Valladolid
Condenados los okupas de Domingo Martínez a una multa de 900 euros y a dejar la casaEl Juzgado de Instrucción número 3 de Valladolid considera probado que Ismael Trinidad y Pedro Garro llevan instalados de manera ilegal desde enero de este año
El juzgado de Instrucción número 3 de Valladolid ha condenado al dominicano Ismael Trinidad y a la gitana trans Pedro Garro a una multa ... de 900 euros (450 cada uno) y al desalojo inmediato por okupar el número 23 de la calle Domingo Martínez de la capital vallisoletana, una pena superior a la que solicitaba inicialmente la Fiscalía. Según los hechos probados, la pareja lleva instalada de forma ilegal en esa edificación en rehabilitación desde enero de este año.
La situación no trascendió hasta finales de abril, cuando una vecina de la zona vio trepar a Pedro (responde al nombre de Yenni) por la fachada del inmueble. Según apuntó a este periódico por esas fechas dijo que no podía entrar desde el exterior al cerrarse la puerta y tuvo que escalar para volver al interior. Esa acción, al ser vista por una mujer, propició que se personara la Policía, que ese mismo día certificó la okupación al encontrarse en el interior varios bártulos de los ahora condenados.
Desde ese momento, la titular de la propiedad, al serle comunicada la okupación, denunció los hechos para que tanto Ismael como Pedro, que hace seis meses reconocían que eran pareja sentimental, abandonaran el inmueble. Un hecho que aún no han llevado a cabo, ya que entre otros aspectos las citaciones del juzgado les fueron remitidas al inmueble okupado.
Reflejan los fundamentos de derecho de la sentencia que «la manifestación de permanecer en la vivienda de forma esporádica no encuentra apoyo probatorio, sin que ni siquiera identificaron otro lugar donde hayan permanecido». «Así todo, la okupación del inmueble con carácter de permanencia, la falta de autorización por la propiedad, la carencia de título que legitime dicha okupación y el conocimiento de la oposición de la propiedad obliga a dictar un fallo condenatorio».
Recurso
Contra la sentencia cabe recurso de apelación ante la Audiencia de Valladolid.
Durante su okupación, esta pareja relató a El Norte de Castilla su testimonio desde que se instalaron de forma ilegal en la vivienda. Reconocieron la okupación a la espera de una oportunidad. Vivían entre cuatro paredes en el exterior del bloque con un colchón sobre cuatro ladrillos. Todo ello, en mayo de este año, custodiado por un perro. «Es que estamos en situación de calle, la otra opción que tenemos es dormir fuera de aquí», se lamentaban los dos okupas.
Reconocían que estaban desesperados, aunque era únicamente Ismael Trinidad quien daba la cara para ilustrar la situación que padecen. «Estamos desempleados, buscamos trabajo. Mi padre me dice que regrese a la República Dominicana, porque aquí la situación está muy crítica. Pero yo le digo que ya que tengo documentación, tengo que seguir intentándolo. La vida para los latinos, para los que somos inmigrantes, se hace un poco difícil. Porque muchas veces creemos que ir a un país determinado es la mejoría y cuando vienes, sí puede ser que esté, pero hasta ahora no lo he encontrado», aseveraba este joven dominicano que en su país se dedicaba, según su testimonio, a transportar viajeros desde el aeropuerto de Santo Domingo.
Dejó ese puesto para cruzar el charco, aunque, como él mismo dice, la suerte no le ha acompañado. Hasta el punto de que aprovechaba para pedir un trabajo que aún no debe tener. «Tengo carné de conducir y bastante experiencia, tengo papeles en regla y hago actualmente lo que sea, porque vine a buscar una mejor calidad de vida», subrayaba de manera optimista.
Viven al día. De alguna limosna al pedir o de organismos como Cáritas. Incluso iban al comedor social, aunque dejaron de ir por diversos motivos, según comentaban en la primavera pasada.
De igual manera destacaban en su intervención que preferían ir por el camino del civismo. «No estamos metidos en drogas ni en pandillas. Quiero lograr lo que vine a buscar, un objetivo, una mejor calidad de vida y yo sé que con la ayuda de los ciudadanos, pronto podremos salir adelante», proseguía Ismael Trinidad desde el número 23 de la calle Domingo Martínez, que confiaba en asentarse en Valladolid y no tener que volver a hacer las maletas.
Ahora, medio año después, a la espera de que la sentencia sea firme, están obligados al desalojo.
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