Maestros de la guerra
Regresa ‘Warhammer 40.000: Dawn of War’ con una tercera entrega que busca enfatizar lo esencial de la saga: batallas entre facciones con la estrategia en tiempo real más pura
PPLL
Sábado, 6 de mayo 2017, 19:58
El estudio Relic Entertainment ha decidido que ya era el momento de traer de vuelta una de sus franquicias más importantes: Warhammer 40.000: Dawn of War, con una tercera entrega que no dejará indiferente a ningún usuario. En Dawn of War III homenajean al género de la estrategia en tiempo real, y lo hacen enfatizando su más pura esencia: batallas directas en las que dominar todos los entresijos de cada facción será clave. Vuelve un clásico sabiéndose clásico y, quizás, con las novedades justas, pero con todo el potencial que ha tenido la franquicia.
El mundo de Warhammer nació como un universo de fantasía creado para los juegos de miniaturas y rol de la editorial Games Workshop, una de las más importantes, sino la que más. En él se mezclan razas tales como elfos, orcos, los temibles skavens (ratas antropomórficas) o enanos y humanos; cada uno con sus héroes, su hogar y su trasfondo. Los continuos combates entre estas facciones fueron el ingrediente perfecto para enriquecer unos juegos que han dado el salto de las mesas de los hogares a los videojuegos con una naturalidad pasmosa. Era cuestión de tiempo que el potencial de la marca se trasladase al terreno del ocio electrónico y en concreto al terreno de los RTS (Real Time Strategy, en inglés), juegos de estrategia en tiempo real.
Un género que le venía como anillo al dedo a un mundo que nació precisamente para dotar de épica a las miniaturas y el modelismo que publicaba Games Workshop. Fruto de esta adaptación a las pantallas de los ordenadores surgió una saga que destaca sobre muchas otras: Warhammer 40.000: Dawn of War, cuya primera entrega vio la luz en 2004. El título adaptaba la vertiente de ciencia ficción de Warhammer y conseguía plantar cara al auténtico dueño y señor del género: Starcraft, obra de los californianos Blizzard Entertainment. El hecho de contar detrás con una marca tan importante como la creación de Games Workshop ya era un aliciente importante, y de esta forma la saga obtuvo muchos fans desde el inicio.
Tras varias expansiones, la segunda entrega llegó nada más y nada menos que cinco años después, con un Dawn of War II cargado de novedades, como un modo cooperativo y un mayor peso para la narrativa. Ahora, tras 8 años de espera, Relic Entertainment ha decidido que es el momento idóneo para seguir alimentando al ejército de fans de una saga que se ha convertido en valedora de un género que nunca pasará de moda. En Warhammer 40.000: Dawn of War III los usuarios volverán a encontrarse con esa fantasía futurista y distópica y la ambientación sangrienta y sucia de siempre, principales características de este universo. Todo resultará familiar al aficionado de siempre, que tendrá ante sí una guerra total entre tres ejércitos donde tendrá que tomar partido.
Las tres facciones disponibles para el jugador son viejas conocidas del universo Warhammer 40.000. Por un lado, están los Marines Espaciales, humanos mutados genéticamente pare defender a la humanidad de amenazas exteriores. No podían faltar también los tan violentos como alocados Orkos; y por último los Eldar, una suerte de elfos del futuro. Cada uno de ellos cuenta con sus propias características y unidades, de manera que será el usuario el encargado de elegir en función de su estilo de juego. Por ejemplo, mientras los Marines son más equilibrados y accesibles, los Eldar son la facción más rápida pero que requiere una mayor habilidad para controlarlos.
El Modo Historia, siempre interesante en Dawn of War, cuenta en esta ocasión con 17 misiones narradas desde la perspectiva de cada bando, con el misterio de una antigua profecía que afectará al destino de Gabriel Angelos, Farseer Macha, y Gorgutz el Kazakabezaz, los héroes de las diferentes facciones. Quizás la posibilidad de elegir solo tres ejércitos se antoja algo limitada, especialmente en el caso del modo multijugador que permite al usuario enfrentarse a otros jugadores, teniendo la posibilidad de formar equipos de hasta tres estrategas. Es evidente que con las expansiones que están por llegar Relic incluirá nuevos ejércitos (previo pago, claro), pero un mayor número de opciones no hubiese venido mal.
En cualquier caso, Orkos, Marines y Eldar están muy bien trabajados, tanto a nivel de diseño como de jugabilidad. Una de las principales novedades del título son las unidades de élite, poderosos combatientes que el jugador podrá coleccionar. Al principio de cada batalla se han de elegir tres, los cuales se despliegan en el combate invirtiendo puntos de élite. Las hay que requieren más puntos y otras menos, y saber elegir el momento exacto de invocarlas, así como el dominio de sus habilidades, marcará el devenir de la batalla. El juego también enfatiza la estrategia con las denominadas doctrinas, bonificaciones tanto para las unidades de élite como el ejército en general, ya sea añadiendo habilidades o con efectos pasivos en el campo de batalla. Entre la decena que hay para elegir, será el jugador el encargado de estudiar la que mejor le conviene.
Es evidente que, en este sentido, Relic ha querido profundizar en la más pura esencia del juego, con elementos clave que invitan al usuario a dominar el campo de batalla como nunca antes. Además, regresa la posibilidad de personalizar el ejército, con un guiño directo al modelismo de Warhammer en físico. En conclusión, aunque para algunos usuarios las novedades puedan parecer pocas, lo cierto es que, visto en detalle, el título ha sabido mejorar una fórmula eterna que, tratándose de un RTS, no es decir poco. Dawn of War III es un juego imprescindible para aquellos aficionados al género por lo bien que homenajea el gran trabajo que ya hizo el estudio hace tantos años. Y a mayores, sabe honrar al fantástico universo creado por Games Workshop. Después de unas partidas, no serán pocos los que se animen a pintar unas cuantas miniaturas.