«Pensé que el chico se moría, pero le salvamos gracias a un héroe anónimo que le sacó del río»

«Fue un milagro y una sucesión de circunstancias las que permitieron que pudiéramos reanimar al chico y salvar su vida», reconoce Julio, un veterano policía local, que supera los veinte de servicio y que el lunes por la noche logró reanimar junto a un compañero a un joven de 24 años que fue rescatado de las aguas del Pisuerga minutos antes por un testigo anónimo, que «no dudó en lanzarse al río y que logró sacarle a nado hasta la orilla» a los pies del puente de la Condesa Eylo, del lado del paseo del Renacimiento (La Rondilla).

«Tenemos a un héroe anónimo y gracias a su valentía hay un joven vivo en la ciudad», destaca el propio agente, quien reconoce que no pudo identificar al testigo más allá de saber que era joven y negro. «Se quitó la ropa de cintura para arriba, se lanzó al río, salió del agua con él a nado hasta la orilla y le ayudamos a salir con el chico», recuerda el policía antes de explicar que minutos después, cuando ya habían logrado reanimar al joven, «pedí a los bomberos que bajaran dos mantas térmicas para la víctima y para la persona que le rescató, pero se había ido». El caso es que el valor este héroe anónimo y la rápida actuación del policía local, que estaba de paisano en el momento de los hechos, y de los tres compañeros que le ayudaron, permitieron salvar la vida a un joven de 24 años.

Los hechos ocurrieron al filo de las diez de la noche, cuando Julio y una compañera salían de la cercana Jefatura de la Policía Municipal una vez finalizado el turno de tarde y pasaban a pie de camino a casa por el puente de la Condesa Eylo. «Vimos a una chica llorando y gritando: 'Se ha tirado, se ha tirado'; y nos acercamos corriendo y ya vimos a más gente mirando al río y nos contaron que habían visto cómo un joven caía al agua desde la barandilla del puente». Comenzaba una carrera contra el reloj para salvarle la vida.

«Ya era de noche, el chico llevaba una cazadora negra y la verdad es que en los primeros momentos no conseguíamos verle», reconoce el agente, quien bajó a la orilla mientras su compañera desde arriba intentaba divisar a la víctima. «Pedimos refuerzos y seguimos buscándole hasta que en un momento dado vi a alguien que venía nadando hacia nosotros (se encontraba aguas abajo del puente, hacia el Puente Mayor, del lado del paseo del Renacimiento) y en un primer momento pensé que podía ser la propia víctima». Pero no. Era un joven negro que llevaba a la víctima hasta la orilla. «Le encontró boca abajo e inconsciente y cuando llegó a la orilla, ya con la ayuda de un compañero (enseguida llegó al lugar la primera patrulla de la Policía Local), le ayudamos a sacar al chico y a salir él».

El propio Julio descubrió el pecho de la víctima y comenzó de inmediato las maniobras manuales de reanimación. «La verdad es que hubo un momento en el que pensé que no salía, pero me fui dando ánimos y relevando con un compañero hasta que en un momento dado el chico tosió, abrió los ojos y respiró», suspira. Después le colocaron de lado y enseguida expulsó el agua. «Fue emocionante ver que respiraba y que parecía estar bien dentro de lo que había pasado», añade el agente antes de recordar cómo el joven rescatado «rompió a llorar en cuanto recuperó la consciencia».

La víctima fue asistida a continuación por los sanitarios antes de ser trasladada en ambulancia, una vez estabilizada, al Clínico.

«Pensé que el chico se moría, pero pudimos salvarle gracias a la valentía de un héroe anónimo de verdad que se lanzó al río y logró sacarle a la orilla», concluye Julio antes de incidir en que «tuvo el valor de lanzarse al agua a por él cuando no se veía nada y los demás no conseguíamos situarle». Pero lo hizo. El joven, un vecino del entorno, se recupera ahora en el Clínico.

«Hemos tenido muchos casos así a lo largo de los años y la verdad es que no siempre consigues sacar adelante a las víctimas, pero está vez sí y supone una satisfacción enorme para todos los que ayudamos a recuperar a este chico», añade el policía municipal.

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