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FIDELA MAÑOSO
Viernes, 16 de julio 2010, 11:11
La Universidad de Valladolid ha seleccionado cinco de los doce proyectos innovadores presentados por sus estudiantes en el programa piloto puesto en marcha para proteger los resultados de estas iniciativas, que pueden tener aplicación en el campo industrial y comercial, y registrarse finalmente como patentes.
Los proyectos seleccionados son el diseño de una pala de piragüismo en composite reforzado con fibra de carbono, realizado por Pedro Sanz; unas nuevas células fotovoltaicas 3D flexibles, de Pablo Martín; un aparato para la generación de llamas hidrotermales, desarrollado conjuntamente por Pablo Cabeza, Cristina Jiménez y Joao Paulo Silva; un sistema de localización de personas en entornos de interior mediante sensores inerciales, de Pablo Alberto García, y un prototipo de acunado automático, obra de Tobías Bailón. Todos ellos pertenecen a las ETS de Ingenieros Industrial, excepto el segundo, que corresponde a la de Ingenierías Agrarias, del campus de Palencia.
La beca que recibirán los seleccionados consiste en 1.500 euros, la formación específica en materia de protección y comercialización de tecnología, el registro del resultado en la Oficina española de Patentes y Marca, y la posibilidad de participar en la posible explotación económica de la misma.
El vicerrector de Investigación, Luis Miguel Nieto, señaló que se trata de una novedosa convocatoria que pretende favorecer actividades de transferencia del conocimiento en el proceso formativo del estudiante, por lo que la comisión de selección ha tenido en cuenta tanto la actividad inventiva del trabajo, la novedad mundial que suponga y su aplicación industrial. Además, la institución académica tiene previsto continuar convocando este tipo de becas a las que pueden concurrir estudiantes de cualquiera de las titulaciones oficiales, así como a los alumnos de cualquier máster oficial o doctorado que se imparten en la Universidad de Valladolid.
Calidad
Por su parte, Yolanda Calvo, directora de Innovación de la Fundación General de la UVA, destacó la calidad de los proyectos presentados, al tiempo que auguró un «mayor número de becas» para la próxima edición del programa, que se convocará «previsiblemente» hacia finales de año. A su juicio, lo menos importante en este caso es el montante económico de las becas, «lo destacable son los aspectos cualitativos y formativos».
Asimismo, se felicitó por el resultado de la iniciativa, a pesar de tratarse de una «carrera contra el tiempo», puesto que se convocó el 17 de junio y el plazo de presentación finalizó el 30 del mismo mes.
Este programa piloto se enmarca dentro del Proyecto de Actividades de Transferencia de Conocimiento de la Universidad de Valladolid al tejido empresarial (T-CUE2) y está financiado por la Junta de Castilla y León.
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