Parto en la calle en Valladolid
«Tenía mucha prisa por llegar, cuando sea mayor le contaremos todo lo que pasó»Ana María Devoz, embarazada de de 38 semanas y media, dio a luz el sábado en un paso de cebra que conecta Vallsur con el Paseo de Zorrilla
Ainara duerme plácidamente en la cuna del Hospital Río Hortega de Valladolid, «come mucho y se porta muy bien», dice su padre, Nelson Salcedo. La ... pequeña no es consciente del revuelo, «y del momento de nervios» que ocasionó a sus padres en el momento de su nacimiento. «Tenía prisa por llegar al mundo», bromea Salcedo, mientas mira a la protagonista de la historia que el pasado sábado pensó que por qué esperar más. «Estábamos haciendo unas compras en Vallsur, comimos y entramos en el cine, pero a media película Ana María empezó a sentir contracciones y nos salimos de la sala porque todo fue a más en cuestión de minutos», recuerda él.
A partir de ese momento todo sucedería «muy, muy rápido» pues Ana María Devoz, embarazada de 38 semanas y media, acababa de romper aguas y estaba de parto. «Hasta ese momento no tenía ni un síntoma pero todo vino de golpe», explica la pareja. Ella, de 33 años, intentó caminar hasta el exterior del centro comercial todo lo que pudo. «Pedimos un taxi para que nos llevara al hospital y mi mujer montó en la parte trasera poniendo una toalla, pero no sé si se asustaría, si se puso nervioso al ver a mi mujer o que es lo que le pasó por la cabeza, pero ella tuvo que bajar del taxi porque se negó a llevarnos, desde luego eso no se le hace a nadie», asegura él.

Sin traslado inminente al hospital fue tal la rapidez del parto que a Ana María no le dio tiempo ni a cruzar la calle y, allí, en el paso de cebra que conecta centro comercial con el Paseo de Zorrilla dio a luz a su pequeña Ainara. «Un par de personas se pararon para prestarme ayuda y llamaron a emergencias mientras se quedaron conmigo», cuenta este padre que hizo además de matrona al dar la bienvenida a su hija a las siete de la tarde y entre el barullo del tráfico y la mirada de algunos curiosos que se pararon para presenciar lo ocurrido.
Ajeno a todo eso, el padre, de 32 años, asistió el parto de su pequeña Ainara. «La cogí, la abracé y la tapé con una toalla y se la puse encima a la mamá. No tardó nada en llorar, empezamos a hablarle y se quedó más tranquila y nosotros también», recuerda la pareja. Ambos dan gracias a que en ese momento se acercasen dos personas más, una enfermera y una médico que comprobaron que la niña estaba bien y calmaron y atendieron a la madre.
A los pocos minutos y con la mujer aún tendida en el paso de peatones, la Policía Local llegó al lugar para proteger a ambas y controlar el tráfico en la zona. «Al escuchar las sirenas nos sentimos más a salvo y cuando llegó la ambulancia más aún», explica Salcedo. Fue precisamente una patrulla de la Policía Municipal quien lo trasladó al hospital. «Mi mujer y la pequeña iban en la ambulancia y yo, en el coche policial con los agentes a los que les agradezco la actitud tan extraordinaria que tuvieron con nosotros».
Ahora, desde la habitación del Río Hortega, esta pareja contempla a su «pequeña hermosura» de 3 kilos 610 gramos. «Cuando sea mayor le contaremos todo porque ha sido algo inolvidable», asegura el padre de esta familia, al que no le cabe duda de cómo actuaría en una situación así. »Aunque no fuera taxista me ofrecería a ayudar. Siempre. Y más en un caso en el que va a nacer un ser humano«, finaliza.
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