Ángel Barrios, jefe de servicio durante un parto en la calle
«Ella misma extrajo a la niña, le echamos una manta y pusimos al bebé en su pecho»
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Ángel Barrios, jefe de servicio durante un parto en la calle
«Ella misma extrajo a la niña, le echamos una manta y pusimos al bebé en su pecho»Este lunes irán al Hospital Río Hortega para visitar a la mamá y a su 'peque'. Subraya Ángel Barrios, el policía local que estaba de ... jefe del servicio en la tarde del sábado, que fue la progenitora, Ana María, «la verdadera heroína» de este episodio extraordinario con final feliz, a pesar de lo aparatoso de la intervención. El parto en plena calle de esta mujer nacida en 1991 después de salir de ver una película en los cines Yelmo del centro comercial Vallsur nunca se les olvidara a estos cuatro agentes del cuerpo municipal.
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«Con todos los problemas que vemos a diario en nuestro trabajo, intervenir en algo tan bonito como un nacimiento es muy emotivo y emocionante», subraya el mando, quien no oculta tampoco la mezcla de nervios y adrenalina disparada que provoca una situación de emergencia como la vivida.
Él estaba con un compañero cubriendo el servicio de los toros cuando entró la llamada de 112 avisando de un posible alumbramiento en la vía pública. «De inmediato salimos para allí nosotros y la patrulla de la zona; lo que más nos impresionó cuando llegamos fue el tumulto de gente en medio del paso de peatones y los coches circulando por ambos lados», relata. «Unos iban para un lado, otros para otro, algunos levantaban la mano, otros gritaban, el no saber qué hacer con la gente es la mayor preocupación, porque había riesgo de que a alguien se lo llevara por delante un coche», recuerda aún con cierta angustia.
Nada más echar el primer vistazo, comprobaron que efectivamente la joven había comenzado a dar a luz. «Por un lado, había que evitar un mal mayor para que no hubiera un atropello, porque la gente pululaba por allí como no sabiendo qué hacer, y, por otro, había que atender a la madre», explica el agente local.
Entre ese caos, Ángel Barrios, Marcos Sánchez, Sergio Martín y Borja Sáez se repartieron las tareas. Unos acordonaron el improvisado paritorio a pie de calzada y otros se centraron en ella. «Al segundo vistazo, la niña ya estaba saliendo; ella misma extrajo a su bebé con la ayuda de un par de vecinos; echamos una manta sobre la pequeña y se la pusimos en el pecho. Al instante, a los 30 segundos, ya estaba allí la ambulancia con nosotros», cuenta el policía.
Con alguna experiencia anterior como matronas de urgencia, aunque nunca en plena calle, y sus conocimientos de socorrismo y también de padres, los efectivos lograron con éxito el objetivo de traer al mundo una nueva vida, al tiempo que intentaban calmar a Nelson, un progenitor como un flan ante esta situación límite, entre una maraña de personas alteradas y con un tráfico acechante que complicaba el escenario.
Pero todo salió bien. «Sabemos que el bebé perfectamente puede estar con el cordón umbilical un tiempo, no hay problema alguno, incluso en el traslado; fue el personal médico, la doctora que acudió, la que organizó todo el procedimiento».
La presencia de los sanitarios supuso un respiro para los agentes y para los padres de la criatura. No obstante, Ángel resalta la templanza que mostró ella. «Estuvo en todo momento muy serena sabiendo lo que era eso, nosotros le decíamos que se tranquilizara, que ya estaba la ambulancia llegando, cuando se oyeron las sirenas todo se calmó un poco», relata.
La intervención de Barrios y sus compañeros, sin embargo, no acabó con la llegada del equipo de sanitarios. «En estos casos hay peligro de desplazamiento de la placenta por un frenazo o un movimiento brusco; así que les escoltamos hasta el hospital por miedo a que eso se produjera», explica este policía.
Ángel Barrios llevó en su coche patrulla a Nelson. «Después de pasar el trago, el hombre iba llorando, yo intentaba tranquilizarle, ya había pasado lo peor, creo que me llegó a decir que a la niña le iban a poner de nombre Ainara, aunque no estoy muy seguro», apunta.
La sensación este domingo, un día después de un subidón de estrés tan fuerte, en el que hay que saber mantener la calma y la cabeza fría, es de satisfacción. «Cuando ves que todo se ha solucionado y que la madre y la niña están bien, supone una alegría enorme», subraya.
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