La caseta de El Catarro recuperará el alquiler de barcas e hidrobicis en Valladolid tres lustros después
«La idea es abrir en primavera (de 2020) e incorporar audioguías sobre la historia del Pisuerga», anticipa el buzo que promueve el negocio
«El agua es mi vida y creo que era el momento de recuperar una tradición que se perdió con el tiempo y de darle ... un nuevo impulso a un río increíble como es el Pisuerga», anticipa Javier Marqués, el buzo profesional que en los últimos años (2016 y 2018) ha protagonizado las recreación de la primera inmersión prolongada de la historia y que ahora ha logrado la concesión de la caseta histórica de El Catarro para recuperar allí el servicio de alquiler de barcas que desapareció precisamente con la muerte de Lucio Martín, El Catarro, en 2006. Su idea es poner en marcha este negocio, que durante decenios estuvo vinculado al devenir del río, «en torno a la primavera del año que viene».
Cinco casetas ofrecían un centenar de barcas y pedaletas de alquiler en los años ochenta
«Será un proyecto sociocultural y sostenible que intentará revitalizar nuestro río», aclara su impulsor antes de concretar que, en lo que al alquiler de botes se refiere, los usuarios tendrán a su disposición una pequeña flota de media docena de barcas impulsadas por motores eléctricos (ecológicos) y remos, «con lo que podrán optar por cualquiera de las dos opciones a la hora de dar un paseo por el río». Y junto a ellas, como novedad, habrá «seis bicicletas flotantes (o hidrobicis)», una variante de navegación diferente a las tradicionales pedaletas que «está triunfando en medio mundo y que te permite pedalear por el agua sin mojarte», destaca el propio Javier Marqués.
El impulsor del proyecto, que ya ha repintado la caseta en la que El Catarro pasó toda su vida como último eslabón de una familia dedicada al río, prevé elaborar «audioguías con las que los usuarios podrán descubrir la increíble historia vinculada al Pisuerga mientras lo recorren con paradas en puntos» clave como las Aceñas (un vestigio industrial del siglo XIII, hoy en proceso de recuperación parcial), el Palacio de la Ribera (siglo XVII), el lugar en el que se encontraba el ingenio de Zubiaurre (surtió de agua a la ciudad entre los siglos XVII y XVIII) o el punto exacto en la que se realizó la primera inmersión prolongada de un buzo (1602). Todo un patrimonio que «podemos poner en valor y dar a conocer a vallisoletanos y visitantes».
«Las bicicletas flotantes triunfan en medio mundo y te permiten pedalear por el agua sin mojarte»
La tercera pata del negocio, a sumar a los alquileres de botes e hidrobicis y las audioguías, llegará más adelante «con exposiciones temporales de pintura» durante el periodo en el que Javier pretende abrir las puertas de la recuperada caseta histórica de El Catarro, denominación que luce ahora en su honor, «entre la primavera y el otoño, cuando el río, y sus crecidas, te permiten poder trabajar en el embarcadero».
La historia de Lucio
El buzo, por ahora, ha logrado la concesión por parte de la Confederación Hidrográfica del Duero del uso de la caseta, que él mismo acaba de pintar de blanquivioleta, y trabaja en «los pertinentes permisos autonómicos y municipales» para recuperar el servicio de alquiler de barcos que se perdió casi tres lustros atrás. Las riberas del Pisuerga albergaron hasta cinco casetas y un centenar de barcas de alquiler (de remos y pedales) a mediados de los ochenta, cuando el negocio ya languidecía. El último barquero fue Lucio, 'El Catarro', que murió un año después de que el Ayuntamiento le dedicara el paseo que lleva su nombre desde 2005 y que conduce al embarcadero y la playa. Tenía 79 años.
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