El patrimonio de Medinaceli resulta más que óptimo, pero siempre es mejorable, y más cuando se trata de nuestro pueblo y de sus innumerables posibilidades. Hay muchos motivos para visitarlo. No podemos olvidar que nos encontramos en una zona que ha estado poblada desde la prehistoria. Su término municipal estuvo ocupado por los celtíberos que habitaban en el alto Jalón. Para los romanos supuso un punto importante en la vía XXIV. Durante el califato Omeya, en 946, se reconstruyeron sus murallas y fue testigo de los enfrentamientos entre Almanzor y su suegro. Luego, con el ducado de Medinaceli, la villa llegó a un momento de auge y cambió su trazado urbano. Ser un cruce de caminos entre tres cuencas hidrográficas nos ha hecho ser un punto estratégico entre las dos Castillas y Aragón.
Las actividades culturales también son un reclamo para el visitante. En julio disfrutamos del festival internacional de música Villa de Medinaceli, en la colegiata. En junio y julio, en el palacio ducal, se realizan numerosos conciertos que son el preludio del festival de ópera que se realiza en agosto. Sin olvidar otras actividades como conferencias, presentaciones literarias o el mercado medieval.
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También formamos parte de la ruta del Cid y de la red de pueblos más bonitos de España. Gastronómicamente destacan los asados de cordero, los torreznos, las migas, las setas o la sopa castellana. En lo puramente patrimonial, Medinaceli es más que un conjunto de monumentos…. es historia, arte y sus gentes.
Además de las maravillas naturales que nos rodean, nos enorgullece que el únicoarco romano de triple arcada de la península, del siglo I y Monumento Nacional desde 1930, esté en Medinaceli. Me conformaría con perpetuar y aumentar el valor patrimonial. A corto plazo me gustaría ver acabada la consolidación de la muralla, restaurada la colegiata o contar con la implicación personal de los propietarios de algunos de los edificios.