Los más pequeños de Valladolid se convierten en forenses y científicos por un día

A lo largo de los soportales que dan la bienvenida a las diferentes facultades del campus se han preparado doce puestos con diversos experimentos, desde robótica, tecnología o música. Y lo más importante, todos prácticos. En uno de ellos, un pequeño tenía la mano en llamas durante unos segundos. «Esto no lo hagáis en casa», advertían los miembros de Physics League, una asociación sin animo de lucro formada por alumnos, investigadores y profesores de la UVA. La imagen no tenía peligro pero daba miedo a los padres, quienes también se animaban a probarlo. «Es simple, se utiliza agua, lavavajillas y laca para que prenda. Es un mechero, prende durante unos instantes y se apaga», comentan los miembros de la asociación. En su puesto también hacían música a través de la electricidad, gracias a una bobina de Tesla y unos tubos fluorescentes, que durante unos segundos se conectaban con un pequeño rayo mientras la electricidad sonaba al tema principal del mítico videojuego Super Mario.

Más adelante, los más pequeños se probaban trajes de Bombero –con el casco incluido, claro–, se subían a un camión o veían las máscaras para poder respirar que los efectivos utilizan en una intervención. También se pusieron en la piel de la policía forense de Valladolid y trabajaron sobre el terreno de un crimen por arma blanca. Eso, y analizar, encontrar las pruebas, hacer hipótesis o conocer de primera mano cómo investigan los agentes en una escena de verdad.

De los experimentos más científicos se pasaba a otros que han permitido a los niños probar suerte con la impresión en tres dimensiones, desde confeccionar figuras con las impresoras a directamente pintar imágenes sobre un papel. Mientras los pequeños jugaban, había un robot hecho con fichas de Lego que resolvía sin descanso un cubo de rubik. Lo terminaba y vuelta a empezar. «Es todo programación. Se meten las frases preparadas para que el aparato haga los movimientos. Va leyendo las caras del cubo y las va girando hasta que lo resuelve», comentan desde la asociación Robotix. Decirlo es sencillo, pero hacerlo es otra cosa. Y si hay alguien que sabe de preguntar es un niño. De ahí que la labor de las asociaciones también sea despejar las dudas e incentivar la curiosidad.

Esta ha sido la séptima edición de la Feria de Ciencia Sostenible de la Universidad de Valladolid, que ha programado doce espacios interactivos de acceso libre y repartidos en la zona exterior del Campus Miguel Delibes. A estas se suman 26 talleres que han colgado el cartel de completo más un espectáculo para todas las edades donde dos científicos han mostrado sus conocimientos y habilidades con experimentos didácticos. Los talleres iban desde crear un videojuego, experimentar con realidad aumentada o impresión 3D, todos destinados para alumnos de Educación Primaria.

En total se han organizado 39 actividades gratuitas para familias, donde pequeños y mayores han alimentado su curiosidad y se han convertido por un día en científicos, inventores y forenses.