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Actual estado de la Olma

El mal estado de la centenaria Olma de Olmedo obliga a plantear su tala en otoño

La enfermedad de la grafiosis, que fue detectada hace un año, pone en peligro la supervivencia de un ejemplar con 500 años de antigüedad y que luce en el escudo de la villa

cristina martín

Domingo, 13 de julio 2014, 10:04

Un símbolo de Olmedo, un lugar donde varias generaciones han podido cobijarse bajo su majestuosa sombra, un árbol que ha contemplado el pasar del tiempo y ha vivido junto a sus vecinos tanto los buenos como los malos momentos. La Olma de la villa del Caballero, la misma que luce en el escudo de Olmedo, lleva un año sufriendo la enfermedad holandesa del olmo, la grafiosis, y tras varios tratamientos y análisis, los técnicos aportan datos negativos, ya que a día de hoy todavía no se ha producido ninguna mejora, lo que puede suponer finalmente la muerte de un árbol con quinientos años de historia.

Durante estos días se cumple un año desde que se observara cómo las hojas de la copa de la Olma, situada en la Plaza de San Andrés, tenían un color amarillento, algo impropio en la época, por lo que el alcalde de Olmedo, Alfonso Centeno, se puso en contacto con la Junta de Castilla y León para que los técnicos pudieran ver el estado del centenario árbol y comprobar qué le ocurría exactamente para tomar las medidas pertinentes. El diagnóstico no ofreció buenas noticias, aclarando que la histórica Olma sufría una grave enfermedad y que habría que tratarla durante un tiempo para saber si se podía salvar.

«Intentaremos que sobreviva porque es una seña de identidad del municipio y no nos daremos por vencidos», tal y como apuntó Alfonso Centeno, al tiempo que explicó que durante la primavera hubo un brote en la Olma, aunque no tuvo demasiada fuerza, por lo que no es suficiente para que sobreviva. «Lo único que nos queda es esperar al otoño y sino talar la Olma», se lamentaba el alcalde olmedano, quien, como el resto de los vecinos, no quiere perderla históricamente, por lo que están pensando en la forma de recordarla siempre si finalmente resulta imposible preservarla por la grafiosis.

Tratamientos preventivos

En este último año se ha realizado una poda fuerte para ver si de esta forma podría rescatarse el árbol y, además, se han llevado a cabo tratamientos preventivos a todos los olmos del municipio con el fin de que no sean contagiados con la grafiosis. «Quedan pocos olmos en la localidad pero todavía tenemos varios ejemplares», aseguró Centeno, quien mostró su satisfacción por que el tratamiento desarrollado en el resto de árboles ha resultado efectivo y todos ellos en este momento están sanos.

La grafiosis es un hongo provocado por un escarabajo del género Scolytus de entre 3,5 y 7 milímetros de longitud, que se propagó en dos semanas por toda la estructura del árbol matando las hojas verdes y el ramaje de más del 50% de la copa. Este tipo de enfermedad se encarga de envenenar la savia del olmo y se propaga recorriendo todo el árbol hasta que termina matándolo.

En la década de los 80 la grafiosis llegó a España y provocó que se redujera en un elevado porcentaje la población de olmos. Desde entonces los diferentes Ministerios de Medio Ambiente han intentado preservar esta especie y para ello han invertido dinero y tiempo en diferentes estudios con el objetivo de mejorarla y que los olmos sean más fuertes ante el ataque de este hongo tan peligroso para la especie.

La pérdida de un símbolo

«Es ley de vida» decía el alcalde de Olmedo, Alfonso Centeno, «en algún momento tenía que morir pero todavía no le tocaba». Así se expresaba el primer edil que mostró su pesar por la pérdida de un símbolo como es la Olma de Olmedo que, aunque todavía no ha dado el último aliento «las noticias que tenemos no son las mejores».

Los vecinos de Olmedo preguntan por su Olma para conocer el estado de un árbol que conocen desde niños y del cual sus antepasados ya les han hablado y contado historias. Ha sufrido guerras, ha disfrutado de los mejores momentos de los olmedanos y, sobre todo, es la seña de identidad y uno de los bienes más preciados de los olmedanos, visitado por los turistas en sus rutas por la villa y lugar de parada obligatoria en verano para hacer un descanso en el camino.

En el mes de julio del pasado año, los expertos explicaban que «salvo que ocurriese un milagro y se pudiese salvarse alguna parte del árbol nada o muy poco se podría hacer». En este momento el «milagro» no ha llegado todavía y cada día que pasa tanto el Ayuntamiento de Olmedo como los propios vecinos ven cómo están perdiendo una parte de su historia, un trocito de su vida, aunque la esperanza es lo último que se debe perder, por lo que todavía quedan varios meses antes de hablar de la muerte del árbol, pero nunca del final en la memoria de quinientos años de leyenda para la localidad.

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