Tordesillas celebra un encierro del Toro de la Vega sin lanzas, divisas ni incidentes
Fue imposible que el astado siguiese a los bueyes y tuvo que ser anestesiado a 600 metros de los corrales en una jornada en la que no hubo heridos por asta de toro
El Toro de la Vega 2022 se ha celebrado con formato de encierro y no de torneo. Finalmente, en Tordesillas solo se vio una lanza, con punta de cartón a modo de irónica protesta, y 'Manjar' completó el recorrido hasta el pinar de La Vega en 44 minutos, sin que nadie le clavara lanzas ni divisas. La megafonía fue escrupulosamente clara en este sentido: «los caballistas no están autorizados a llevar garrochas», explicaba el locutor a través de los altavoces instalados en todo el recorrido poco antes de añadir otro mensaje en el mismo sentido: «no golpeen ni maltraten a la res con palos u otros objetos. Es la base de las fiestas. Cualquier acto de violencia contra el toro puede ser y será penado». Y con esta premisa previa realizada a todos participantes salió 'Manjar' del camión de la calle San Antolín, con sus 560 kilos y su imponente cara.
Cuando se abrió la puerta del camión se pudo desvelar, por fin, la gran incógnita que rodeaba a un torneo marcado por la polémica. 'Manjar' salió solo y no en compañía de ningún astado más, pese a la comunicación de la Junta de ayer, que anunciaba la presencia de machos despuntados -en plural- que habían cumplido cuatro o más años. El animal se encaminó hacia el puente con rapidez y bajó como una exhalación por el empedrado para afrontar el tramo del puente con limpieza y al trote. Una vez en la rotonda, el de la ganadería Albarreal protagonizó los únicos sustos del encierro. El primero de ellos llegó cuando un hombre a punto estuvo de ser prendido por el animal junto al puesto de Cruz Roja, y el segundo se produjo 100 metros después, cuando un hombre de avanzada edad pudo salvar la embestida de 'Manjar' gracias a un paraguas. El astado se fijó en el quitasol en lugar de en el participante y eso permitió que esta edición se cerrase con una única persona herida de gravedad: una mujer de 68 años que tuvo que ser trasladada al hospital después de sufrir un posible traumatismo cervical tras caer de una talanquera al paso del toro, en esa misma zona, junto a la rotonda.
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Otras siete personas fueron atendidas por contusiones y arañazos en una edición más tranquila de lo habitual que se vivió con intensidad, tanto en el tramo urbano como en el campero. Una vez que el astado dejó de pisar asfalto y entró en el pinar, los caballistas entraron en juego. Trataron de arropar al animal para conducirlo a los corrales del Zapardiel sin sobresaltos, pero a 'Manjar' le gustó un cortafuegos ubicado entre el polideportivo y los corrales y allí se quedó, a la espera de que los bueyes le recogieran para llevarlo, pero esa maniobra acabó siendo imposible. Tras varias horas de trabajo, el astado tuvo que ser anestesiado a 600 metros de los corrales y llevado al corral dormido por el efecto de la anestesia. Y de esta manera concluyó una nueva edición del Toro de la Vega marcada por la polémica previa a la suelta y por la tranquilidad de un encierro en el que no hubo heridos por asta de toro.
El anuncio de que varios animalistas iban a acudir a la suelta llevó a la Guardia Civil a desplegar un fuerte operativo en los accesos al municipio por carretera y Javier Peña de Haro, teniente coronel de la Guardia Civil en Castilla y León, resumió de esta manera el trabajo que ha tenido que desempeñar el Instituto Armado: «hemos hecho controles y no ha habido incidentes de ningún tipo. Hemos recibido apoyo del GRS de León, pero por suerte todo ha estado increíblemente bien, tanto que puedo decir que ha sido el año más tranquilo que recuerdo», sentenció el teniente coronel, que vigiló el recorrido vestido de paisano.
Y así. Sin lanzas, divisas ni incidentes transcurrió esta edición del Toro de la Vega en la que hubo unas 16.000 personas por las calles de Tordesillas y por el pinar de la Vega, según fuentes municipales, una cifra inferior a la de años pasados.