Los vallisoletanos que se casaron, bautizaron y comulgaron con la dulce tienda de Parsin's
El comercio de Panaderos se despide el próximo 31 de octubre tras una trayectoria de al menos 73 años vendiendo caramelos y regalos para las celebraciones más especiales
María Jesús Fernández, 'Make', vive sentimientos encontrados en sus últimos días tras el mostrador de la veterana tienda de caramelos Parsin's, situada en la ... calle Panaderos y con al menos, 73 años de historia, aunque podrían ser «algunos más», según asegura su actual propietaria. Entró como dependienta con 23 primaveras y ahora, con 48, pone fin a un cuarto de siglo atendiendo, primero como empleada y luego como dueña del negocio, un comercio dulce, que ha repartido momentos felices a miles de familias, generaciones de vallisoletanos que han buscado en sus estantes esos detalles que novios o padres elegían con mimo como obsequio para los invitados de su boda, bautizo o comunión.
«Por un lado, siento mucha nostalgia, pero por otro estoy muy ilusionada porque voy a empezar una nueva etapa como encargada del establecimiento de Dulces El Toro, en la calle Cánovas del Castillo», confiesa una mujer que es todo sonrisas y amabilidad. Es lo que tiene bregar cara al público desde tan joven para convencer a los clientes. Bajar la persiana de un lugar emblemático cuesta. Y es que el nombre de esta marca, formada por la primera sílaba del apellido y el nombre de su fundador, Sinforoso Parra (Parsin's), es parte de la memoria de la ciudad como lo acredita la hemeroteca de El Norte de Castilla.
En las páginas de 'clasificados' de los años 30 y 40 del siglo pasado, Sinforoso Parra aparece en multitud de anuncios por palabras asociados a ventas de productos agrícolas o ganado en Valoria la Buena. También por el traspaso de una tienda de ultramarinos. Sin embargo, una búsqueda en nuestro archivo con la entrada de Parsin's muestra la primera referencia en 1952, aunque llevaba abierta, aseguran fuentes consultadas, tiempo atrás. En esa abigarrada página 6 de la sección de Deportes, el decano de la prensa incluye una croniquilla-anuncio con la fotografía de un autobús rotulado con el nombre del comercio y un titular: 'Con Caramelos Parsin's, siguiendo al Real Valladolid'.
En la publicación, que entonces situaba la dirección de la tienda en el número 3 de la calle Vega, mostraba su apoyo total al equipo de la ciudad tras una derrota, animaba a los aficionados a endulzar los ánimos con sus caramelos y promocionaba sus viajes a diferentes ciudades para los vallisoletanos que completaran las colecciones que se vendían en el establecimiento, sus álbumes de cromos con los jugadores del Pucela.
En aquellos tiempos, entre sus productos estrella y de fabricación propia destacaban las cachavas de caramelo que se vendían en las ferias. Durante muchos años, sus reclamos han ocupado espacio en este diario, con especial atención no solo a los bombones y golosinas que se despachaban, sino a esos detalles imprescindibles que se repartían en los convites de enlaces o comuniones.
Make, junto con su compañera Estelita Rozada, cogieron la riendas del negocio tras la salida de Elicio Lomas, su jefe, quien en 1974 se la había comprado a la familia Parra. Entonces Parsin's contaba con un gran almacén en el polígono de Argales desde donde distribuía chucherías a cientos de quioscos de Castilla y León y de otras comunidades limítrofes. En esa nave, que fue escenario de un grave incendio en 1997, trabajan entonces 32 personas, lo que da idea del poderío de una empresa que ha preparado miles de bolsas de gominolas para los 'cumples' de los más pequeños de la casa.
Cuando ella empezó el negocio funcionaba a toda máquina, pero las cosas han cambiado con el paso del tiempo. Ya no pita como antes y las exigencias por la condición de trabajador autónomo pesan en la cuenta de resultados. «Aquí hemos trabajado hasta seis personas, siempre estaba a tope», relata. María Jesús ha sido testigo de cómo varias generaciones de una misma familia acudían a la tienda cuando había una celebración relevante. «Primero las parejas con los padrinos y madrinas para elegir las invitaciones y el regalo para los asistentes, luego esos nuevos matrimonios para comprar el detalle que regalaban en el bautizo y cuando el niño o la niña hacían la primera comunión venían de nuevo para elegir los obsequios», recuerda.
La moda también ha influido mucho en un sector, el del regalo para eventos familiares, que ha ido a la baja. Asegura la todavía propietaria que esa costumbre se está perdiendo. «Ahora los novios y sus familias se gastan el dinero en ir guapos y ofrecer un buen banquete, además las bodas suelen ser más informales y van menos invitados», apunta. Pero todavía hay muchos enlaces donde estos detalles no faltan.
La propietaria de Parsin's subraya la importancia que tiene la atención al público cuando se trata de dar cobertura a un acontecimiento tan especial para alguien. «Hay que tener mucha empatía y ser un poco psicóloga; normalmente las que mandan en esto son las mujeres, a los novios o padrinos les da más igual», asegura tras tantos años de experiencia acumulada. Aprendió de sus compañeras y de la encargada, pero su soltura y afabilidad en el complicado mundo del comercio pronto la colocaron al frente del establecimiento en el que se ha cuidado siempre la presentación . Ha cerrado muchas ventas y también ha tenido que lidiar en desencuentros entre madrinas y padrinos sobre qué producto elegir.
«Cuando yo comencé la moda era regalar pastilleros, figuritas, palomares con la inscripción del enlace o los clásicos abanicos», rememora esta profesional. Ahora, lo práctico manda. Lo de un recuerdo para colocar en la balda del mueble del salón ha perdido 'punch'. Ganan en la elección los productos 'gourmet' -«un buen aceite, cosmética de La Chinata, vino, licores...»-, carteras, bolsos, un llavero con navaja multiusos para ellos o incluso un 'bluetooth' para el coche. Esa evolución también se ha plasmado en los dulces, antes puro azúcar y calorías, y ahora con alternativas para diabéticos, celíacos y clientes que buscan chuches más saludables.
Posa Make delante del reconocible toldo blanco del establecimiento con una mezcla de añoranza y esperanza ante su nueva andadura, también en el sector de los dulces. «Han venido clientes y compañeros de comercio de la zona implados porque se han enterado de que cerraba, esta tienda la conoce todo Valladolid y después de tantos años creas amistades, ellos saben de mi vida y yo de la suya», comenta agradecida. Un cartel de 'se alquila' anuncia ya la disponibilidad inminente de un local de Panaderos que sigue perdiendo efectivos a pie de calle.
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