasta el pasado 4 de septiembre. Dos meses de continuos asaltos a negocios de la región, principalmente en Valladolid, Palencia, Burgos y Zamora. Y si los hechos delictivos crecían en las noches del estío, las vigilancias y seguimientos de la Guardia Civil se intensificaban con el paso de los días.
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Preocupaba en el mundo rural la impunidad con la que actuaban, hasta que la Unidad Orgánica de la Policía Judicial de la Guardia Civil explotó la operación el 4 de septiembre. Y casualidades de la vida, esa fecha, en la que el juzgado había autorizado registros a domicilios y naves, los sospechosos dieron su último gran golpe. Así que cuando los agentes derribaron la puerta de un emplazamiento en Cigales, pillaron a los investigados con el sinfín de productos robados horas antes. La prueba del delito, en manos de los sospechosos.
Pero el verano delictivo de la banda del BMW, cuyos nombres se alejan de los míticos integrantes de versiones pasadas (se mantiene el 'modus operandi') arrancó, según lo fecha la Guardia Civil, el 3 de julio. Ahí se inició una investigación que venía proveniente de una pasada en meses pasados, en los que otros miembros también delinquían de la misma forma.
En un BMW 530D
En verano todo empezó con el robo de un BMW 530D. Un vehículo de alta gama y con el que se perpetró el mayor número de robos. Durante un mes, el mismo vehículo fue empleado en la mayoría de golpes hasta que fue quemado en un camino en Corcos del Valle el 4 de agosto después de una intensa jornada en Palencia y Burgos.
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Pero antes de analizar esa jornada, el primer día de la investigación, miembros de la banda intentaron robar en el Froiz de La Cistérniga. No lo consiguieron y cambiaron de objetivo hasta el bar Sesentta del Paseo de Zorrilla. Y de ahí, hasta la provincia palentina para hacer parada en el bar Antón de Dueñas y reventar la gasolinera Cepsa de Grijota.
Sin bajarse del mismo coche, la delincuencia continuó el 7 de julio. Hubo una tentativa en el restaurante Vista Alegre de la capital para dar el golpe en los establecimientos hosteleros Límite (La Seca) y Alba (Villanubla). El objetivo siempre era el mismo: robar dinero, tabaco o productos que tuvieran fácil salida al mercado. Por esas fechas, la Guardia Civil, en una investigación aún en pañales, no tenía ni idea que el quiosco Machote, en Delicias, era el establecimiento que se utilizaba después para vender todo lo robado.
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Con un parón de unas dos semanas, la banda no volvió a salir a la carretera hasta el 22 de julio. Siempre a bordo del BMW 530D fueron hasta Arroyo para asaltar el bar La Comissione, la cafetería La Concha de La Cistérniga y hasta el restaurante Ruta 62 de Tordesillas. Además de los productos habituales, en esta ocasión, se llevaron catorce armas blancas, halladas en los registros de septiembre en la vivienda de Cigales.
«La delincuencia de la banda del BMW es una auténtica forma de vida»
Guardia Civil
Era en este punto, domicilio de uno de los investigados, de donde el grupo partía cada noche delictiva. Y en el mismo sitio se retornaba tras rematar las fechorías nocturnas para repartirse el botín. «Es el depósito de las herramientas y vestimentas», reflejan los atestados de la Guardia Civil.
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Tras un julio activo, la virulencia de sus actos se incrementó en agosto. Se apartaban ligeramente de los robos en bares para ir a por tabaco. Los estancos eran la nueva diana de la banda del BMW. De hecho, cuantifica el instituto armado «un perjuicio de 38.000 euros entre el tabaco y el dinero sustraído» en el asalto a cuatro estancos (dos de Burgos y dos de Zamora).
Ese 4 de agosto se volvieron a subir al BMW 530 y condujeron hasta Castrillo de Vega (Burgos). Reventaron la puerta y se llevaron todas las cajetillas que pudieron. Sin más dilación pusieron rumbo hasta Estépar para repetir la acción. Les costó forzar la puerta y ante una niebla antirrobo se apoderaron de centenares de cartones. Abandonaron Burgos con una maletero repleto de tabaco para volver hasta Cigales. Esa misma noche, después de un mes con el mismo BMW, se desprendieron del coche en Corcos del Valle. Se convertía en un amasijo de hierros totalmente calcinado a la par que se despedían de su principal vehículo para delinquir.
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Poco tardaron en cambiar de modelo de BMW. Se pasaron a un X3 y hasta con un Seat León de más de veinte años de antigüedad. Con esos 'nuevos' turismos optaron por poner rumbo hasta Zamora, en plenos incendios forestales de mediados de agosto. Fueron los días 18 y 19 para centrarse en dos estancos de Benavente, los últimos del verano. Fue a su vuelta de la provincia zamorana cuando la Guardia Civil certificó lo que se hacía en el quiosco Machote de Delicias. Eran las 22:50 horas del 19 de agosto cuando el coche de uno de los investigados se detuvo junto a la puerta trasera del ultramarinos. Los cabecillas de la banda permanecieron alrededor de un cuarto de hora y los agentes terminaron de cerrar el puzle. Sabían que en ese local era habitual la venta de productos robados. «Es altamente probable que este establecimiento fuera el lugar en el cual se estaban enajenando los efectos sustraídos, hecho que podido ser probado tras los registros», remarca los informes.
El 28 de agosto continuaron con más asaltos: un Seat León y un robo con fuerza en la churrería Las Chatas de La Cistérniga para dar por amortizado el BMW X3.
Durante el mes de septiembre, antes de las detenciones, la espiral delictiva seguía su aumento. Los primeros días se dedicaron a robos continuos de vehículos. Fue un puñado de coches de la marca Seat para perpetrar un intento en el bar Paco de la capital vallisoletana.
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El último gran golpe
Todo lo relatado hasta el momento fue el preámbulo del último y gran golpe de la banda del BMW. Fue este 4 de septiembre, el mismo día que la Guardia Civil, casualidades de la vida, tenía autorización para registrar la casa de Cigales y el quiosco Machote, entre otros. Esa madrugada se fueron hasta Palencia para robar un coche, empotraron un turismo en una estación de servicio Galp de Valladolid e intentar entrar en el bar Sí o Sí de Valladolid y el Agropal de Simancas. Perpetraron el asalto al bar Aquí Mismo de Valladolid y se fueron hasta Arzuaga para llevarse vino y jamones. Todo acabó con el robo de otro Seat Ibiza y un registro con los implicados repartiendo dinero, tabaco y jamones.
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