El cultivo de marihuana prolifera en interior y deja 363 kilos incautados en dos años
La Guardia Civil y la Policía Nacional constatan el aumento de plantaciones dentro de viviendas y naves, así como un repunte del consumo
Buscan un inmueble, generalmente una nave o segunda vivienda situada preferentemente en la periferia de Valladolid o en urbanizaciones aisladas, la dividen en dos zonas para el cultivo y para el secado de la planta, y la mantienen con aparatos climatizadores y bombillas de gran consumo para favorecer su crecimiento en los habitáculos interiores. Una vez que alcanza el estado óptimo para su recolección, se distribuye en el mercado por una red de colaboradores. Esta sofisticada técnica, denominada cultivos 'indoor' (interior), prolifera en la ciudad y en la provincia como uno de los 'modus operandi' en auge en la plantación de marihuana, la droga más consumida en España, especialmente entre adolescentes y jóvenes de hasta 35 años de edad, y cuya producción experimenta un crecimiento en todo el país, también en la provincia. Tanto la Guardia Civil de Valladolid como el Grupo VIII de Menudeo del Cuerpo Nacional de Policía constatan la expansión en la producción de cannabis tras las extensas plantaciones que en los últimos dos años han conseguido intervenir, con cerca de 4.000 plantas y 363 kilos incautados.
Solo entre 2017 y 2018, los agentes del Grupo VIII de la Udyco de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Valladolid han realizado 49 operaciones contra el tráfico de drogas, de las cuales, en casi la mitad (23) lograron la incautación de marihuana o hachís. Fueron, en concreto, 232 kilos de marihuana y 56 de hachís, la droga que más se consume pero que habitualmente procede del norte de África. Un importante golpe a este tipo de sustancias, que habitualmente cobran protagonismo y auge entre los jóvenes adolescentes, con un repunte entre los varones de hasta 35 años (tres de cada cuatro consumidores son hombres).
Su precio, uno de los más bajos del mercado en cuanto a la adquisición de drogas se refiere, y la facilidad para cultivarla y distribuirla se encuentran detrás del repunte del consumo –habitualmente mezclado con tabaco–, penado no obstante en la vía pública con una sanción mínima de 601 euros en virtud de la ley orgánica 4/2015, según recuerdan los Cuerpos de Seguridad. En su producción y distribución se centran los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil, con la intervención en puntos de cultivo y de venta, que en el caso de la ciudad no tiene unos puntos ni barrios específicos, sino que se distribuye por todo el territorio. Otra cosa es la plantación, que cuando es al aire libre sí requiere habitualmente de una vivienda baja con patio o huerto, que se suelen situar así en barrios con casas de una única planta o en zonas de la periferia.
Fraude eléctrico
Proliferan no obstante las plantaciones en el interior de viviendas, en bloques de pisos, donde los vecinos suelen dar la voz de alarma ante el fuerte olor que desprende o el ruido de aparatos de electricidad. Pues los denominados cultivos 'indoor' son «laboratorios con techo, que necesitan mucha luz y calor», de tal forma que suelen ir asociados a otro tipo de delitos, como el del fraude de fluido eléctrico (los enganches ilegales ante el elevado consumo energético que requiere), según precisan en el Grupo de Menudeo de la Policía Nacional. En el diferente resultado entre plantar en el interior o en el exterior se encuentra la proliferación de los 'indoor', pues si con una plantación al aire libre se obtiene una cosecha, con este nuevo método se obtienen cuatro o cinco anuales.
Hubo así en mayo de este año un caso significativo en el Polígono de la Mora, en La Cistérniga, donde los agentes del citado grupo policial hallaron 418 plantas cultivadas en el interior de una nave, donde una única persona se encargaba de regarlas y mantenerlas, con un sofisticado sistema de bombillas y ventiladores.
La experiencia le dice también a la Guardia Civil de Valladolid que los cultivadores de marihuana no dudan en realizar numerosas modificaciones en las viviendas utilizadas para este tipo de cultivos, como instalar incluso tabiques de pladur. Colocan además numerosos aparatos de aire acondicionado, humidificadores, ventiladores en el suelo, techos y paredes, e incluso, un filtro de carbono en una ventana para tratar de evitar olores. De ahí que la colaboración vecinal a la hora de alertar sobre posibles sospechas sea fundamental para que los agentes puedan detectar e intervenir.
Entre 2017y 2018, la Benemérita se ha incautado de 131 kilos de marihuana, mientras que fueron once más de hachís. Una decena de operaciones, algunas en colaboración con otras provincias para desarticular grupos criminales organizados.
Para plantar cara al cannabis, la Guardia Civil desarrolla anualmente un Plan operativo de respuesta al tráfico minorista y consumo de drogas en zonas de ocio, con un calendario por localidades, eventos y fiestas multitudinarias donde se realizan operativos para erradicar o reducir todo lo posible el consumo y tenencia de drogas.
Lo mismo ocurre con el plan director desarrollado en centros educativos, con un calendario para actuar en el entorno de colegios donde se pueda vender o consumir este tipo de sustancias, que viene habitualmente acompañado de charlas a alumnos y asociaciones de madres y padres. Fue así destacada la Operación Aceitera I y II, con la detención de dos personas por tráfico de drogas que afectaban a menores en edad escolar de centros educativos de Medina del Campo. La Guardia Civil detectó aquí dos plantaciones de marihuana donde se intervinieron 1.897 plantas en invernaderos. O la Operación Pijama que el Grupo de Menudeo desarrolló en Las Viudas, en Valladolid, por la venta de marihuana a menores de edad en centros educativos cercanos. «Porque allí donde hay un punto de venta, estaremos». De ahí la importancia de que los vecinos colaboren de forma anónima a través del correo valladolid.udyco@policia.es. «Es fundamental la colaboración ciudadana», insisten.