Un abogado de Valladolid para descongelar la cúpula judicial
Tribunales ·
El jurista de reconocido prestigio tiene en su haber que conoce la maquinaria judicial desde más ángulos que muchos de sus colegas en el CGPJSi en diciembre de 2013, cuando le nombraron vocal del Consejo General del Poder Judicial con el espaldarazo del Partido Popular –nunca confirma ni desmiente ... su amistad con la familia Rajoy Brey–, le llegan a decir a Vicente Guilarte Gutiérrez que diez años después iba a presidir el órgano de gobierno de los jueces, habría exclamado alguna ironía surrealista digna de Jardiel Poncela. No en vano, el nombramiento de este abogado civilista para asumir las funciones de presidente en suplencia como vocal de más edad del CGPJ no deja de ser una carambola resultado de la renuncia de Carlos Lesmes, la jubilación del magistrado progresista Rafael Mozo a los 72 años y los cuatro años y medio de congelación del Consejo porque los políticos no se ponen de acuerdo en el intercambio de cromos.
Guilarte acudirá a la apertura del nuevo año judicial el próximo 7 de septiembre como presidente de un CGPJ cuestionado y bloqueado por la eterna lucha de los partidos políticos para controlar un órgano que elige a los magistrados de la cúpula del Poder Judicial: el Tribunal Supremo, los tribunales superiores, las audiencias provinciales. El mismo letrado en ejercicio y catedrático de Derecho Civil enunciaba ya el dilema en el II Ciclo de Justicia de El Norte de Castilla en 2014, cuando llevaba apenas un año como jurista de prestigio en el órgano de Gobierno de los jueces: «¿Dónde hay más legitimidad para la elección de los vocales del CGPJ, en el Parlamento o en el gremio de los jueces?» La pregunta sigue sin resolverse. Al abogado y profesor se le presenta una ocasión de oro en este tiempo indefinido que se le abre al frente del Consejo para trabajar por el desbloqueo y la despolitización del órgano.
Algo más que pedigrí
No obstante, Guilarte Gutiérrez es un nadador experimentado en sortear las corrientes de la política judicial y sabe guardar la ropa ante supuestas aguas mansas. Tiene en su haber el conocimiento de la maquinaria judicial desde más ángulos que muchos de sus colegas en el Consejo. Va más allá del pedigrí de pertenecer a una amplia saga de juristas, algunos de los cuales compatibilizaron sus carreras en el mundo del derecho con la política. Su abuelo Vicente Guilarte González (1895-1962) fue magistrado del Tribunal Supremo, catedrático de Civil y decano del Colegio de Abogados de Valladolid además de gobernador de Burgos y su tío Vicente Guilarte Zapatero, fallecido en 2019, además de un reputado catedrático civilista, fue el fundador de UCD en Valladolid en tiempos de la Transición democrática. A esta herencia se une el hecho de que Guilarte es un operador jurídico en ejercicio hasta ayer mismo (tiene que ajustarse al régimen de incompatibilidades que conlleva su nuevo cargo), docente universitario, asesor de colectivos profesionales y representante legal de algunos empresarios de Castilla y León. Y además tiene el 'bonus track' que le aporta su segunda esposa, Felisa Herrero – jefa de Relaciones Internacionales del Consejo desde el pasado año, un nombramiento no exento de críticas por eso de la mujer del césar– que ha sido el último lustro magistrada de enlace española en París, con lo que tampoco le son ajenos al presidente suplente los mecanismos de la cooperación bilateral en materia judicial en el seno de la Unión Europea.
De los Rajoy a Marlaska
Es extensa e intensa su red de contactos y amistades en distintos ámbitos de la universidad, el ejercicio jurídico y la empresa, de todos los colores. Por más que a Guilarte se le identifique con el sector conservador, ejerce de verso suelto. «Me he cansado de oir mi militante adscripción al PP; si coincido con la adscripción al PP que me asignan, me critican, y si discrepo, también. ¿Quid facere?», declaraba en una entrevista a este periódico. Lo cierto es que en su haber de «muy amigos» se cuentan gentes en principio tan dispares como Enrique Rajoy, desde los tiempos en que el jurista vallisoletano ejerció como abogado de los Registradores; o el magistrado y actual ministro del Interior en funciones con el Gobierno de Pedro Sánchez, Fernando Grande-Marlaska, con quien le une (a través de su esposa, que fue compañera de promoción judicial) una amistad personal de años. Las simpatías de Guilarte fluctúan a su manera sin importarle si se ajustan a la coherencia que le exigen unos y otros. Ejemplo de ello es la buena sintonía que mantiene con vocales progresistas como la magistrada Mar Cabrejas, actual miembro de las comisiones de Igualdad y Asuntos Económicos del CGPJ.
En la sede madrileña de la calle Marques de la Ensenada, 8 tiene un buen nudo gordiano para resolver, si quiere
Sardónico, ocurrente y barroco en la oratoria, sus alumnos de Civil de la Facultad de Derecho de la UVA, algunos de ellos, jueces en ejercicio en Valladolid, recuerdan sus clases como un soplo de aire fresco frente al academicismo imperante en aquella época. El presidente por tiempo indefinido del CGPJ Vicente Guilarte Gutiérrez nació en Bilbao en 1953 «porque los vallisoletanos nacen donde quieren», como le gusta apostillar. Dicen quienes le conocen fuera y dentro de los estrados jurídicos y académicos que, de tener que elegir para él un animal totémico que le identifique, sin duda su «animal de poder» sería el zorro, que simboliza no sólo la astucia dada por la inteligencia, sino también la capacidad de hallar soluciones a problemas nuevos que se le presenten. En la sede madrileña de la calle Marqués de la Ensenada, 8 tiene un buen nudo gordiano para resolver, si quiere.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión